llegando al continente demoniaco

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Kurama, Medu y Edgar continuaban su viaje hacia el Continente Demoníaco. Mientras avanzaban por un extenso bosque, la noche comenzaba a caer. El cielo se tornaba de un tono violáceo, y las estrellas empezaban a asomarse. Kurama, notablemente más calmado debido a la habilidad de Edgar para reprimir su arrogancia, sugirió en tono humilde:

—¿Y si volamos? Esto se está haciendo un poco largo.

Medu, acostumbrada a la imponente arrogancia de Kurama, alzó una ceja en confusión. Normalmente, él habría exigido algo como: "¡Estamos perdiendo el tiempo! ¡Deberíamos volar para mostrarle a esta tierra quién manda!". En cambio, había hecho una simple pregunta. Sacudiendo la cabeza, algo sorprendida, Medu accedió.

—Está bien, volemos —respondió mientras invocaba un hechizo de viento.

Ambos elevaron vuelo, surcando los cielos con magia. Medu no pudo evitar sentir que algo andaba mal con Kurama. No había grandes olas de energía ni manifestaciones de poder descontrolado. Su amigo casi líder, quien solía gozar de imponer su presencia con cada movimiento, ahora flotaba de manera moderada y controlada. Mientras volaban, Medu observó cómo Kurama miraba el horizonte sin la usual chispa de altivez que lo caracterizaba.

"Si se enfrenta a alguien fuerte en este estado...", pensó preocupada. "Si toda esa arrogancia reprimida se libera de golpe, podría ser desastroso".

Después de varias horas de vuelo, Medu sintió el vacío en su estómago, recordando que ella necesitaba alimentarse. A diferencia de Kurama, un ser compuesto de energía pura que no requería comida, Medu seguía teniendo necesidades físicas. Bajaron a una pequeña ciudad situada entre colinas. A simple vista, parecía una urbe tranquila, aunque el hecho de estar oculta del sol por las montañas le daba un aire misterioso.

Al acercarse a las puertas, un guardia delgado les bloqueó el paso. Los observó con indiferencia antes de decir:

—Son 20 monedas de plata o 2 de oro 

—tome dijo kurama con tranquilidad casi de manera servicial

—el  guardia agarro 4 monedas de oro de kurama asintió y los dejo pasar

kurama le agradeció al guardia la entrada lo que hizo fruncir el seño de medu pero lo dejo pasar.

en el camino kurama choco con un tipo que caminaba queriendo provocar problemas y cuando se toparon kurama dijo molesto pero calmadamente por favor quítese de mi camino.

el hombre no le hizo caso y lo golpeo y empezó a pelear con kurama aunque rápidamente fue derrotado por kurama.

en su camino kurama miraba todo y escuchaba susurros de el ¿Qué lugar aceptaría que me quede a dormir?

Medu lo miró fijamente, quedo estupefacta y entendió kurama ahora sin su arrogancia empezaba a tener inseguridades algo que le molesto profundamente  se giró hacia Edgar y dijo con severidad:

—Cancela la habilidad. Ahora.

Edgar, sintiendo el peligro en la voz de Medu, obedeció de inmediato. Tan pronto como lo hizo, un cambio drástico ocurrió en Kurama. Su postura se enderezó, sus hombros se levantaron con orgullo, y su mirada altanera volvió. Observó la ciudad como si fuera su dominio personal y soltó:

—¿Por qué deberíamos perder el tiempo buscando una posada si podemos simplemente apropiarnos de un palacio?

Sin pensarlo dos veces, agarró la mano de Medu y se dirigió hacia el imponente castillo en el centro de la ciudad, mientras Edgar flotaba cerca, observando el cambio radical en la actitud de Kurama.

¡KURAMA SOY INVENCIBLE EN VARIOS MUNDOS¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora