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PARTE 1.
La misión había sido difícil. [T/N] había estado fuera de la aldea durante varias semanas, enfrentándose a situaciones que jamás imaginó. A pesar de su pericia, la tensión y el miedo que había sentido nunca fueron tan fuertes como en esos momentos en los que sabía que estaba sola. Pero la decisión había sido tomada. Tsunade le había asignado la misión especial clasificadísima, y aunque [T/N] sabía que había riesgos, aceptó porque no había otra opción. En su interior, sin embargo, había algo más importante que la misión: el secreto que había estado ocultando.
Estaba embarazada de Kakashi.
Kakashi había estado completamente enfocado en sus deberes como ninja, intentando mantenerse ocupado y alejado de las emociones que lo atormentaban. Sin embargo, cuando escuchó accidentalmente una conversación entre Tsunade y Shizune, un fuerte escalofrío recorrió su cuerpo. Estaba de paso por la Torre Hokage, donde la voz de Tsunade llamaba su atención.
—Entonces, ¿estás segura de que está en su segundo mes? —preguntó Tsunade, con una preocupación que no podía ocultarse en su tono.
Shizune asintió, respondiendo con voz baja y seria.
—Sí, Tsunade-sama. Es muy reciente, pero ya está confirmado; los exámenes que le realicé hace unos días llegaron hace poco. [T/N] está esperando un hijo, aunque decidió mantenerlo en secreto, especialmente de Kakashi por ahora.
Kakashi se detuvo en seco, sintiendo como si el suelo desapareciera bajo sus pies. Aunque intentó mantener la calma, su corazón se aceleró. La confusión y el enojo lo embargaron al mismo tiempo. ¿Por qué [T/N] no le había contado? No solo eso, sino que Tsunade, la Hokage, sabía sobre el embarazo y aún así había enviado a su esposa en una misión tan peligrosa. No podía creer lo que estaba escuchando.
Con el rostro tenso, Kakashi dio un paso atrás, ocultándose en la sombra del pasillo para procesar lo que acababa de descubrir. Sus pensamientos eran un caos. A pesar de que había visto a [T/N] regresar más cansada de lo usual, nunca imaginó que hubiera algo tan grave detrás de su comportamiento. Y mucho menos que Tsunade hubiera estado al tanto del embarazo y aún así permitiera que se arriesgara de esa manera.
Kakashi no pudo esperar más. Después de escuchar la conversación, su cuerpo ya no estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados. Se dirigió de inmediato a la oficina de Tsunade, la ira quemando su pecho. Sin golpear, abrió la puerta con brusquedad, entrando con pasos firmes. Tsunade levantó la vista y, al verlo, su rostro cambió levemente. No era común que Kakashi mostrara tanta intensidad en su mirada.
—Kakashi, ¿qué sucede? —preguntó Tsunade, aunque sabía muy bien por qué había entrado de esa manera.
Kakashi no se contuvo.
—¿Qué demonios estabas pensando, Tsunade? ¿Cómo pudiste dejar que [T/N] fuera a esa misión, sabiendo que está embarazada? ¡¿Qué clase de Hokage eres?! —su voz se alzó, llena de furia, mientras su mirada se clavaba en la Hokage, quien se levantó lentamente, reconociendo la gravedad del asunto.
