-¿Te la dejo?
He negado rotundamente mi culpabilidad con respecto a la chaqueta, pero no me cree. Conserva su sonrisa traviesa cuando me hace la pregunta, con intención de divertirse. Le parece gracioso, aunque no sé si yo soy el motivo de la risa, si lo es la situación...
-No, gracias -murmuro, cabizbaja, ocultando la vergüenza de mi cara.
-Puedo prestártela unos días -insiste con su vocesita risueña.
Se aprovecha de mi debilidad para burlarse con cierta sutileza.
-A ti te queda mejor -me lanzo a contestar, aunque no llego a desquitarme del todo mi retraimiento.
Ahora es él quien se queda sin nada gracioso y burlón que decir. Cuando la conversación se enfoca en él, no es el mismo.
Como lo suponía, no dice una palabra más.
Entramos en el aula, dejándome paso a mí primero, y voy directamente al que suele ser mi lugar habitual para formar una fila. Tengo examen. Lo había olvidado por unos minutos.
Saco la calculadora, el lápiz y la goma, el bolígrafo azul para reescribirlo cuando haya terminado, y otro bolígrafo en caso de que se termine la tinta del primero. Mejor prevenir.
Suspiro y espero a que el profesor me reparta el folio.
A mi lado está él. Le veo por el rabillo del ojo. Da golpecitos con el boli sobre la mesa, a la vez que mueve una pierna continuamente. Está nervioso, y ansioso. Me alegra saber que él, a pesar de las que suelen ser sus notas, también se inquieta a la hora de hacer un examen.
El hombre, con chaqueta y corbata, llega lentamente a cada una de las mesas de los alumnos. Se pasa los dedos por la lengua para humedecerlos y separar los exámenes. Lo revisa antes de entregarlo y cuenta los dos folios que le corresponden a cada uno. ¡Es estresante! Su lentitud consigue aumentar mis nervios. Me duele la barriga, y muevo los dedos sobre la mesa ocultando que tiemblan de verdad.
-Cuando toque el timbre, recojo. Ni dos minutos más, ni dos segundos.
«Si te dieras un poco más de prisa no tendría que utilizar tiempo extra».
Le entrega el examen a Louis, y regresa al principio de la fila para empezar por delante. Sigo sin examen.
Mientras tanto, le miro. No ha tardado ni un segundo en escribir su nombre y apellidos, y ya está con la fórmula del primer problema. Vaya velocidad.
-Gracias -susurro cuando, por fin, tengo el examen delante de mis narices.
Doy un largo suspiro y me relajo. Aquí empiezo...
Son cinco ejercicios, tres de ellos problemas. Ya estoy en el último: una gráfica. Voy bien de tiempo por lo que hago los cálculos de los ejes con calma, asegurándome de que no tengo errores.
No puedo evitar mirar a mi izquierda de vez en cuando, de forma disimulada. Lo menos que me gustaría sería que el profesor pensara que me estoy copiando... En realidad, no puedo ver con exactitud lo que escribe, aunque sí que puedo deducir muchas operaciones. Él aún va por el ejercicio anterior, lo que me extraña. Las ocasiones en las que le he mirado, escribía números y más números como si se tratara de una máquina automática. Admiro su capacidad de pensamiento. Piensa tan rápido como escribe. Y si todo lo que piensa, es correcto... es un genio.
Termino la gráfica, me tomo unos minutos para revisar grosso modo y me levanto para entregar.
Selene, cuando acaba, me hace una señal con el pulgar que interpreto como un buen resultado. Le sonrío, y el timbre suena. Nada más escuchar el sonido, tengo que asegurarme de que él ha terminado. Compruebo que es así, y salgo al pasillo con Selene.
Comienza a hablarme de los resultados bastante emocionada porque coincidan con los míos, en su mayoría. Está realmente sorprendida porque le haya salido relativamente bien el examen.
Detrás de nosotras empieza a salir el resto. Oigo los números y las fórmulas por parte de muchas voces diferentes. Esto es lo que ocurre tras cada examen: hay que contrastar los resultados. Y si estos son los mismos que los de tu amigo, te sientes mucho mejor, aunque no sean los correctos.
Reconozco la voz de Louis detrás de mí. Habla con Judith y sus dos amigas, discutiendo el segundo problema. Cada uno lo resolvió de una forma diferente y no se ponen de acuerdo. Se ríen y bromean a pesar de ello.
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Pide un deseo
Fanfiction"Creo que estoy caracterizada por ser el diario de todo el mundo, sin tener uno propio. Si lo tuviera, lo poco que habría de contar, no sería de interés ni de agrado ni para mí misma." [TERMINADA]
