aliada marina y nueva habilidad

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Kurama se acercó y, ¡bam!, golpeó a la medusa con tal fuerza que la devolvió al laboratorio. La medusa, sin perder tiempo, gritó telepáticamente: "¡Me rindo!". Kurama, quien esperaba una batalla épica entre seres gigantes, quedó completamente estupefacto. La medusa, o más bien su dirección, ya que carecía de ojos o cabeza, se dirigió a Kurama.

Kurama, aún sorprendido, preguntó: "¿Por qué debería perdonarte?". En respuesta, la medusa liberó una corriente de energía refinada y dijo telepáticamente: "Tú, absorber". Kurama, sin dudarlo, absorbió la energía y sintió cómo su haki aumentaba un 20%. Satisfecho, dijo: "Bien, cada 30 años me darás energía de seres marinos".

La medusa, aceptando su destino, respondió telepáticamente: "De acuerdo". Intrigado por la capacidad de la medusa para comunicarse telepáticamente, Kurama exigió: "¿Cómo haces para usar telepatía?". La medusa, con su limitado vocabulario, respondió: "Yo... energía... pensar... comunicarme... energía... hacerlo".

Kurama, viendo lo rudimentario que era el lenguaje de la medusa, suspiró y dijo: "Muestra tu energía y hazlo de nuevo. Si no puedo entenderte, te imitaré". La medusa obedeció y ejecutó la telepatía nuevamente, esta vez con mayor claridad.

Kurama decidió intentar la telepatía él mismo, dirigiéndose a Vegapunk: "Oye, enano, ¿qué opinas de la telepatía?". Vegapunk, al escuchar la voz de Kurama en su mente, miró a todos lados confundido, lo que le dio a Kurama una gran satisfacción. "Sí, eso es", pensó con orgullo.

Luego, Kurama miró a la medusa y ordenó: "Ve al mar. Puedes absorber la energía de cualquier ser, menos sirenas ni gorks. Todo lo demás está bien". La medusa asintió y se dirigió al mar, jurando que volvería en 30 años con más energía. Desde ese día, los experimentos con la sangre de Kurama cesaron por completo.

Los años pasaron y Kurama, ahora con 1362 años, observaba con detenimiento los avances tecnológicos del mundo de One Piece. Suspiró y le dijo a Vegapunk: "Me voy". Vegapunk, que había desarrollado una cierta familiaridad con el gran zorro, respondió con respeto: "Nos vemos, señor Kurama". Kurama se marchó, pero mientras volaba usando su haki de observación, notó algo sorprendente: podía sentir la energía de la medusa a gran distancia. Este descubrimiento lo dejó asombrado.

"¿Acaso he desarrollado un vínculo similar al que tenía con mis hermanos bijū?", pensó, refiriéndose a las bestias con cola de su mundo original. Intrigado, decidió experimentar con sus habilidades. Intentó algo que no había probado desde que consumió la fruta del diablo: convertirse completamente en fuego.

Empezó por transformar una de sus patas en llamas, luego sus colas, pero no pudo llevar a cabo la transformación completa. Suspiró, resignado. "Esto va a ser más difícil de lo que pensé", murmuró para sí mismo. A diferencia de los humanos de 2 a 5 metros en One Piece, Kurama, con sus 1600 metros de altura, tenía complicaciones obvias para adaptar su gigantesco cuerpo al elemento de su fruta Logia.

200 años pasaron así, con Kurama dedicando su tiempo a entrenar y perfeccionar sus habilidades. Con cada año que pasaba, se sentía más fuerte. Ahora, con 1562 años, quedaban solo unos 470 años antes de llegar a la línea temporal original de One Piece. Kurama, que había llegado a este mundo con 908 años, ahora se sentía casi invencible.

"Si me enfrentara nuevamente a Tiwing, el Rey del Hielo, podría derrotarlo solo con mi haki del conquistador", se decía con confianza. "Incluso si me enfrentara a los 20 reyes, no perdería de manera tan humillante como la última vez". Kurama estaba convencido de que ya no se rendiría fácilmente.

"Yo soy invencible... hasta que pierda en un combate uno contra uno", se repetía a sí mismo, reafirmando su arrogancia y convicción en su propio poder

¡KURAMA SOY INVENCIBLE EN VARIOS MUNDOS¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora