Saitama contra Medu y kurama

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Kurama miraba el techo mientras Medu disfrutaba de su anime favorito. Saitama, por alguna razón, se había hecho famoso por ser millonario, pero no por derrotar kaijus, lo cual Kurama no entendía del todo. Faltaban solo cuatro meses para que Saitama cumpliera sus tres años de entrenamiento, y Kurama, que ahora medía 8.900 metros, lo consideraba un verdadero monstruo. Aunque llamaba "monstruo" a Saitama, lo que realmente demostraba era lo mucho que se había fortalecido.

Kurama suspiró, luego miró a Medu y le dijo con aburrimiento:
—¿Peleamos contra Saitama?

Medu, algo confundida, movió sus tentáculos y después de un momento respondió:
—¡Vale! Parece divertido.

Sin dejar de mirar su anime, Medu continuó con su distracción, mientras Kurama volvía a mirar el techo, escuchando de fondo lo que Medu veía. Cinco horas después, Saitama entró a la habitación, y Kurama lo observó. Sus ojos, apagados y carentes de emoción, revelaban el hastío de alguien que había perdido su determinación. Hace una semana, Saitama había estado derrotando kaijus de un solo golpe, pero ahora, su mirada de pez muerto y su evidente aburrimiento no eran los mismos que cuando Kurama lo conoció. Esa chispa de deseo por volverse más fuerte había desaparecido.

Kurama lo entendía. Él mismo había pasado por algo similar cuando se volvió invencible en el mundo de Naruto. Había perdido su propósito y solo podía enfocarse en cosas como mejorar su imperio. Se preguntó qué habría pasado si Naruto no hubiera sido un reencarnado con un sistema para viajar entre mundos. Decidido, le dijo a Medu por telepatía:

—Es hora de pelear contra Saitama.

Sus colas comenzaron a moverse rápidamente, se colocó bajo Saitama y lanzó su ataque:
—¡Jutsu de Viento: Gran Vacío!

Saitama, quien estaba totalmente relajado, fue lanzado por los aires. Kurama activó sus alas de energía, una habilidad que ganó tras absorber el meteorito, y en un instante llegó frente a Saitama. Lo golpeó con su tamaño reducido y lo mandó al desierto, asegurándose de que no hubiera seres vivos allí.

Saitama salió de un cráter, miró hacia el acantilado y suspiró al ver que la montaña había desaparecido.

Saitama salió de un cráter, miró hacia el acantilado y suspiró al ver que la montaña había desaparecido

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 Frente a él, una pequeña medusa apareció de repente. Un rayo lo impactó, recorriendo su cuerpo sin causar daño, aunque Saitama sintió un leve hormigueo. Las llamas del desafío aparecieron en sus ojos mientras se preparaba para atacar a Medu, pero Kurama intervino, deteniendo el golpe de Saitama.

Kurama retrocedió 20 metros y gritó:
—¡Eso fue bastante fuerte!

Kurama creció hasta alcanzar su tamaño máximo de 8.920 metros. Saitama lo miró sorprendido, pero con su habitual tono neutral comentó:
—Eres muy grande.

Los golpes entre Kurama y Saitama comenzaron a chocar. Saitama salió volando tras el primer impacto, pero se levantó rápidamente. Kurama miró a Medu y dijo:
—Cuando sea más fuerte que yo, es tu turno, Medu. ¿Vale?

Medu asintió y siguió observando. Mientras Kurama y Saitama intercambiaban golpes, Kurama empezó a notar que Saitama no estaba emocionado, lo que lo enfureció. ¿Acaso no soy lo suficientemente fuerte para emocionarlo?, pensaba Kurama, sintiéndose débil, algo que odiaba profundamente. Enfurecido, liberó todo su poder.

Un grito resonó mientras Kurama activaba todas sus técnicas. Sus colas se movieron y gritó:
—¡Jutsu: Clones de Sombra!

Seis clones de Kurama aparecieron, cada uno con un rasengan de chakra natural con un centro negro, representación del haki. Kurama atacó con todo, su cuerpo cubierto por haki de armadura, que lo hacía diez veces más fuerte de lo habitual. Estaba convencido de que su velocidad ahora superaba diez veces la velocidad de la luz.

Saitama seguía peleando, pero cada vez con más fuerza. Kurama, sorprendido, comenzó a perder terreno. Los golpes de Saitama empezaban a ser más rápidos y poderosos. Kurama activó su fruta del diablo, usando el fuego para cegar a Saitama momentáneamente y aprovechar para golpearlo. La batalla continuaba con intensidad.

De repente, el haki de observación de Kurama le advirtió de un peligro inminente. Instintivamente, convirtió su cabeza en fuego justo a tiempo para evitar un golpe que habría sido devastador. Sin embargo, los golpes de Saitama seguían volviéndose más y más fuertes. La lucha los llevó a Marte, donde Kurama, tras recibir un golpe directo que no logró esquivar, fue lanzado volando y escupió saliva. Gritó desesperado:

—¡Medu! ¡Es tu turno!

Medu, que los había seguido todo el tiempo, creció hasta alcanzar los 11.000 metros. Sus enormes proporciones hacían que Kurama pareciera pequeño. Los ojos de Saitama volvieron a brillar con emoción. Medu, a diferencia de Kurama, no iba con todo desde el principio. Jugaba con Saitama, lanzando rayos y atacando con rapidez. La batalla continuó, y en un momento, Kurama sintió algo que lo estremeció: el aura del fuerte que Medu había imitado de él. Pero ahora era mucho más intensa.

La mitad de Marte explotó tras una colisión de poder. Los ataques iban a una velocidad superior a la luz, y Kurama apenas podía seguir el ritmo. De repente, escuchó un grito telepático de Medu:
—¡Prueba mi técnica: Rayo Aniquilador de Estrellas Estelar!

 De repente, escuchó un grito telepático de Medu:—¡Prueba mi técnica: Rayo Aniquilador de Estrellas Estelar!

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Kurama reconoció el nombre de una habilidad del anime "Espía de Elite en Otro Mundo" que veía con Medu. Antes de poder procesarlo, un rayo morado desintegró Marte.

 Antes de poder procesarlo, un rayo morado desintegró Marte

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 Kurama, al ver la colisión inminente entre las energías de Saitama y Medu, utilizó todos sus jutsus de escape. Lanzó una piedra marcada con el jutsu del Dios del Trueno Volador hacia la Tierra y se teletransportó a ella.

De regreso en la Tierra, destruyó la piedra marcada y miró al cielo. Escuchó una voz telepática débil:
—Señor Kurama, creo que perdí...

Kurama, habiendo marcado a Medu con el jutsu del Dios del Trueno Volador, apareció junto a ella. Era una pequeña medusa de solo 5 cm. A lo lejos, vio a Saitama inmóvil. Utilizando su percepción, dedujo que Saitama no había sufrido ningún daño físico, pero se había desmayado por la electricidad. Suspiró aliviado. Este calvo ya se ha vuelto más fuerte que Medu y yo juntos.

Llevó a Medu y Saitama de vuelta a la Tierra, colocándolos en la mansión y cubriéndolos con frazadas. Miró a Medu y le dijo con ternura:
—No perdiste, pequeña Medu. Fue un empate.

Vio cómo uno de los tentáculos de Medu se movía ligeramente, señal de que no estaba del todo inconsciente, pero sin energía suficiente para moverse.

¡KURAMA SOY INVENCIBLE EN VARIOS MUNDOS¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora