29. Es un chico que me gusta.

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—Helena, ¿hay algo importante que no me hayas dicho?

La miro, dudo, y niego ligeramente con la cabeza. Me estoy mordiendo los labios otra vez.

—Entonces, ¿qué es lo que acaba de pasar?

Resoplo. Me cambio el pelo de un hombro a otro, bajo la cabeza... Hago cualquier cosa para retrasar la respuesta a la pregunta de Selene que tanto me esperaba.
Lo han visto todos, esa era precisamente la intención. Pero, era un juego. Lo era, ¿no?
Claro que lo era, aunque creo que pareció bastante creíble a los ojos de los presentes. Algunos se quedaron sorprendidos con el beso por varios minutos. Daban el visto bueno, y no solo los que jugábamos, y lo recordaban más tarde a medida que avanzaba el juego.
Yo, recozco que estuve durante un rato en shock mirando para cualquier parte que no fuera a la gente que estaba a mi alrededor. Pude ver la reacción de Aaron: se le salían los ojos de la órbitas. Naia y Selene también reaccionaron de la misma forma. A Michael lo vi con una sonrisa sorprendida, y a Louis... simplemente no lo vi. No fui capaz de mirarle. Dijo en voz alta algún comentario para causar gracia, pero poco más.
Aún tiemblo con recordarlo.

—Solo era un juego —respondo, caminando a su lado por el pasillo.

Pasamos el servicio de los chicos, los laboratorios, (a los que nunca he entrado ya que las ciencias no son lo mío), y seguimos andando en silencio.
Tengo la impresión de que todos los que pasan por mi lado se fijan en mí, me miran, pero son paranoias mías.

—He visto y oído cosas que no forman parte de ese juego. Si hay algo entre vosotros, puedes decírmelo. De todas formas, ya no es un secreto.

—No te preocupes, Selene. Sabes lo que hay que saber. Nada más. Tú me conoces, y eres consciente de que soy muy reservada, más aún con estos temas. Si de verdad ocurriera algo, no lo habría manifestado delante de la clase.

Sueno lo bastante convincente como para convencerme a mí misma.

—Fue un juego —insisto para darle el último retoque a mi argumentación.

—No creía que fueras a hacerlo. Fue... impactante.

La forma exagerada de interpretar sus palabras me hace sonreír.

—¿Impactante? —No estoy segura de si tomármelo como bueno, o como malo.

—Sí... No sé si es porque has sido tú... —Chasquea la lengua, buscando la manera de decir algo—. Tengo novio, y estoy enamorada de él, pero...

Habla como si llevara años con el novio.

—¿Pero...? —le incito para que termine la frase.

—No sé.

Sea lo que sea que esté rondando por su cabeza, no quiere soltarlo.

—Tuve una sensación muy extraña. Una sensación de querer ser tú.

Me paro en seco, mirando al suelo, pero reanudo el paso para fingir que no me ha sorprendido tanto como en realidad lo ha hecho.

—¿Qué significa eso exactamente? —le pregunto cuidadosamente.

—No lo sé.

—Mejor no lo digas.

Lo menos que quiero escuchar en este momento es que me diga que le está empezando a gustar Joel, teniendo novio. Estoy casi segura de que cree que ha tenido esa “sensación” solamente porque me ha besado. A veces me he percatado de su ligera tendencia egoísta. Es posible que lo haga desde el inconsciente, quizá. Pero si alguien tiene algo, ella quiere tenerlo también para no ser menos. No me extrañaría que se tratara de eso en este caso.

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