1.-.

8.2K 304 44
                                    

A: darliinn mi gran amiga chilena <3 

Desperté sudorosa y con el nudo habitual en la garganta, típico después del maldito sueño recurrente, no me había sucedido desde hacía un mes y regresó, siempre regresaba.

- Olvídalo, no dormirás más -Me dije mirando el móvil barato del que me había hecho en secreto. Me puse en pie y suavecito pasé de la cobija que hacía de cama hasta la mesa llena de mierda- Ay joder -Me quejé cuando mi rodilla golpeó una silla.

- Cállate perra, necesito dormir -Seguía sin comprender por qué no tenía el valor suficiente para matarlo- Ya sabes, si no regresas con comida mejor no vuelvas -"Hijo de puta".

Llegué a la puerta y estaba por azotarla cuando recordé que no valía la pena arriesgar así mi vida.

Como pude llegué al puente donde se reunían los chicos que pedían limosna conmigo, íbamos por toda la ciudad, andrajosos y feos rogando por un peso, limpiando parabrisas, vendiendo dulces o flores, lo que fuera para alimentar algunos a su familia y yo a mi alcohólico padre.

- Oye Sus -Llamé a un chiquillo que compartía mi suerte, un padre alcohólico y golpeador- ¿Qué te hizo? -Lo obligué a levantar la cara para ver el manchón de su ojo.

- Es que... Compré un dulce y el dinero llegó incompleto -Dijo con los ojos llorosos.

- Saldremos de aquí amigo, te lo prometo -Lo abracé recordando las tantas veces que me sucedió lo mismo a manos de mi padre, si es que a ese monstruo podría llamársele así.

- Deja los sentimentalismos Lia y vamos a darle que necesitamos comer, recuerda que mientras más saquemos más nos queda para nosotros -Presionó Manu, era 4 años mayor que yo y probablemente habría ganado mejor en otro trabajo, pero prefería quedarse en el basurero en que vivíamos para proteger a los niños.

Salimos a toda prisa, repartiéndonos por todas las avenidas de la ciudad, me tocó vender las flores, ya era habitual. Fui con Manu y Sus quienes limpiaban los parabrisas de los autos.

- Ya sabes -Dijo Manu antes de iniciar- Ignora a los degenerados -Era mi punto débil, no ignorar a esos cerdos que se atrevían a decirme asquerosidades, siempre terminaba con las manos en sus cuellos.

- Ya, ya -Dije restándole importancia.

Vimos el alto de los autos y comenzamos, como cada día, acercándonos incluso a las ventanillas cerradas, recibiendo malas caras y peores tratos.

- ¿Cuánto las flores muñeca? -"Maldito".

- 20 el ramito -Intenté ignorar su mirada.

- Te las compro todas si te subes conmigo -Estaba por explotar.

- ¿Va a comprar flores? -Se acercó Manu.

- Ya te dije muñeca -Lo ignoró el cerdo ese.

Seguí mi camino a los autos siguientes aún sintiendo su asquerosa mirada sobre mí.

Después de las primeras 4 o 5 horas de intentar vender las florecillas y ellos limpiar parabrisas, nos sentamos a la orilla de la avenida con una botella de agua y un par de chicles para calmar el hambre, no podíamos comer hasta estar juntos y contar el dinero, si había de más comíamos, si no, tocaba llevarlo todo a casa, con la panza vacía.

- Ni siquiera sé que me ven -Dije levantando el dedo medio a un hombre en un auto que no me quitaba la vista de encima.

- Eres guapa -Soltó Manu dándole parte de su chicle a Sus.

Flores en tu peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora