Kurama y Medu viajaban con un total de 17 bolsas llenas de dinero. Kurama pensó satisfecho: "Con esto ya tenemos para una mansión, ¿verdad?". Luego le dijo a Medu:
—Volvamos a la casa.
Medu, mientras levitaba y cargaba 11 bolsas, dijo con voz temblorosa pero esperanzada:
—¿No tendré que cargar más bolsas?
Kurama, sintiendo algo de culpa, le respondió:
—No, ya no.
Al escuchar eso, Medu gritó de felicidad:
—¡Vamoooos!
Kurama, viendo su entusiasmo, decidió cargar 6 bolsas con sus colas para aliviarle el trabajo. Juntos se dirigieron a la casa de Saitama.
Saitama, que estaba a punto de llegar a casa, vio a lo lejos una escena que lo dejó perplejo: un zorro de 5 metros con diez colas cargando 6 bolsas, acompañado de una medusa de 3 metros levitando con 11 bolsas. Confundido y algo molesto, pensó: ¿Mis mascotas pueden agrandarse? ¿Cómo recuperaré mi puerta y parte de la pared?
Al entrar a la casa, vio que Kurama y Medu habían roto la puerta en su camino, y ahora colocaban las bolsas en la parte más vacía del hogar antes de encogerse de nuevo. Saitama, a punto de regañarlos, vio cómo Kurama rompía una de las bolsas, dejando caer varios billetes. Su enojo desapareció al instante, y fue reemplazado por pura euforia.
—¡Billetes, muchos billetes! —murmuró Saitama con una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja, mientras acariciaba a Kurama, que no se lo esperaba, y a Medu, que se relajó al contacto.
Saitama miró las bolsas de dinero, casi salivando de felicidad. Kurama, sin decir nada, le entregó las zapatillas del tipo de pelo amarillo que había robado antes. Saitama, emocionado, se las puso y luego se miró al espejo, admirándose. Aunque su ropa estaba destrozada, con esas zapatillas se sentía bastante guapo.
Kurama, por costumbre, encendió la televisión. Al parecer, Saitama había pagado la luz mientras ellos no estaban, probablemente para mantener la refrigeradora funcionando. Lo primero que apareció en la pantalla fue una noticia alarmante:
—¡Un zorro y una medusa han asaltado 17 bancos! Varias personas conocidas fueron derrotadas, desde el maestro samurái del dojo de Ciudad E hasta Bang, el mayor artista marcial de Ciudad Z, junto con otros...
Saitama, con los ojos bien abiertos, miró las 17 bolsas de dinero frente a él y luego a sus mascotas, el zorro y la medusa. "¿Mis mascotas asaltaron 17 bancos y derrotaron a varias personas poderosas? ¿Qué pasa en este mundo?" Pensó, todavía incrédulo. Recordó haber visto a sus mascotas antes de entrar en la casa, cuando eran claramente de 5 y 3 metros respectivamente.
"¿Cómo derrotaron a personas tan poderosas con ese tamaño?", se preguntó, empezando a dudar. Pero luego miró las 17 bolsas de dinero. "17 bancos fueron robados... y tengo 17 bolsas de dinero aquí..."
Saitama estaba cada vez más desconcertado.
"¿Somos los humanos tan débiles como para que un zorro de 5 metros y una medusa de 3 metros roben 17 bancos?"
Mientras más lo pensaba, más confuso se sentía. Finalmente, llegó a una decisión:
—¡Es el dinero de mis mascotas, entonces es mi dinero! ¿Por qué lo devolvería?
Con esa conclusión, se fue a comer y beber. Al acostarse, aún pensativo, se preguntó:
—¿Qué debería comprarme con mi dinero?
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¡KURAMA SOY INVENCIBLE EN VARIOS MUNDOS¡
FantasySan, un pobre diablo con mala suerte, transmigró al cuerpo de Kurama, pero no a cualquier Kurama, sino al ¡Kurama recién creado! Plácidamente pensó: "Tengo 800 años para fortalecerme y conocer a Hashirama y Madara. Estoy seguro de que podré ¡derrota...