Alex frunció el ceño, como si no le agradara nada la idea.
-Debes entender de que eso es en absoluto cierto. Una Conexión Coniunx puede ser entre dos familiares, o...
Le corte con un ademán impaciente.
-La cuestión es que tú y Kayla teníais una de esas conexiones- le dije. No estaba en absoluto irritada, en serio.
Yo este tipo de cosas me las tomaba con calma. Era una profesional. Por supuesto. Era normal que Alex se hubiera enamorado antes de otra mujer. Es decir, tenía mil y pico anos. O no. Lo cierto es que no tenia ni idea de cuántos años tenía en realidad.
La cuestión es que con mis diecisiete años, lo más usual hubiera sido de que yo ya me hubiera enamorado alguien -si hubiera tenido una mínima vida social, por supuesto-. No podía imaginarme todo lo que Alex había... vivido. Tuviera los años que tuviera.
Alex me dedicó una mirada que tan sólo podía ser fruto del cansancio. Parecía querer decirme que no sacara conclusiones precipitadas. Por favor. Si todo estaba más que claro.
Negó con la cabeza.
-No. La cuestión es que Kayla y yo nos unimos antes de la Conversión. Eso es... casi imposible. Tan sólo se ha dado otro caso igual, y era entre dos ángeles que pretendían ser Iluminados. Iban a ser de la misma raza. En cambio nosotros... no podíamos ser más diferentes.
"Así que, pensamos después, tal vez una Conexión Coniunx entre dos ángeles de diferente raza no era tan imposible como nos habían hecho creer. Lo único que ocurría- dijo, mirando al suelo-, es que las relaciones entre ángeles de distintas razas estaban prohibidas.
"Nos dimos cuenta de que a diferencia de la Corriente, la Conexión Coniunx nos ligaba directamente al éter del otro, es decir, a su alma. En cambio, la Corriente, se establecía en el poder de nuestras alas, por lo que irremediablemente iba influenciado por su color. Nos dimos cuenta de que por dentro todos los ángeles éramos iguales: Iluminados, Desterrados y Oscuros- exclamó, entrecerrando los ojos con incredulidad-. Lo que ocurría es que daban demasiado importancia a nuestras alas.
"Mantuvimos nuestra relación en secreto- continuó Alex. Esquivaba mi mirada. Volvía a esquivar mi mirada, como siempre-. El orgullo de saber que habíamos realizado una proeza (una Conexión Coniunx entre dos ángeles de distinta raza), acabó desvaneciéndose, porque ahora sabíamos que no era ninguna proeza. Pero alimentó nuestra rabia. Nos incitó a rebelarnos más y más. Estábamos indignados: queríamos una sociedad donde no tuviéramos que escondernos. Y poco a poco comenzamos a ver más allá: queríamos que acabaran las guerrillas. Queríamos que dejaran de Desterrar inocentes. Queríamos que dejaran de contaminar la Tierra con poderes que los humanos no podían controlar.
"Comenzamos a filtrarnos información importante de nuestras propias razas, pues ambos teníamos una posición elevada, y nos aliamos con algunos Desterrados- me rasqué la ceja, algo sorprendida de que Alex fuera capaz de traicionar a los Iluminados-. O eso creía yo.
Hubo una pausa, donde Alex frunció el ceño y se pasó las manos varias veces sobre las rodillas, para secarse el repentino sudor.
"Resultó que toda la información que nos transmitía Kayla era falsa. Tuvimos varias emboscadas, y muchos de nuestros aliados fueron capturados. Kayla recogió toda la información que le proporcionábamos y la volvió en nuestra contra.
Suspiró, como alguien que le ha dado cien vueltas a una adivinanza y se ha dado por vencido al no hallar respuesta.
"No sé en qué momento ella cambió de opinión y comenzó a mentir. No sé si todo lo que vivimos fue planeado desde el principio. No sé... No tengo ni idea de qué fue real y qué no.
___________
ALEX.
Miré a Sarah. Tan joven. Tan pura. Con una determinación que tan sólo podía ser de alguien que nunca había sido derrotado.
Con todo lo que había afrontado, costaba creer que tan sólo hubiera vivido 17 años. Estaba seguro que era eso lo que me atraía de ella, al igual que lo había hecho Kayla: esa determinación, ese carácter que les empujaba acabar con aquellas cosas que empezaban siendo tan sólo una lejana idea en su cabeza. Esa capacidad de ver más allá y mover montañas que los demás no habíamos llegado siquiera a avistar.
Envidiaba su pasión. Su capaz de entregarse sin reservas.
La envidiaba y la temía a la vez. Porque también sabía que una vez se entregaban, dolía mil veces más cuando decidían arrebatártelo todo.
Quise hablarle del inmenso dolor que me había producido la traición Kayla. La gran humillación al percatarme de cuánto había dependido de una Oscura. La culpa de saberme la razón de la captura de gente que había apoyado nuestra causa. La causa de una espía y un soñador ingenuo.
Las palabras se agolparon en mis dientes y en la punta de mi lengua, pero volví a tragarlas y enviarlas al fondo de mi estómago, donde nadie pudiera verlas.
No quería la lástima de Sarah ni quería humillarme más con mis propios errores.
No quería abrirme demasiado a Sarah.Y es que sabía que ella era como el fuego. Tenía la capacidad de hacer tanto bien: calentaba en los momentos más fríos. Iluminaba el camino oscuro que todos teníamos por delante.
Pero a pesar de ello, uno jamás debía jugar con él.
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Ángeles en el infierno
ParanormalCuando cayeron del cielo, parecían bolas de fuego. Meteoritos; tal vez estrellas fugaces. Hasta que alguien se percató de que tenían forma humana. Y alas. En la víspera de noche buena, los ángeles han recibido un mensaje de Dios, si es que a...