Pide un deseo

4. El trío de los mojabragas.

Salgo casi de las últimas pero, antes de cruzar la puerta, la profesora me habla. Se acerca sonriendo hasta a mí.

-Tu nombre es...

-Helena -contesto y trago saliva, no sé por qué. Esta mujer de estatura baja y apariencia inofensiva no impondría a nadie.

-Helena -lo repite como si intentara memorizarlo-. Veo que tienes interés por la asignatura.

¿Ah, sí? Lo que he respondido ni siquiera ha sido por mérito propio.

-Sí -murmuro asintiendo con la cabeza. Ella se lo cree y sonríe.

-Es contradictorio viendo los chicos con los que te has sentado. Me ha dado la impresión de que darán problemas...

Yo me encojo de hombros sin tener ni idea de qué narices respondo a eso. Si quiere mantener una conversación, ha elegido a la peor candidata.
Ella vuelve a sonreír y me tomo su expresión como una despedida. Aprovecho para salir rápidamente y escapar.

Apenas camino por el pasillo cuando mis amigas se me pegan como pulpos y empiezan a agobiarme a preguntas en segundos.

-Serás zorra... La más inocente y la más lista -me suelta Carlota y yo le muestro una sonrisa forzada por su tan bonito apelativo cariñoso.

-Los tres de golpe... -dice Karen entre dientes, utilizando ese tono que me anuncia que no le hace ninguna gracia.

-Vosotras tenéis la culpa -hablo al fin-. Me dejasteis sola, y yo busqué otra compañía.

Muevo las cejas arriba y abajo y las miro por encima del hombro. La mandíbula de Carlota llega al suelo y termino soltando una carcajada.

-¿De qué hablasteis? ¡Menuda charlita!

-Apenas hablé, Carlota.

-¡Mentira! Os observé durante toda la hora.

Será cotilla...

Siento la presencia de Karen a mi lado, pero se mantiene en silencio. Es muy extraño... Y Naia presta mucha atención a todo lo que decimos pero también tiene la boca cerrada.

-Tonterías de clase...

-Y ¿Michael? ¿Es todavía más guapo de cerca? -pregunta con mucha más emoción de la que le he visto nunca. ¿Qué le pasa? Ella siempre necesita chicos a su alrededor, chicos por todas partes, pero esto pasa los límites. ¡Sabe de su existencia desde apenas unas horas!

-Es... -pienso una respuesta que no la altere pero no se me ocurre nada así que repito sus palabras-. Es todavía más guapo de cerca.

-Carlota, podrías relajarte un poco.

El tono de Karen llega incluso a darme miedo. Otra discusión no, por favor...

-Venga ya, ¿y tú? -Rueda sus ojos azules y se pasa la mano por el pelo rubio en un gesto de superioridad.

Karen, que sabe cómo puede acabar la situación, prefiere callarse. Carlota hace como si nada pasara y continúa con el cuestionario.

-¿Te han contado algo sobre ellos?

Yo niego.

-¿Cuál te cae mejor? -interviene Naia.

-Pues... Joel.

-Y ¿cuál te gusta de los tres? -pregunta Carlota.

-¿Qué? ¡Ninguno!

Las dos entornan los ojos fulminándome con la mirada. Madre mía... Me siento como una niña a la que han pillado diciendo una mentira.