oculto

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Kurama se sorprendió al escuchar la noticia de la fundación del Gobierno Mundial. "¿Así que finalmente lo han creado?", murmuró, recordando a los 20 reyes y comparándolos con los nobles del inicio de la trama de One Piece. "Vaya, parece que las drogas hacen maravillas", pensó sarcásticamente, comparando las diferencias entre el pasado y el presente.

Por un momento, Kurama consideró la posibilidad de destruir el Gobierno Mundial. Con su dominio del haki de armadura y observación, y aunque su haki del conquistador aún era más débil que el de Tiwing, sentía que podría enfrentarse a ellos. Sin embargo, rápidamente desechó la idea. Mientras meditaba, su cuerpo comenzó a crecer, alcanzando su tamaño máximo.

"¿Qué ha pasado?", se preguntó, sorprendido por el repentino cambio. Pronto comprendió que la mujer que lo había encogido debía haber muerto de vejez. Con su inmenso tamaño restaurado, Kurama reflexionó sobre las habilidades únicas en este mundo. "Este no es el mundo de Naruto donde las habilidades siguen un patrón similar. Aquí, hay poderes de todo tipo. ¿Qué pasaría si alguien pudiera controlar zorros?". Aunque dudaba de la existencia de tal habilidad, no podía descartar ninguna posibilidad en este extraño mundo.

Decidió entonces adoptar una estrategia cautelosa. Cada 50 años, se sellaba dentro del cuerpo de un niño, esperando en silencio y observando el mundo. Así pasaron 340 años, y ahora, con 1351 años, se encontraba dentro de un joven al que su madre llamaba con cariño: "¡Vegapunk, ven a comer!"

Kurama quedó estupefacto. ¿Vegapunk? Ese no era el nombre de un simple niño. Vegapunk era el científico loco que en el futuro estaría estudiando los linajes y las Frutas del Diablo en el Gobierno Mundial. Kurama observó cómo, tras perder a un familiar por una enfermedad genética, Vegapunk se obsesionó con la idea de mejorar la humanidad. "¿Y si todos tuvieran el mejor linaje? Esto no podría pasar, ¿verdad?", se decía a sí mismo mientras comenzaba sus estudios.

Vegapunk se sumergió en la investigación, pidiendo a su familia libros, especialmente de biología, aunque había pocos disponibles. Para él, cualquier cantidad era suficiente. Veinte años después, era conocido como un científico loco, y Kurama se encontró desconcertado. "¿Cómo es posible que haya cañones, caracoles transmisores y barcos de metal, pero no automóviles?"

Finalmente, Kurama observó cómo varias personas llegaban para llevarse a Vegapunk al Gobierno Mundial, donde comenzarían sus investigaciones.

Dentro del cuerpo de Vegapunk, Kurama observaba cómo aquel niño que alguna vez quiso mejorar el mundo ahora estaba obsesionado con perfeccionar los linajes, desviándose completamente de su objetivo original. Un día, Vegapunk obtuvo una fruta del diablo que multiplicaba su inteligencia doce veces, lo que le permitió continuar sus investigaciones. Kurama, como siempre, aprovechó para escuchar todo lo que podía y así obtener más información sobre este mundo.

Un día, mientras descansaba en su espacio mental, Kurama suspiró y echó un vistazo fuera de los barrotes. Para su sorpresa, encontró a Vegapunk mirándolo con gran asombro. Ambos quedaron sorprendidos, y Kurama preguntó: —¿Cuándo llegaste aquí?

Vegapunk, sin mostrar emoción alguna, respondió: —Hace 410 minutos... o mejor dicho, 7 horas.

Kurama quedó en silencio, sin saber si sentirse incómodo o asombrado por el hecho de que Vegapunk había estado viéndolo durante tanto tiempo. Finalmente, decidió ignorar esos pensamientos y, con arrogancia, preguntó: —¿Qué quieres saber?

Al instante, liberó su haki de conquistador, haciendo que Vegapunk cayera de rodillas ante la presión. Sin embargo, el científico, lejos de asustarse, mostró un entusiasmo desbordante: —¿Cómo puedes moverte siendo tan grande? Tus músculos y huesos no deberían ser lo suficientemente densos. ¿Qué tamaño tiene tu cerebro? ¿Cuántas veces eres más inteligente que una persona normal? ¿Cuántos años tienes?

Vegapunk siguió bombardeando a Kurama con preguntas, tantas que éste se mareó. Kurama, visiblemente irritado, le gritó: —¡Cállate!

Tras calmarse un poco, comenzó a responder: —No debería poder moverme, pero mi energía recorre mis huesos, lo que me permite moverme con facilidad y a gran velocidad. No sé qué tan grande es mi cerebro ni cuántas veces soy más inteligente que una persona normal.

Durante la siguiente hora, Vegapunk continuó lanzando preguntas, mientras que Kurama respondía o simplemente admitía que no sabía la respuesta. Finalmente, Vegapunk hizo una pregunta más: —¿Desde cuándo estás dentro de mí?

Kurama, algo cansado de la sesión, respondió: —Desde que tenías 4 años.

Vegapunk asintió, como si hubiera atado cabos. —Ya veo... ¿Puedo comparar tu pelaje con el de un zorro normal? —preguntó con curiosidad científica.

Kurama, interesado en la idea, decidió cooperar. Ya no era un ser de chakra, sino de carne y hueso, y él mismo se preguntaba qué diferencias tendría en comparación con un zorro común. —De acuerdo —dijo Kurama.

Con un simple gesto, arrancó un pequeño mechón de pelo junto con un trozo de carne y lo arrojó fuera del sello. Para Kurama, un ser de 1600 metros, perder un metro de carne y pelaje era algo insignificante, como una pequeña astilla que apenas sangra

¡KURAMA SOY INVENCIBLE EN VARIOS MUNDOS¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora