Deku se teletransportó a su casa y saludó a su madre, quien le devolvió una sonrisa. Sin rodeos, le confesó su deseo de convertirse en héroe. Ella, confiada y serena, asintió. Sabía que su hijo poseía un "quirk" muy poderoso: podía teletransportarse, crear huesos y hasta invocar calaveras que disparaban láseres. Estaba segura de su potencial.
De repente, la televisión llamó su atención; un noticiero mostraba a un monstruo de slime ahogando a un chico rubio. Deku lo reconoció de inmediato: era Bakugo. Se puso serio. Aquel villano había sido derrotado ya, pero este slime era distinto. Ya no era verde... era blanco. Sin aviso, el monstruo explotó, cubriendo a todos los presentes. La multitud observó horrorizada cómo Bakugo, manchado y tembloroso, miraba sus manos con pánico.
—¡Yo no lo maté! —gritó, confundido y alterado—. ¡Exploto solo, lo juro!
Izuku observó la pantalla en silencio, pensativo, mientras su madre lamentaba en voz baja el destino de Bakugo.
En un callejón oscuro, un slime blanco avanzaba sigiloso. Dentro de él, tres figuras se movían: un slime verde, un zorro blanco y una medusa pálida. El zorro miró con frialdad a la figura humana atrapada y, sin titubear, absorbió su esencia, o mejor dicho, su conciencia.
—¿Cuánto crees que nos tomará salir de esta forma? —preguntó el zorro, conocido como Evil Kurama.
—No lo sé, querido —respondió Evil Medu, enroscándose a su alrededor—. Solo necesitamos atraer suficiente atención para conectar con mi objetivo, contesto finalmente el zorro.
En los días siguientes, la ciudad fue testigo de un terror inusitado: un slime blanco y pegajoso arrasaba con todo a su paso, robando, saqueando y dejando un rastro de caos y muerte. Las autoridades intentaban capturarlo, pero el villano explotaba y desaparecía sin dejar rastro.
Izuku, mientras tanto, entrenaba con Kurama, quien le enseñaba a dominar sus poderes. Medu, por su parte, solo dormía, prefiriendo no involucrarse cuando no estaba en forma humana.
Meses después, la tragedia golpeó: Inko Midoriya había sido víctima de un ataque de aquel mismo villano. Un oficial informó a Izuku, quien, destrozado, escuchaba con la voz temblorosa.
—¿Cuándo fue? ¿Por qué nadie la ayudó? —preguntó, sus ojos llenos de dolor.
El oficial intentó consolarlo, explicándole que su madre había sido alcanzada por una explosión del villano slime, que esa explosión la había matado instantáneamente. Sin fuerzas, Izuku cayó en una profunda depresión.
Kurama intentó animarlo sin éxito, hasta que Medu perdió la paciencia y tomó medidas drásticas.
—¡Escucha, mocoso inútil! —le gritó con dureza—. Si sigues lamentándote, tomaré tu cuerpo y me encargaré yo misma de cada villano hasta dar con el responsable. ¡Y te lo devolveré solo para que veas lo inútil que fuiste!
Izuku no tuvo tiempo de reaccionar antes de que Medu tomara control de su cuerpo. Sus ojos verdes se tornaron rojos, al igual que su cabello, y, sin más, Medu salió disparada por la ciudad, buscando al slime con una determinación feroz. Durante cinco largas horas, Izuku observó cada movimiento, escuchando y sintiendo todo sin poder hacer nada.
Finalmente, lo vio: el slime blanco estaba en manos de un hombre vestido de amarillo. Con una sonrisa sombría, el hombre apretó el slime hasta que este se evaporó. Luego, sin decir una palabra, el extraño le hizo una reverencia y desapareció. Medu, confundida, le devolvió el control a Izuku, quien cayó de rodillas, procesando lo que acababa de presenciar. Ni siquiera él había tenido la oportunidad de vengarse.
—¿Por qué? —murmuró, más para sí mismo que para los otros—. ¿Por qué hay tanta gente malvada? ¿Por qué debemos detener a los villanos?
Kurama, tras un suspiro, respondió:
—Porque eso es lo moralmente correcto, muchacho.
Izuku cerró los ojos, reflexionando profundamente, y finalmente habló en un susurro.
—¿Por qué debemos ser justos con alguien que no merece justicia?
Kurama lo miró, estudiándolo con cuidado.
—¿Qué harás al respecto? —preguntó, con tono desafiante.
Izuku, finalmente, alzó la vista y respondió con una voz firme:
—Haré que los villanos se arrepientan de haber cometido delitos graves. Que lamenten el camino que eligieron.
Kurama asintió después de un momento.
—Aunque no apruebo del todo tus decisiones, te ayudaré a alcanzarlas. Libérate y haz que lamenten sus elecciones.
Con una nueva determinación, Izuku se levantó y se teletransportó a su hogar, decidido a dar un giro drástico a su misión.
Mientras tanto, el hombre de amarillo observaba sus manos con una risa casi desquiciada.
—¡Lo logré, querida Medu! —exclamó para sí mismo—. ¡Puedo verlas! ¡Puedo ver las almas! Los rumores eran ciertos. Cuando absorbí a este asesino, sentí el dolor en mi conciencia, ¡y ahora sé por qué!
evil Medu apareció a su lado, intrigada.
—¿Por qué, querido?
El zorro, con una sonrisa de satisfacción, explicó:
—Porque mi alma es fuerte, y el poder de este hombre era débil. Las habilidades requieren un portador adecuado para alcanzar su verdadero potencial... ¡y yo soy ese portador!
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¡KURAMA SOY INVENCIBLE EN VARIOS MUNDOS¡
FantasySan, un pobre diablo con mala suerte, transmigró al cuerpo de Kurama, pero no a cualquier Kurama, sino al ¡Kurama recién creado! Plácidamente pensó: "Tengo 800 años para fortalecerme y conocer a Hashirama y Madara. Estoy seguro de que podré ¡derrota...