28. Te gusta demasiado.

2.3K 189 48
                                    

Cuando salimos del aula, Selene y yo, escucho las voces de Carlota y Naia que se acercan rápidamente a nosotras. Pongo los ojos en blanco mientras puedo, después vuelvo a mi expresión normal para recibirlas.

—¿Nos ponemos juntas en la misma cabaña? —pregunta la rubia con entusiasmo.

Selene accede sin problema, mientras que yo mantengo silencio. Se lo toman como un sí y sonríen, felices.

—Bueno, somos cuatro. Falta una, y con Karen se ve que no podemos contar —dice Naia.

—Se lo decimos a Alexa. Iremos los dos cursos, ¿no?

—Claro. —Carlota asiente ante la propuesta de Selene.

Sigo callada. Alexa y ellas dos en la misma cabaña durante dos noches. No quiero saber cómo puede acabar esto...

Seguimos por el pasillo juntas. No me encuentro cómoda. Ninguna tiene nada de lo que hablar por lo que parece que estuviéramos enfadadas o algo así.
Alguien pasa por mi lado a mi mismo ritmo. Estoy tranquila hasta que descubro que se trata de Louis.
Me mira y abre sus bonitos ojos con cierta sorpresa.

—No me había dado cuenta de que eras tú —me dice, quedándose a mi lado.

He dejado de estar incómoda para estar temblando como un chihuahua. Qué patética soy cuando se me acerca.

—¿Vas a la convivencia?

—Todavía no lo sé —le contesto.

—¿Ah, no? ¿Por qué? ¿De qué tienes miedo?

Su mirada azul me atraviesa. Sus labios curvan una sonrisa ladeada, para luego pasar una de sus manos por el pelo.

Evito a toda costa sonreír como una idiota ante su expresión. Estoy segura de que el noventa por ciento de la atracción que siento por este chico se debe al color de sus ojos. Es mi color preferido.

—No tengo miedo de nada.

Me sorprende que haya podido contestar.

—Yo creo que sí.

Otra vez esa sonrisa. Y sigue de largo.

Suelto aire lentamente.

Las chicas se han quedado mirando cómo se marchaba, al igual que yo.

—Qué guapo es.

¿Esa ha sido Carlota?

—Pero no me gusta que sea tan listo. Físico y sobresalientes no son compatibles.

Me muerdo la lengua para no contestar nada inoportuno. Ambas cosas sí que son compatibles, está comprobado.

***

Economía. Hora libre una vez más. El conserje nos obliga a meternos en el aula durante los cincuenta minutos que dura la clase.
Muchos protestan por no poder salir al patio, ir a la cafetería o simplemente quedarse por allí sin hacer nada.
Yo estoy sola en la mesa, leyendo apuntes para aprovechar el tiempo. Delante, Selene, “la intermitente" tal y como Alexa la apoda, se ha unido a las otras dos para cotillear. He escuchado a Carlota hablar de Michael y el “rollo” que tienen por el momento. Selene salta con su novio, y siguen hablando un buen rato.
Intento desconectar de su aburrida charla y me centro en historia.

—¿Alguien se aburre y quiere jugar a algo? —interrumpe Carlota en voz alta, para toda la clase.

No parece que haya alguien interesado.

—¿Quién tiene una botella de agua? —insiste.

—Yo —contesta Louis y la saca velozmente de la mochila.

Pide un deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora