Pide un deseo

66. Último día de clase.

-¡Último día de clase! -exclamo con entusiasmo por el pasillo, zarandeando los hombros de Joel-. ¿Cómo te sientes?

-¿Que cómo me siento? -Se vuelve para mirarme-. Como si estuviera teniendo un orgasmo.

-¿Qué? -exclamo, pero no puedo evitar reírme.

-Con Alessandra Ambrosio.

-Venga ya... -protesto, para que se calle.

-Y Heidi Klum -continúa-. Y con Irina Shayk. Las tres a la vez.

-¿No crees que son demasiado mujeres para un chico de dieciocho años? -le pregunto, frunciendo el ceño.

-Hay que soñar a lo grande. -Guiña un ojo, y continúa andando con un grado de felicidad añadida. La felicidad que se respira por el pasillo de último día de curso.

Me doy cuenta de que no volveré a ver estos pasillos nunca más, esta pintura amarillenta y desgastada. Tampoco volveré a ver las taquillas, ni las aulas, ni las mesas escritas con rotulador permanente, ni los chicles pegados bajo ellas formando auténticos arcoiris coloridos. No volveré a mi rincón de césped, de tranquilidad, ni a la cafetería... No habrá más zumos ni donuts duros. No más clases de educación física, las que tanto me han amargado el curso. No más balones, ni canastas, ni el sonido chirriante del silbato de la profesora. Y hablando de sonidos chirriantes... el timbre que anuncia el inicio de cada clase.
Es curioso que todo lo que echaré de menos, por decirlo de algún modo, sea material. Sonaré cruel, pero no echaré en falta a ninguna de las personas con las que he compartido curso, tanto alumnos como profesores. Con Louis y Joel no perderé el contacto, así que todos los demás me importan poco.

-Irina está bien -su voz me llega desde el otro lado. ¿Desde cuándo Louis estaba con nosotros?

-Mucho -añade Joel, a mi otro lado.

-¿Por qué cada vez que os pillo manteniendo una conversación a mis espaldas... -inicia Louis-, ...siempre resulta ser sobre alguna cuestión sexual?

-Casualidad -responde Joel, encogiéndose de hombros, mientras que yo sonrío en silencio.

-Louis -digo, mirándole.

-¿Qué?

-Es el último día.

Se ríe y me estrecha contra él pasando su brazo por mi cintura. Me encanta que haga eso, o que me coja de la mano por el pasillo, o que me pase el brazo por encima cuando estamos en el banco. También que me acaricie el pelo durante los recreos tumbados en el césped, y que por la mañana tire de mí para obligarme a darle un abrazo.

Madre mía, pensándolo bien, sí que voy a echar mucho de menos este instituto.

-Lo sé. Es el último día, pero no me siento tan bien como para relacionarlo con un orgasmo.

Esta vez Joel y yo nos reímos, aunque quizá debería inquietarme teniendo en cuenta que ha escuchado nuestra conversación sin que ni siquiera me haya percatado de ello.

-Deberíamos hacer una fiesta de despedida -propone Joel.

-Nuestra graduación es la fiesta de despedida -puntualizo.

-Aparte de la graduación, Helena. Eso no es una fiesta, es una mierda. Hablo de una fiesta de verdad.

-Pues yo no me apunto -digo rápidamente. No me va en absoluto.

-Pues... -Louis hace una pausa-. Yo supongo que tampoco.

-Tíos, qué cagados. ¿Con quién voy a hacer una fiesta entonces? ¿Con Carlota?