una viejita y llegada al próximo mundo

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Mientras Kurama y Medu viajaban por el portal, una viejita apareció de repente. Kurama, al verla, cambió instantáneamente su tono, gritando con humildad:
—¡Hola, viejita!

Se transformó rápidamente en su forma pequeña y, con un gesto complaciente, creó una silla de masajes para la anciana. Medu, observando la escena, percibió una energía morada emanando de la anciana, pero no pudo discernir su verdadera intensidad. Sin embargo, cuando escuchó el tono humilde de Kurama, se dio cuenta de la magnitud de la presencia frente a ellos. Este no era solo un ser poderoso, era alguien que inspiraba un temor profundo en Kurama, quien usualmente era increíblemente arrogante.

Medu, sabiendo que Kurama nunca se sometería a nadie fácilmente, comprendió que algo era diferente. La naturaleza de Kurama era desafiante; prefería morir luchando con orgullo antes que someterse. Pero en esta ocasión, su grito había sido de humildad genuina. Claramente, esta viejita no era alguien a quien ofender. Entonces, en un movimiento inesperado, Medu adoptó una postura aún más humilde que la de Kurama y exclamó con una sonrisa traviesa y servicial:
—¡Hola, dama hermosa! Soy Medu, y es un placer conocer a un ser tan magnífico como usted en este túnel espacial.

Sus tentáculos se movieron con gracia, brillando como pequeñas estrellas. La anciana, con su cabello amarillo, observó a Medu y, sentada en la silla de masajes que Kurama había creado, dijo con gusto:
—Esta pequeña medusa es muy agradable.

Una energía envolvió a Medu, y en un instante, la pequeña medusa, ahora de solo 5 cm, apareció en las manos de la anciana, quien comenzó a acariciarla. Medu, completamente relajada, murmuró complaciente:
—¡Estar en las manos de la señora es un honor para mí!

Kurama, viendo la escena, frunció el ceño, indignado.
—¡Esta pequeña medusa me supera complaciendo! —pensó con frustración.

—Por cierto, mi nombre es Ledenia —dijo la anciana finalmente.

Kurama, sin perder tiempo, respondió rápidamente:
—¡Es un nombre muy hermoso para un ser tan hermoso!

Medu, no queriendo quedarse atrás, agregó:
—He viajado por muchos mundos, y jamás he escuchado un nombre tan espléndido como el suyo.

Ledenia asintió con calma y les preguntó:
—¿A dónde se dirigen?

Kurama, mostrando la pantalla azul del sistema de Naruto, respondió:
—Vamos a este mundo, dama Ledenia.

Ledenia miró la pantalla y dijo:
—Ya veo. Tomen esto.

Una luz morada envolvió a Kurama y a Medu.
—Esto es para que el dios de ese mundo no pueda hacerles daño.

Lo dijo con tal arrogancia y confianza que incluso Kurama sintió una punzada de envidia. Luego, Ledenia se despidió y desapareció. Kurama y Medu continuaron su viaje.

Finalmente, llegaron a unas praderas. Kurama, al tocar el suelo, sintió cómo su energía y habilidades se desvanecían lentamente, y suspiró resignado:
—Mierda, he perdido mis habilidades.

Miró a Medu con curiosidad y preguntó:
—Medu, ¿qué habilidades te quedan?

Medu infló su cuerpo, levitó unos centímetros y exhaló con un aire de frustración:
—Señor Kurama, creo que una mosca tiene más habilidades que yo en este momento.

Ambos intercambiaron miradas y suspiraron al unísono. Medu, aún en su forma de medusa, flotaba perezosamente mientras movía sus tentáculos con suavidad.

Kurama, mirando las vastas praderas, empezó a pensar en la información que tenía sobre el mundo al que habían llegado:
Tensei Shitara Slime Datta Ken, un mundo creado por el Dragón Verdadero, Veldanava. Un ser con la capacidad de crear y destruir universos con facilidad. Él creó todas las razas y estableció las leyes del universo, como la gravedad. Pero, por amor, abandonó su poder y se convirtió en un ser normal. Era el padre de Milim Nava, una de las figuras más poderosas de este mundo. Tenía dos hermanas y un hermano, todos Dragones Verdaderos. Entre ellos estaba Veldora, el Dragón de la Tormenta, que había sido sellado 300 años antes de la línea original. También estaban Velzard, el Dragón de la Escarcha, y Velgrynd, el Dragón Abrazador.

Kurama suspiró al recordar cuán poderosos eran estos seres. Con sus habilidades limitadas, se sentía más débil que casi todos ellos. Tal vez Medu estuviera a la par con alguno de estos dragones, pero él sabía que tendría que buscar objetos mágicos y entrenar arduamente para volverse más fuerte. En cuanto a Medu, ella no necesitaba de objetos mágicos. Todo lo que requería era tiempo.

¡KURAMA SOY INVENCIBLE EN VARIOS MUNDOS¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora