Esta vez me he asegurado de doblar en cuatro ocasiones el folio y de meterlo dentro de un funda de plástico. Lo que ha pasado en el último cambio de hora no volverá a ocurrirme.
De camino a casa, andando por una acera solitaria, no paro de pensar en ello. Tuvo que haber visto cuando el cuestionario se caía de mi cartapacio, o tal vez le preguntó a alguien si reconocía la letra... Me niego rotundamente a creerle, un chico al que conozco de una semana no puede haber reconocido mis respuestas. No puede saber cómo soy, no en una semana.
Y ¿por qué tanto interés en el cantante? Estoy segura de que no es interés, es solo la necesidad de no quedarse con la duda. Él tiene que saberlo todo, cualquier tema que le plantees, lo que sea. Lo ha demostrado en clase, y no sé cómo sentirme al respecto. Me da envidia, me resulta admirable, y a la vez... enigmático. Dice que yo hablo poco, y que soy un secreto... pero ¿y él? ¿Qué sé yo de él?
Su nombre, dónde vive, su nota media del curso pasado, que se le da bien todo... Y nada más. Él ha metido la nariz donde no le llamaban y ahora sabe "20 cosas sobre mí" y yo apenas puedo definir su carácter. Es tan cambiante, y tan raro... y tan... Joder, para ya. Empiezo a agobiarme de tanto pensar y de crear teorías en mi cabeza. Trato de sacar mis auriculares para amenizar el trayecto pero me doy cuenta de que ya estoy en mi calle. Realizar el mismo camino después de tantos años me lleva a recorrerlo de forma inconsciente.
Saco la llave cuando paro frente a la puerta para evitar a mi madre abriendo y recordándome que tengo una llave, o a mi hermano diciendo más o menos lo mismo pero con peor cara.
Mientras la introduzco en la cerradura, acerco el oído y escucho perfectamente sus voces en el interior. Discuten, otra vez.
Por un segundo me planteo regresar por donde he venido y quedarme por ahí, sentada en un banco hasta que pase la tormenta pero tengo demasiada hambre así que me lleno de valor y entro.-¡Joder, Diego! ¡No colaboras con nada! Estoy harta de hacerlo yo todo. Eres el mayor de la casa, y no haces una puta mierda.
-¿Y qué quieres te haga?
-¡Que pienses por una vez que no existes tú solo, que vives aquí, que nos mantenemos con mi mierda de sueldo!
Son insoportables. Son realmente insoportables. Odio los gritos, odio esta mierda. No entiendo por qué no pueden hablar en un tono normal. Sus voces provenientes de la cocina me retumban en la cabeza hasta el punto de darme ganas de gritar.
-¡Ahora estoy trabajando!
-¡Estás trabajando! -exclama mi madre y suelta una carcajada falsa-. Hace seis meses también estabas trabajando y yo en ningún momento vi un ayuda por tu parte. ¡Ni una factura, ni una compra, ni un solo billete!
Voy sigilosamente por el pasillo y me meto en mi habitación de inmediato. No cierro la puerta, porque eso llamaría su atención, pero me siento mucho mejor en mis cuatro paredes.
Les escucho varios minutos más, o tal vez solo son segundos, pero se hacen eternos hasta que un portazo termina con el griterío. Ese es mi hermano, se mete en su cuarto, pasando de todo, y dándole por culo a sus problemas.La casa se queda en un silencio extremo tras el golpe y ahí es cuando decido salir de mi escondite y manifestarme.
Llego a la cocina y descubro a mi madre sentada con los codos apoyados sobre la mesa y el rostro cubierto por sus manos.
Por un momento llego a pensar que puede estar llorando, pero es un pensamiento fugaz. Es una mujer muy fuerte para desmoralizarse por algo que sucede con frecuencia y además en nuestra presencia. Nunca he visto una lágrima correr por su cara. Supongo que al igual que ella tampoco ha visto lágrimas en la mía exceptuando mis rabietas de cuando era pequeña.
Se pone en pie dándose cuenta de que he llegado.-Tienes la comida sobre la encimera -es lo único que me dice y se marcha.
No sé a dónde, si a su habitación, si a la sala, si sale fuera... El caso es que no la escucho más durante los quince minutos que paso con el plato delante, removiendo el arroz con el tenedor de un lado a otro, como si de esa forma fuera a convertirse en algún tipo de comida rápida grasienta y poco saludable que tanto me gusta.
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Pide un deseo
Fanfic"Creo que estoy caracterizada por ser el diario de todo el mundo, sin tener uno propio. Si lo tuviera, lo poco que habría de contar, no sería de interés ni de agrado ni para mí misma." [TERMINADA]