No fue fácil levantarme de la cama, menos fácil de lo habitual. Después de otra pastilla, mi madre casi me sacó a patadas de casa. Me tomé la temperatura, y como el resultado fue el relativamente normal, ella decidió por mí que iría a clase porque "no era para tanto".
Ahora camino a unos metros de la puerta del instituto con la bufanda al cuello, doble abrigo y otra dichosa pastilla en la mochila "por si acaso".
Casi no puedo respirar por la nariz por lo que me sueno una vez cada seis segundos en un intento de despejar las fosas nasales.
Cruzo la puerta entre alumnos que no tiene claro si entrar o salir y echo un vistazo al pasillo y a los bancos que suelo ocupar. Louis está allí. Mi reacción al verlo no ha cambiado en nada, sigo sintiendo un pequeño vuelco en el estómago cuando lo visualizo.
Me quedo parada, dudando entre ir o no ir, y finalmente hago caso a lo que quiero hacer por una vez en la vida y me acerco.
Y, para ser sincera, mi única preocupación es no contagiarle la gripe.
Observo como va vestido: sudadera negra, chándal gris y sus características Converse de color blanco. Una vez dije que, tanto ropa holgada como más ajustada, cualquiera le sienta perfecta. Soy incapaz de mirarle de arriba a abajo y no empezar a salivar tal que un perro.-Hola. -Me siento a su lado, ni muy cerca ni muy lejos, dejando una distancia normal.
-Hola -en su tono hay cierta sorpresa. Posiblemente no se imaginaba que fuera yo la que se acercara a él. Yo también me hubiera sorprendido-. Creía que hoy llegarías tarde.
-¿Por qué? -pregunto, pero enseguida caigo. Estuvimos hablando hasta las dos y media de la madrugada, y me fui a dormir después de que me insistiera varias veces-. Me levanté sin problemas, aparte de los ya visibles.
Señalo mi nariz roja y mis ojos casi de igual color, además del paquete de pañuelos de papel recién estrenado que llevo en la mano.
-Deberías haberte quedado -me dice con una sonrisa.
-No puedo permitirme una falta de asistencia el último año de instituto -bromeo.
-¿Qué tontería es esa?
Sonreímos, y se acerca un poco más hasta que nuestras piernas se rozan. Siento que su mano se dirige a mi cara, al igual que su cuerpo empieza a inclinarse, y lo freno de inmediato.
-No -le digo con firmeza-. Puedo pegarte el virus.
Su intención era besarme, no sé si en los labios directamente o solo en la cara, pero en cualquier caso no se lo recomiendo. Aunque me esté muriendo de ganas.
-Tienes razón.
Me pasa el brazo por encima del hombro haciendo que deje caer la cabeza sobre el suyo. Me apretuja un poco, como suele ser, y así nos quedamos. No es un beso, pero me conformo. Oler el perfume que desprende su cuello es más que suficiente, mientras empieza a juguetear con un mechón de mi pelo. La gente pasa por el pasillo, algunos miran, otros siguen de largo sin importarles. A estos últimos se lo agradezco, sinceramente, porque me da bastante vergüenza que no estén mirando, sin embargo no quiero que pare.
De repente Carlota, Naia y Selene atraviesan la puerta y caminan por delante de nosotros, mirando sin disimular el descaro. Sus caras no muestran ninguna expresión, solo se limitan a analizarnos a los dos, impasibles. Opto por apartar la vista, sintiéndome más observada que si estuviera dando un discurso para la presidencia del gobierno.
Entonces las chicas se pierden por el pasillo, y suspiro de alivio interiormente. Estoy segurísima de que, en cuanto no las viese, se pondrían a hablar de mí. Casi puedo imaginarlas, como si se tratasen de las redactoras de una revista del corazón.
Ellas, como nunca se enteran de nada, aún pensarán que hay "algo" con Joel. Creen saber la vida de todo el mundo, y no tenían ni la más mínima idea de la mía.***
Me tocó leer un poema en la clase de literatura. Sumando mi problema con leer en público, o hacer cualquier cosa que implique público, además parecía un pitufo por culpa de mi nariz taponada. Estornudé varias veces, y tosí otras cuantas, lo que le dejó claro al profesor mi estado de salud, pero él sin embargo no se compadeció de mí en absoluto. Su profundo y rotundo "Helena, lee" sonó incluso malvado.
Descartando ese bochornoso momento, las otras dos primeras clases transcurrieron con normalidad y sin nada importante que destacar, salvo que he detectado un acercamiento sospechoso entre Michael y Valeria, aquella chica que, según Alexa tenía cierto parecido conmigo, y la que creí que podría tener algo raro con Louis. Por una parte me alivia, pero por otra no deja de sorprenderme la capacidad de este chico para cambiar de chica. Entre Carlota y Valeria hubo una segunda afortunada de otro instituto, pero fue tan fugaz como con la rubia. No es que yo sea también una revista de cotilleos... Esta información la sé por Joel. Que, de todas formas, no debería interesarme.
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Pide un deseo
Fanfiction"Creo que estoy caracterizada por ser el diario de todo el mundo, sin tener uno propio. Si lo tuviera, lo poco que habría de contar, no sería de interés ni de agrado ni para mí misma." [TERMINADA]