Kurama estaba sumido en sus pensamientos mientras observaba el bosque a su alrededor, su ropa rasgada y su expresión llena de resignación. A su lado, Medu dormía apoyada en su hombro, completamente ajena a lo que había ocurrido la noche anterior.
Recordó el evento con claridad: era el cumpleaños de Medu, y, tras emborracharse, le propinó una tremenda paliza. Kurama, inicialmente sorprendido, se vio obligado a defenderse. Usó su magia de aire al máximo, intentando retirar el oxígeno del área para detenerla. Sin embargo, casi se dio una bofetada mental al darse cuenta de que tanto él como Medu no necesitaban oxígeno para sobrevivir, lo que hizo su táctica completamente inútil.
Desesperado, cambió a su magia vampírica, pero tampoco tuvo éxito. Al final, simplemente se resignó a recibir la paliza. Medu, después de desahogar todo su enfado por el exceso de trabajo, finalmente se desmayó bajo el efecto del alcohol y se durmió sobre el hombro de Kurama.
Kurama soltó un suspiro largo y resignado. Él, una buena persona, había sido golpeado por su secretaria, que parecía aprovechar cualquier oportunidad para descargar sus frustraciones laborales. Triste, miró a Medu un momento antes de decidir llevarla a su cama con cuidado. Luego, se fue en silencio, dirigiéndose a su lugar de estudio para continuar investigando magia elemental.
(los cache pillines pensaron que habían hecho el chaca chaca malpensados)
Kurama estaba entrando en crisis. Sentía que no estaba progresando.
Magia de agua: Ya la había dominado. Magia de fuego: Demasiado lenta para su gusto. Magia de viento: Su favorita y, a su parecer, la más letal de todas. Simple: la sangre contiene oxígeno, y el oxígeno es aire.
Fuera de las magias elementales, la magia élfica no podía mejorarla a menos que fuera un elfo. Lo mismo ocurría con la magia vampírica, que requería ser un rey demonio de raza vampírica para liberar todo su potencial. En cuanto a la magia primordial, solo podría mejorarla con ciertos objetos, o simplemente no le sería útil.
Estaba estancado. Odiaba no poder hacerse más fuerte de manera moralmente correcta. No era como Medu, que podía absorber toda la magia de su entorno y fortalecerse físicamente. Además, ya no contaba con su habilidad de absorción. Sin embargo, su mirada se iluminó: ¡podría crear su propia magia de absorción! Aunque suspiró... ¿En qué magia basarla?
Entonces recordó a su contraparte malvada, que utilizaba magia de vida invertida. Parecía fácil en teoría, pero la práctica sería extremadamente difícil. Con una idea clara en mente, comenzó su nueva investigación: la magia de vida, una magia que, si se dominaba por completo, podría incluso revivir a los muertos.
Pasaron los años... Tres, siete, doce, veintiuno. Desde el ala del castillo donde trabajaba Kurama, se podían ver destellos de rayos, llamaradas y luces de todos los colores. Mientras tanto, Medu, ocupada con sus responsabilidades como emperatriz, negociaba tratados de paz con ciudades y otros reyes demonios. En este momento, estaba frente a Guy Crimson, el Señor del Infierno Escarlata, acompañado de sus dos sirvientas.
Medu habló con una voz severa, como si sus palabras fueran ley:
—Restricciones del tratado número uno: No puedes tocar mis territorios. Si un demonio tuyo desata el caos, morirá. Y si intervienes, tú también.
Aunque sonaba autoritaria, Medu suspiró internamente. Recordaba lo que Kurama le había explicado sobre la situación: la Reina Demonio Milim Nava, los tres dragones primordiales, los reyes elementales y los ángeles arcanos... Todos estos seres, incluidos Guy y otros reyes demonio, estaban bajo la influencia de Veldanava, quien les había impuesto sus leyes y castigos. En otras palabras, aunque Medu amenazaba a Guy, sabía que no podría hacerle daño físico, ni siquiera si quisiera.
Aun así, no necesitaba llegar a eso. Comenzó a liberar su aura, asfixiando a Guy y a sus sirvientas. Luego, con una mirada desquiciada, apoyó sus pies sobre la mesa y declaró con frialdad:
—Si uno de tus demonios destruye una de mis ciudades, tú no tendrás más ciudades. ¿Entiendes?
Guy, a pesar de sentirse intimidado, respondió con un aire orgulloso:
—Este territorio no te pertenece. —Desplegó un pergamino que contenía un mensaje escrito por Kurama—:¡Hola hijos de puta! Soy Kurama. El territorio de las ciudades destruidas en el oeste ahora me pertenece. Se agradece la comprensión. Muchas gracias. luego dijo: Este territorio está conquistado bajo el nombre de un tal Kurama. Tú solo eres la voz de la ciudad. No te atreverías a desatar una guerra ni destruir mi territorio sin el consentimiento de esta persona.
Lo dijo con confianza y algo de aburrimiento. Medu, sin inmutarse, creó una esfera mágica que desplegó millones de círculos mágicos apuntando directamente hacia el territorio de Guy.
—Parece que no entiendes, pequeño pelirrojo. Comparado conmigo, eres débil. Acepta el contrato o desaparecerás del continente.
Al final del día, el Reino Demoníaco y el Reino Meruma habían firmado un acuerdo. Era un tratado extremadamente injusto, donde los demonios del Reino Demoníaco podrían ser tratados como sirvientes por los ciudadanos de Meruma.
Mientras tanto, Kurama gritaba de felicidad en su laboratorio. Después de 24 años de arduo trabajo, finalmente había creado la magia de absorción, basada en la capacidad de su contraparte malvada. Observó el horizonte y la ciudad que se extendía ante él, sorprendido.
—¿Cuándo se llenó tanto la ciudad? —se preguntó, confundido.
Sin perder más tiempo, comenzó a recorrer sus territorios, asombrado por todo lo que había sucedido durante los 24 años que pasó investigando magia. En un momento, fue atacado. Confundido, se dio cuenta de que un hombre con cola de lagarto, que vestía una armadura, lo estaba enfrentando.
—¡Está prohibido volar en la ciudad! ¡Baja de inmediato! —le ordenó el hombre.
Kurama, sin reconocer las nuevas reglas de su propio reino, aterrizó y suspiró. No reconocía las calles ni las normas. Se dirigió hacia el castillo, curioso por descubrir qué había hecho Medu y qué cambios se habían implementado mientras él estaba absorto en su investigación mágica.
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¡KURAMA SOY INVENCIBLE EN VARIOS MUNDOS¡
FantasySan, un pobre diablo con mala suerte, transmigró al cuerpo de Kurama, pero no a cualquier Kurama, sino al ¡Kurama recién creado! Plácidamente pensó: "Tengo 800 años para fortalecerme y conocer a Hashirama y Madara. Estoy seguro de que podré ¡derrota...