Capítulo 28

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Nos escabullimos dentro del salón de Artes sin Leticia. Mi intento de traerla fracasó, al igual que lo hace el 99% de las cosas que me propongo. Ya hasta lo veo desde un punto divertido para no hacerme más daño del que ya me hacen mis propios pensamientos autodestructivos.

Los grandes ventanales del salón permiten que los rayos del sol que hoy se pone en el cielo, se cuelen por los limpios cristales y con ello iluminen el espacio con un brillo cálido. Por donde veas, te consigues con colores, formas y texturas. Dentro hay lienzos terminados y a medio camino, dibujos bien pulidos pegados en la pared y un montón de pinturas, pinceles, arcilla y todo lo que se necesita para crear arte organizado en las estanterías del fondo.

Mis ojos terminan por captar la presencia de Abril, sentada en una de las sillas que se encuentran organizadas en un círculo en medio del salón. A su lado, Isaac, el cual deja de morderse las uñas en cuanto nos ve entrar. Mi amiga se alza de la silla.

—Por fin llegaron —vocifera ella, yendo a nuestro encuentro. Arroja su mirada más allá de Darek y no tarda en arrugar el ceño. —¿Y Leticia?

Sacudo la cabeza.

—Fue imposible traerla.

—Por eso no quería ir por ella. Siempre parece odiar la vida y todo lo que la rodea.

Darek pasa a un lado de nosotras, le dedica un corto vistazo a Isaac y toma asiento frente a él. Isaac no lo pierde de vista hasta que lo observa sentarse y entonces dirige su interés hacia Abril y yo.

—¿Por qué él está aquí?

Al parecer a todo el mundo le incomoda la presencia de Darek.

No me da chance de poner un bálsamo sobre esa pregunta antes de que Darek sea el que responda con ese tono desafiante que le es tan característico:

—También he recibido una carta como la que recibiste tú, solo que yo soy el rey —el tono de su voz carga más filo que cualquier navaja.

Antes de que esto cale a un escenario de puños e insultos, intervengo.

—Darek también es parte de todo esto, Isaac.

Él mira a Darek por unos instantes para luego enarcar una ceja.

—Steiner, ¿no serás tú el organizador de todo esto?

Darek se recarga por completo en el espaldar de la silla que ha elegido ocupar, hundiendo sus ojos por completo en el rostro de Isaac.

—¿Crees que si fuera el organizador estaría aquí?

—No me sorprendería —replica Isaac de inmediato.

Las heridas que aún se pueden apreciar en la cara de Darek se contraen al fingir sonreír, acto seguido se pone tan serio que es como si golpeara a Isaac con solo mirarlo.

—Te aseguro que si yo fuera quien organizó todo esto no te hubiera elegido como un jugador, no tienes nada interesante para demostrar.

Volvemos otra vez a su extrema forma de defenderse.

Los labios de Isaac se separan con el propósito de arremeter contra él, pero yo soy más rápida y lo corto en el acto.

—¡Darek! —Lo miro con los ojos bien abiertos y con la mano le hago una seña para que se detenga. —Queremos que todo se lleve en paz —le recuerdo.

Por un segundo me gano su atención, aunque no tarda en deslizar sus pupilas de vuelta a Isaac y une sus manos frente a su cuerpo.

—Ya escuchaste, llevemos todo en paz.

No acercarse a DarekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora