18. Misteriosa.

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Me lleva unos segundos reaccionar, pero, cuando lo hago, doblo el folio por la mitad rápidamente y en lugar de colocarlo donde debería estar, lo guardo en una funda plástica. Aparte. Ese maldito folio, con esa maldita canción, escrita con su maldita letra, tiene que estar guardado en un lugar aparte.
Cierro el cartapacio y salgo rápidamente del aula ya que me he quedado yo sola.
Camino por el pasillo sin tener ni puta idea de qué asignatura toca.
Joder. ¿Por qué estoy pensando con tantas palabrotas seguidas?
Sigo alucinada, ese es el motivo.

Esquivo como buenamente puedo a toda la gente que viene en dirección contraria y me hacen tener la sensación de que yo soy la que no encajo, la que va contra corriente.
Paso aulas y más aulas, viendo la sala de dibujo, el laboratorio principal para los de química y los servicios femeninos.
Sigo recto hasta la entrada, el que suele ser el punto de encuentro. Allí debería estar el resto de mi clase. Quiero creer y espero que sí.

«You look so wonderful in your adidas shirt...»

¿Cómo lo ha sabido? No ha podido averiguarlo en ninguna parte, ni tampoco habrá preguntado... O tal vez sí. Lo ha preguntado, es obvio, pero a quién, no lo sé.

Casi corro cuando localizo a Selene y al resto de mis compañeros yendo en grupo a alguna parte, a algún aula de alguna asignatura de la que yo todavía no me he enterado.

-¿Dónde te has quedado? -me pregunta ella nada más llegar a su lado.

Resoplo y omito el motivo por el que me he quedado embobada en la clase.

-¿Adónde vamos? -pregunto colocando bien mi mochila en mis hombros.

-Historia del arte.

-Ah, es verdad. -Asiento, recordándolo. A qué alma tan amable se le habrá ocurrido poner historia e historia del arte como asignaturas seguidas.

-Tengo que contarte una cosa. -La cara de Selene se ilumina y su sonrisa se intensifica.

-¿Qué cosa? -No sé para qué pregunto. Es obvio que esa cara es por su novio.

-Luego. -Hace un gesto con la mano en señal de que me lo dirá después.

«Si yo te contara lo que llevo en una funda de plástico y de quién...»

Pero no voy a hacerlo. Solo se lo diré a Alexa en cuanto pueda porque me muero de ganas de soltarlo. Necesito una opinión objetiva de lo que acaba de pasar y para eso solo puedo contar con ella. Solo en ella confío al cien por cien.

Me siento en el sitio que supuestamente ya tengo asignado. Cada uno ha cogido el mismo desde el viernes así que supongo que esta será mi posición durante todo el curso.
Saco mi estuche a la vez que de reojo veo a Louis pasando por mi lado y sentándose. Tengo ganas de hablarle, de preguntarle por la canción y por cómo lo ha averiguado. Pero no puedo. Solo de pensarlo me sube el color a las mejillas. No sé por qué narices lo ha hecho, pero sé que ha cometido un error. Ahora no me lo voy a poder sacar de la cabeza.
Una mujer pelirroja, de melena por los hombros y completamente lisa, expone el tema con el proyector: El arte románico.
Es la primera vez que doy esta asignatura, y por lo tanto también es el primer año que esta profesora me da clase, y me gusta. El contenido me parece llamativo y diferente de lo que llevo estudiando años: matemáticas, historia, lengua y literatura... El arte es algo nuevo y de lo que no tenía mucha idea. Además de la forma en la que lo explica, con entusiasmo y verdadero interés por su propia asignatura. Se ve qué profesores trabajan con gusto y quiénes lo hacen porque no les queda otra.

-Sin deciros ninguna de las construcciones románicas más importantes, ¿sabéis nombrar alguna?

-Arte románico ¿de qué país? -pregunta Louis en voz alta.

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