Kurama estaba en su habitación, desorientado. Algo le ocurría que ocurría pocas veces: había alcanzado la cima de el poder de este mundo. Durante toda su vida, había buscado maneras de fortalecerse. Había dominado cada magia que conocía, y habilidades incluso desarrollado habilidades propias, mejorado su cuerpo al máximo, y se había convertido en un herrero de alto nivel, capaz de forjar armas de grado único, solo por debajo de las legendarias y las divinas. Pero ahora, ¿Qué haría?
Medu, su fiel compañera, se encargaba del reino de manera impecable. Era más fuerte que él físicamente como energéticamente, aunque kurama nunca admitiría lo ultimo, así que Kurama no se preocupaba por su seguridad. Además, el único ser capaz de dañarla había muerto por iniciativa propia. Kurama suspiró y descendió por el castillo, notando con cierta incomodidad lo perdido que se sentía. Siempre había tenido claro su objetivo: volverse más fuerte. Pero, ahora que lo había logrado, solo le quedaba esperar. Aún faltaban 1,698 años para que comenzara la trama y sin un sistema como el Gran Sabio o el de Edgar, no podría convertirse en un dios, como Rimuru Tempest, el protagonista que aparecería en ese tiempo.
Suspiró de nuevo mientras observaba por la ventana. En la lejanía, vio a una pareja besándose, lo que hizo que una idea, algo ridícula para él, le cruzara por la mente: tener una pareja. En el pasado, lo habría considerado un pensamiento estúpido, pero ahora, ¿por qué no? Con esa idea, decidió que era momento de intentarlo. Fue directo a ver a Medu, su compañera de confianza, y tras explicarle su razonamiento, la reacción de ella fue bastante inesperada.
—¡¿Señor Kurama, tiene fiebre?! —exclamó Medu, visiblemente sorprendida.
Kurama negó con la cabeza, pero Medu continuaba mirándolo con incredulidad. Finalmente, asintió con cierto enfado y dijo:
—Bueno, el señor Kurama puede hacer lo que quiera —respondió, enfurruñada, mientras se alejaba.
Con sus sentidos mejorados, Kurama la escuchó murmurar:
—Podemos dominar el mundo, pero quiere conseguir una pareja...
Y, en voz aún más baja, añadió:
—¿Debería hacer lo mismo?
Sin más, Kurama se dispuso a comenzar su búsqueda. Empezó por establecer algunos criterios básicos: su futura pareja debía ser de una raza longeva, poderosa, y, por supuesto, debía ser hermosa. Después de todo, en su forma humana, él mismo era increíblemente apuesto, como si su rostro hubiera sido tallado por ángeles, pensó, permitiendo que su narcisismo se apoderara de él por un momento.
Descartó rápidamente a las mujeres que conocía. Luminous, por ejemplo, era lesbiana, así que no había forma. Medu, aunque poderosa y leal, no era una opción que considerara en este momento. Ramiris... solo pensar en el besándola con tan terrible diferencia de tamaño, la le producía náuseas. Con sus conocidas eliminadas de la lista, decidió salir a recorrer sus ciudades.
Mientras caminaba por una de ellas, notó a una chica increíblemente hermosa. Sintió incluso un poco de envidia por su belleza, pero cuando alguien se dirigió a ella diciendo: "¡Oye, Leonerd! ¿Cómo estás?", se dio cuenta de inmediato que no era una chica, sino un hombre travestido. Con un escalofrío recorriéndole la espalda, se alejó rápidamente, temeroso de que su heterosexualidad pudiera tambalearse.
Siguió buscando y, finalmente, encontró a una mujer recatada y lo suficientemente atractiva para su gusto. Sin embargo, antes de poder hacer algo, un hombre se le acercó y le gritó:
—¡Oye, qué le coqueteas a mi esposa!
Kurama suspiró y se fue. Su búsqueda continuaba infructuosa. En algún momento, llegó a un bosque de elfos y, con algo de creatividad, cambió su forma para que sus orejas se volvieran puntiagudas como las de un elfo. Sin embargo, ni siquiera en ese bosque encontró a alguien que cumpliera con sus estándares de belleza.
Vagó de bosque en bosque hasta que llegó a lo que suponía era uno de los principales bosques élficos. Allí, conoció a una chica salvaje y orgullosa, con un nivel de poder bastante alto, pero ella era tan terriblemente hetero que, incluso tras siete años de coqueteo, no se dio cuenta de que Kurama intentaba conquistarla. Finalmente, un día la besó, y solo entonces ella comprendió sus intenciones, aunque un solo beso no fue suficiente para solidificar su relación.
Desafortunadamente, los elfos no aprobaban que él estuviera con ella, y aunque nunca supo la razón exacta, eso puso fin a su búsqueda en ese bosque.
Kurama continuó su vagabundeo por el mundo y, eventualmente, conoció a una maga de fuego. Era entusiasta, poderosa y amable, pero era humana, y eso complicaba las cosas. Estuvo con ella durante 15 años, viendo cómo envejecía rápidamente. Tuvieron relaciones, pero pronto descubrió que la raíz mágica de la chica la volvía infértil, ya que absorbía demasiada energía en la parte inferior de su estómago. Con el tiempo, Kurama la vio envejecer en el transcurso de 48 años y, al final, cuando ya no respiraba, sonrió. Había sido una buena experiencia.
Kurama, ahora con 1,912 años, siguió buscando. Tuvo otras dos parejas, pero ambas terminaron mal. Una fue una sirena, asesinada por un monstruo marino al que él posteriormente vengó. La otra fue una vampira, asesinada por sus propios súbditos con una poción. Ambos sucesos ocurrieron cuando él no estaba cerca. Ahora, con 2,003 años, Kurama concluyó su búsqueda amorosa. Fueron experiencias interesantes, y las recordaría por siempre.
Tras dos semanas, regresó a su castillo y saludó a Medu con un cálido abrazo. Esa noche, cenaron juntos y luego, sintiendo la tranquilidad de estar en casa, Kurama volvió a su taller de herrería, creando armas como el herrero de alto nivel que era.
(aqui les dejo un kurama y medu chibi)
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¡KURAMA SOY INVENCIBLE EN VARIOS MUNDOS¡
FantasySan, un pobre diablo con mala suerte, transmigró al cuerpo de Kurama, pero no a cualquier Kurama, sino al ¡Kurama recién creado! Plácidamente pensó: "Tengo 800 años para fortalecerme y conocer a Hashirama y Madara. Estoy seguro de que podré ¡derrota...