No acercarse a Darek

Cobarde

Narrado por Darek Steiner:

Me jacto diciendo que soy valiente cuando en realidad he sido un cobarde la mayor parte de mi vida, en cambio ella si ha sido valiente al no tragarse ningún sentimiento, porque si está molesta hace esa mueca en la que se le arruga la frente al subir las cejas a la vez que pone los labios en una línea recta; esa misma mueca que a mí me parece tan dulce, es valiente porque no se contiene si lo que quiere es llorar, permite que las lágrimas resbalen aun cuando tiene una multitud a su alrededor sin importarle que la vean quebrarse; es mucho más valiente de lo que soy yo porque jamás se tragaría una sonrisa, ella va por el mundo sonriendo sin darse cuenta que con ello le hace sentir a alguien tan carente de sentimientos como yo que la vida si tiene sus maravillas. Así que no, no soy para nada valiente, y lo poco que sé de valentía ella me lo enseñó.

Por eso había decidido contarle sobre mi enfermedad, recuerdo que esa tarde cuando se quedó dormida en mi pecho luego de haberse entregado a mí me convencí de que ella merecía conocer la verdad. Sin embargo, esa idea salió de mi cabeza en cuanto lo vi venirse abajo, contemplé el miedo construyendo un nido en su mirada mientras pedía en silencio que su amigo no estuviera muerto. A lo lejos observé su vida fracturarse en miles de pedazos en el segundo que escuchó ese «ha muerto». Aunque la tenía a más o menos dos metros de distancia vislumbre las costuras de su alma abriéndose sin ninguna piedad, la forma en la se derrumbó me sacudió de una manera mortal, fue tan brutal chocar con la realidad que el pecho me ardió como si ácido corrosivo bajara por mi esternón, un mareo me invadió hasta hacerme perder la visión así que me apoye de la recepción por unos cortos segundos. Ahora que lo pienso esos pudieron ser estragos de la leucemia, no lo sé, lo que si tuve claro en cuanto recuperé la nitidez de mi vista es que yo no iba a ser causante de dejar una nueva herida en su vida. La iba a mantener lejos de la verdad. Y así fue como volví a ser el peor de los cobardes.