el cumpleaños de una medusa y aprendiendo magia vampírica

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Kurama y Medu durmieron plácidamente: Kurama en el palacio, mientras que Medu descansaba en la habitación más grande disponible. La vampira de cabello blanco, Luminous, pasó la noche en una habitación más modesta. Al día siguiente, Kurama se levantó temprano y, sin ningún tipo de consideración, irrumpió en la habitación de Medu abriendo la puerta de una patada.

—¡Vamos, despierta, pequeña medusa, es tu cumpleaños! —gritó con entusiasmo.

Medu, todavía somnolienta, lo miró con los ojos entrecerrados y murmuró:

—¿Desde cuándo te preocupan los cumpleaños, señor Kurama?

Kurama, sin dejar de sonreír, respondió con su tono característicamente altivo:

—¡La inmortalidad es un privilegio, y debemos aprovecharla para celebrar cada año!

Medu, se levantó lentamente, con el cuerpo casi desnudo. En lugar de apartar la mirada, Kurama cubrió a Edgar con su traje, lo que provocó un grito indignado de la espada:

—¡¿Por qué tú puedes mirar y yo no?!

Kurama, sin inmutarse, respondió con naturalidad:

—Dormía abrazando a Medu.

Edgar se imaginó la escena y se quedó callado por un momento, pero Kurama, sin perder su compostura, aclaró:

—Obviamente, estaba en mi forma de zorro, y ella en su forma de medusa.

Edgar, aún confundido, preguntó:

—¿Pero ahora está en forma humana, no?

Kurama soltó un suspiro antes de responder:

—¿Y los zorros no van sin ropa?

Edgar se quedó atónito por un instante antes de gritar nuevamente:

—¡Con esa lógica, yo, una espada con espiritualidad, también estoy desnudo!

Kurama lo ignoró, manteniendo su mirada fija en Medu, quien, habiendo escuchado toda la conversación, no le dio importancia. Se vistió con calma, estirándose después.

—Bueno, ¿y qué vamos a hacer hoy? —preguntó, mientras se ajustaba su ropa.

Kurama tenía una curiosa fijación con los cumpleaños. Cada 10 de noviembre, cuando estaban en el mundo de One Punch Man, rezaba al cielo, midiendo el tiempo y celebrando, a su manera, el hecho de seguir contando los años. En su tiempo en la ciudad de los herreros, cada año, él conmemoraba su cumpleaños creando nuevas armas y mejorando su energía. En cuanto a Medu, aunque los cumpleaños no significaban mucho para ella, celebraban el suyo utilizando como referencia el día en que conoció a Kurama.

Sin dudarlo, Kurama salió en busca de Luminous, mientras le decía a edgar que desactivara su habilidad, luminous que estaba disfrutando de un pastel bajo una estructura que la protegía del sol. Al verlo, suspiro. kurama gritó con confianza:

—¡Oye, haznos algunos pasteles para celebrar!

Luminous lo miró con indiferencia y negó con la cabeza. Kurama, entendiéndolo, ofreció:

—Te crearé varias armas de grado único.

Inflando el pecho con orgullo, añadió:

—¡Me llaman el dios herrero, por si no lo sabías!

Luminous suspiró, y tras pensarlo un momento, aceptó.

Kurama, satisfecho, se dirigió a la forja para cumplir su promesa. Aunque su nivel de herrería era impresionante, crear armas de grado único seguía siendo un desafío que solo lograba gracias a su altísimo nivel de energía. Tras cuatro horas de arduo trabajo, logró crear ocho armas de nivel único.

¡KURAMA SOY INVENCIBLE EN VARIOS MUNDOS¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora