cap 138

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~~~> Capitulo 138


__ dormía profundamente en la cama tras haber pasado toda una noche en vela, esperando la llegada de Carlos. A las cuatro de la mañana había decidido no esperar más y se había retirado a la cama.

Carlos subía por el ascensor nervioso, con su maleta y dos bolsas más. Sí, estaba realmente nervioso. Lo había calculado todo al milímetro y no podría salirle nada mal. Buscó las llaves y cuando estuvo frente a la puerta respiró hondo. Le temblaban incluso las piernas. Era la primera vez que le pedía matrimonio a alguien, y esperaba que fuera la última. Introdujo la llave en la cerradura muy despacio, siempre tratando de no hacer ruido aunque a ____, a esas horas, era difícil despertarla. Entró y cerró despacio, dejando la maleta apoyada en la pared mientras que las bolsas las dejó sobre la encimera de la cocina. Por fin en casa, pensó cuando miró a su alrededor. La puerta del pasillo estaba cerrada, eso significaba que ____ dormía tranquilamente en la habitación. Miró el reloj, las siete de la mañana. Se quitó la chaqueta y la dejó sobre el brazo del sillón.

- A ver... Carlos coño, relájate de una vez -se dijo en voz baja

Abrió una de las bolsas, sacó una bandeja envuelta en papel que contenía un par de croissants y además sacó una bolsita de naranjas para exprimir. Nada más bajar del avión se había buscado la vida para encontrar una tienda abierta a esas horas. Le iba a preparar el desayuno. Abrió una de las puertas del armario de la cocina y buscó un exprimidor que juraría que había visto en alguna ocasión. Sí, lo encontró. Era de plástico, manual, sin electricidad. Si utilizaba el que iba a la luz, __ se despertaría sin duda alguna. Cuando ya tenía el zumo, unas cuantas tostadas, los croissants y un par de rosas puestas en la bandeja... fue a por la caja con el anillo. Al principio no lo encontraba y se puso histérico, pero fueron los nervios del momento, estaba guardado en la otra bolsa que llevaba. Él mismo se había encargado de guardarlo ahí mientras iba en el ascensor.

Se le habían pasado ya más de veinte minutos preparando el desayuno cuando escuchó ruidos. Maldita fuera. Deseaba que no saliera y le pillara in fraganti. Se oyó la cadena del servicio. Esperó unos diez minutos más hasta que se decidió a entrar. Pero antes, sacó de la otra bolsa un sobre que contenía algo bastante importante. A las siete y media de la mañana, abrió la puerta del pasillo y cogió la bandeja. Se moría por ver la cara de __ cuando despertara. Se asomó con cuidado y la puerta de la habitación estaba abierta, pasó y dejó la bandeja en la cómoda. Primero la despertaría. Se sentó en la cama y se inclinó para besarla.

- Buenos días... feliz día de San Valentín... ya he llegado, tal y como te prometí -susurró a pocos centímetros de su oído

_____ se despertó asustada pero le cambió la expresión cuando vio su sonrisa. Ella también sonrió. Se lanzó sobre él y le dio un abrazo.

- Por fin estás aquí -comenzó a darle besos- te he echado de menos...

- Y yo a ti mi amor, muchísimo de menos.

- Feliz día de los enamorados, anoche creí que no ibas a llegar.

- He hecho todo lo posible para estar aquí hoy. No quería estar lejos de ti ni un minuto más.

- ¿Acabas de llegar verdad?

- Sí, bueno... llegué hace media hora. Pero me entretuve... haciendo algo.

Cogió la bandeja y se la puso en las piernas.

- Tu desayuno, y tu regalo.

__, ni siquiera prestó atención a la comida pese a que estaba hambrienta, cuando miró la caja de terciopelo azul creyó que serían unos pendientes o un colgante, pero cuando la abrió... no podía creérselo.

- Verás, espero que te guste... he pasado noches en vela pensando en ello y...

- Es el que te dije que quería -dijo mirando el anillo, sorprendida y emocionada a la vez

- Yo... -empezaba a sudar- eh... mira, no sé cómo decírtelo -ella lo miraba con los ojos bien abiertos, casi sin parpadear- nunca he dicho algo así pero... yo... quiero... ehm... Que... ¿Te quieres... casar conmigo? Si no quieres no importa, yo podría regalarte otro más adelante y cuando estés preparada...

- ¿Te puedes callar? Carlos, deberías saber mi respuesta ya. Sí, claro que sí. No sé por qué has dudado mi respuesta.

Lo enganchó por la camiseta y le plantó un beso que casi termina con la vida de Carlos. Entre lo nervioso que estaba y aquel beso que le había dejado sin habla pensó que se desmayaría.

- Es la primera vez que me he puesto tan nervioso -suspiró y se limpió el sudor

- Entonces... qué, ¿Me vas a poner el anillo o me lo tengo que poner yo?

- Oh sí, yo... yo te lo pongo.

Lo sacó de la caja pero se le cayó al suelo. Estaba temblando, tanto que le fallaron las fuerzas en las manos y terminó tirándolo al suelo.

- Mierda -se agachó y comenzó a buscarlo bajo la cama- sabía que algo saldría mal.

Mientras él, cómicamente, buscaba el anillo, __ apartó la bandeja del desayuno y aprovechó para sacar su regalo de debajo de la almohada. Lo había preparado por si pasaba alguna cosa como la que acababa de pasar.

- Aquí está -anunció Carlos- la mano... -dijo sonriente, ya menos nervioso

- Nunca he vivido una situación igual.

- Espero que no la vuelvas a vivir eh -le puso el anillo rápidamente y le besó la mano- Eres la culpable de que sea un blando. Ah, y espera, aún quedan más regalos... pero... serán sorpresas que de daré a lo largo de la mañana.

- Yo tengo tu regalo aquí... -le dio un sobrecito blanco- creo que te va a gustar. O eso espero.

Lo abrió con ilusión y sacó dos billetes de avión y un folleto.

- No me digas... -dijo leyendo el título del papel

- Como dijiste hace unas semanas que te encantaría ir... y que es el lugar de tus sueños... no se me ocurrió nada mejor que regalarte un viaje a las Maldivas.
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Aiñññ, acá esta, penúltimo capitulo rushers. Son unos lindos, los amo totalmente :').


El Placer De Estar Contigo |HOT| *Carlos pena y tu *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora