Ajedrecista

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Narrador omnisciente:

Esa mañana quien se hacía llamar "ajedrecista" se había vestido con ropa oscura, siendo el sobretodo gris oscuro el protagonista de su atuendo, este con los primeros dos botones desabrochados, mientras se movía por la habitación con la parsimonia de un felino enjaulado. Sus ojos, fríos y penetrantes brillaban con una intensidad casi febril. Noto el sudor en las manos al cargar aquella pieza de ajedrez, la del rey tallada en un marfil antiguo.

Y solo pensaba en una cosa... las mentiras.

Entonces empezó un debate con su propia persona.

"Las mentiras... qué deliciosas criaturas son. Tejidos de medias verdades y omisiones calculadas, son el barniz que cubren la cruda realidad. Pero, espera... ¿Acaso no vivimos todos en nuestra propia ficción? Yo más que nadie sé que sí. Mi vida, una farsa meticulosamente construida, a los ojos de todos, una ilusión óptica para ocultar lo que yace bajo mi piel. Quizás por eso me fascina tanto el ajedrez, porque cada movimiento, cada interacción, cada estrategia y pieza está muy bien pensada".

Una sonrisa de genuina excitación le cubrió los labios al dar una vuelta alrededor de la mesa donde se desplegaba el tablero de ajedrez con las piezas a medio juego. Entonces se detuvo al borde de la mesa y levantó el rey de marfil y lo examinó a contraluz

—Qué frágil es la vida. Un simple jaque mate y todo acaba, pero... Darek Steiner, tú haces todo más interesante —se dijo, deleitándose con la información que ahora estaba en su poder —. Tu propia sangre te está matando. —No fue capaz de tragarse la carcajada que le hizo vibrar el pecho. —Qué ironía que sea leucemia, ¿no?

Con un solo movimiento dejó caer la pieza del rey en el tablero, justo donde lo quería. La mirada le brilló con un fulgor que para cualquiera que la haya visto hubiese resultado inquietante. El corazón le latía como nunca lo había hecho y eso le pareció poético.

—Pensé que tendría que poner el juego en jaque, pero tal parece que el rey morirá por sus propios medios. —La risa cargada de regocijo que le nació desde la garganta se le filtró entre los labios mientras se inclinaba para contemplar de cerca la pieza del rey —. Ninguna partida me ha resultado tan emocionante como esta. 

*****

Nos leemos el 28 

No acercarse a DarekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora