67. Compras.

2K 189 22
                                        

Caminamos hasta la estación de autobuses y esperamos allí unos pocos minutos hasta que salga el autobús que nos corresponde.
Entonces nos subimos, Louis delante de mí mientras paga al conductor. Yo con mi dinero preparado me dispongo a pagar, pero el hombre me dice que él ya ha pagado dos pasajeros. Voy detrás de él por el pasillo del autobús dispuesta a protestar porque se haya adelantado con el dinero.

-Eh -llamo su atención y se vuelve para mirarme-, toma.

Yo le doy las monedas que ha pagado por mí, él las coge en su mano y, para mi sorpresa, las mete en el bolsillo de mi pantalón vaquero.

-¿Qué haces? -pregunto, con seriedad.

-No seas tonta. Quédate eso.

Él elige asiento finalmente junto a la ventanilla por lo que ocupo el asiento de su lado junto al pasillo. Saco las monedas y hago lo mismo que ha hecho conmigo: meterlas en su pantalón.

-Y tú no seas tonto y deja de pagarme las cosas.

-Te las pondré de nuevo en el bolsillo cuando menos lo esperes, y no te darás cuenta hasta que te quites los pantalones.

Me sonríe de forma traviesa, y muy segura.

-Ahora no seas listo... Me daré cuenta.

-Lo veremos... -Entorna los ojos y me besa repentinamente en la mejilla.

***

-¿Esto no te gusta? -Coge una blusa en sus manos de color blanco y con encajes.

-No, Louis. -Pongo los ojos en blanco, y niego con la cabeza.

No ha parado de hacer la misma pregunta en la última hora. Sé lo que pretende: saber qué es lo que me gusta y comprármelo. Y no se lo voy a permitir. Hemos venido al centro comercial para comprar la ropa que llevaremos en la graduación este viernes, y nada más.

-No te gusta nada... -protesta, caminando detrás de mí por los pasillos de la tienda.

-Sé lo que pretendes -le digo, rebuscando en una zona de vestidos, pero ninguno me parece apropiado. Tiene que ser más elegante, pero no más caro.

-No pretendo nada.

-Vale. -Claro que sí, sin embargo prefiero no entrar en una discusión, como con las monedas. Cada vez que me acuerdo, toco mis bolsillos para asegurarme de que no me las ha devuelto.

Salimos de esta tienda también con las manos vacías. No puede ser tan difícil. Quizá ahora mismo hubiera necesitado una visión femenina que me aconsejara.

De pronto Louis me coge de la mano entrelanzando sus dedos con los míos. Le miro y le sonrío. Una tontería como venir de compras con él, me resulta de lo más especial.

-Anda, mira. -Señala un cartel de un comercio y lo leo.

Es un estudio de tatuajes.

-¿Entramos? -propone.

-¿Estás loco? Ya te dije que me lo haría cuando tuviera algo importante que dibujarme.

-Pero... ¿no te gustaría vivir la experiencia conmigo al lado?

-¿Tatuándote? -pregunto.

-No, viéndote.

Se ríe, y me contagia la risa.

-Vamos aquí -le digo, tirando de su brazo hasta otra tienda.

No suelo venir de compras, principalmente porque me falta dinero para despilfarrarlo de tal manera, pero esta vez se trata de una ocasión especial. He cogido un poco del dinero que llevo ahorrando mucho tiempo para emplearlo en un vestido, y en unos zapatos también. Debo destacar que mi madre se ha ofrecido ayudarme con una cantidad, y yo la he aceptado, aunque intentaré no gastarlo todo.

Pide un deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora