Avril
Cuando el sol empieza a ocultarse y se está haciendo de noche decidimos regresar a casa.
Había sido un paseo de en sueño, Mark era perfecto, jamás me aburría con él, era todo lo que alguna vez quise.
Cuando lo miro y él me mira también con una sonrisa no puedo evitar besarlo, esto es tan alucinante, nunca pensé en conocer a alguien como él, o compartir momentos así, era nuestro primer paseo y apenas llevabamos un poco más de una semana juntos y yo ya estaba vuelta loca por él.
Me dormí todo el trayecto a casa, decido culpar la música arulladora de Mark.
Me despierta con un suave beso en los labios cuando hemos llegado. Me sobresalto un poco y me incorporo.
-Me dormí- digo con voz ronca tallando mis ojos. Él ríe.-Quieres que te lleve o tú...
-No, yo... yo puedo -salgo del auto con un poquito de dificultad, pues al parecer aún estoy medio dormida. Él cierra la puerta y se incorpora a mi lado de inmediato tomandome de la cintura.
-Abuela, ¡ya llegamos! -anuncia Mark al entrar a la casa con voz fuerte.
-¿Te parece si vas con ella mientras yo me doy una ducha? -me pregunta tiernamente pegando su frente con la mía.
-Claro -respondo con una sonrisa.
-Vale. -Me da un beso rápido en la mejilla y sube las escaleras.
Voy hacia el estudio en busca de mi abuela pero no está ahí, entonces voy a la cocina, sólo está Nina.
-Hola Nina, ¿has visto a mi abuela?
-Hola Avril -responde -salió a comer con unas amigas, sí, eso fue lo que dijo. Chris la llevó.
-¿Kian está arriba?
-Sí, acaba de llegar.
-Okay, gracias.
Salgo de la cocina hacia la habitación de Kian. Hasta el pasillo puedo percibir una melodía familiar, Don't Cry, de Guns and roses.
No toco a su puerta, solo abro lentamente, y al hacerlo percibo de inmediato un impregnante olor a humo, de cigarro tal vez. Entro y cierro la puerta detrás de mí.
Kian está en el balcón mirando hacía afuera, sosteniendo entre sus dedos lo que creo que debe ser un cigarrillo.-¿Kian? -digo con voz lo suficientemente alta como para que pueda escucharme sobre el sonido de la música.
De inmediato se da la media vuelta y me mira con cara de sorpresa quitándose el cigarrillo de entre los dientes y escondiéndolo trás él.
-Hola -dice.
-Hola -respondo.
-¿Qué tal estuvo todo?
-Bien, muy bien. Kian, ¿qué es esto? Ahora también fumas? -digo irritada.
Aparta sus ojos de los míos con una expresión de fastidio tal vez y da media vuelta de nuevo con la vista hacía afuera, ignorándome.
Ruedo los ojos y me dispongo a salir de la habitación pero algo me detiene. En su buró veo algunos mini cigarrillos blancos, tomo uno lo observo detenidamente y empiezo a desenredarlo lentamente, dejando al descubierto algunas hojitas de color cafe-verdeobscuro, trozos pequeños más bien... entonces me detengo totalmente recordando a Edith.-¿Quién te dio eso? -me pregunta furiosa arrebatándome de las manos los cinco pequeños papelitos enrollados.
-Pues... me los dio Jake. -Respondo entre asustada y confundida.
-¿Por qué demonios los tomaste? ¿Por qué se los recibiste? ¿Le pagaste? -me pregunta tensando la mandíbula. Está enojada, sin duda lo está.
-Me los dio, no le pagué, dijo que me iba a gustar -respondo sin entender su enojo encogiendome de hombros.
Entonces aprieta en sus manos aquellos cinco rollitos y los lanza al pequeño charco que está a centímetros de nostras en el suelo. No entiendo por qué lo ha hecho.
-No vuelvas a tomar nada que te den en la calle, y mucho menos cosas parecidas a eso, ¿entendido? -me regañaba como una madre a su hija que había hecho algo malo.
No entiendo cuál es la razón de su enojo. Pero asiento con la cabeza gacha sin pedir alguna explicación.Me quedo observando un poco más y entonces lo entiendo todo, el humo, las hojitas tal vez todo era tan obvio pero hasta hace poco yo no tenía idea. Además... en el suelo había un sobresito pequeño transparente, vacío.
Los ojos se me empiezan a tornar cristalinos en parte por el humo y en parte por Kian, me vuelvo furiosa a él de nuevo.-¿¡Es en serio Egan!? -grito sobre el ruido de la música.
Él se vuelve a mi desconsertado, es entonces que le muesto los papelitos blancos, pero ni si quiera se inmuta.
-¿Qué es esto? -le pregunto enfadada.
Pero se queda callado mirándome fijamente.-¿¡Te drogas!? ¿¡Es en serio!? -cierra los ojos y suelta un suspiro, se lleva el cigarrillo a la boca, da una calada y suelta el humo hacía un lado.
-Vete de aquí -es lo único que dice.
-No, no lo hare -replico con voz firme.-Hay demasiado humo, te hará daño, vete de aquí. -Dice señalando la puerta y alzando la voz un poco más.
-¡No me iré! -grito y la frustración aparece en su cara -¿Por qué lo haces? -pregunto y una lágrima me resbala por la mejilla.
-¿Por qué haces todo tan difícil? Solo sal de aquí, y no digas nada.
-No lo hagas, por favor -se lo pido acercádome a él -Kian, esto te hará mucho daño, por favor, no quiero que te pase nada -digo, lo abrazo, recuesto mi cabeza en su pecho aspirando su aroma combinado con humo, ahora ya no parece tan exquisito como de costumbre.
Kian
Tiene los ojos cristalinos y de repente una lágrima le resbala por la mejilla. Mi enojo y frustración se hacen presentes provocando que le levante la voz.
Oh... demonios.
Sé que fumar esa mierda está mal, sé que yo mismo me hago daño pero solo eso podía hacerme sentir mejor, relajado, despejado, bien, hasta feliz, haciendome olvidar por un momento mi realidad.
-No lo hagas, por favor -Dice con voz entrecortada -Kian, esto te hará mucho daño, por favor, no quiero que te pase nada.
Me abraza fuertemente. Me mantengo quieto como una estatua, pero después no puedo resistirme a ella y la abrazo de igual manera.
Es tierna la manera en que recuesta su cabeza en mi pecho y yo acaricio su cabello.-Dime que no lo harás.
-Abbey...
-Por favor -Me mira con esa cara suya a la que jamás he podido resistirme. Sus ojos llorosos me recuerdan de inmediato a los de mi madre cuando se fue de casa.
Asiento levemente con la cabeza y aplasto la colilla del pequeño cigarrillo contra el barandal del balcón. Ella sonríe y me abraza de nueva cuenta.
-No llores, por favor, no es para tanto.
-Sí lo es. -responde gimoteando.
-Tranquila, ven aquí -vuelvo a acercarla a mí y se produce un silencio. Le beso el pelo y coloco mi barbilla sobre su cabeza.
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Somebody To Love [Terminada]
FanfictionAvril Lavigne tiene 14 años. Se la vive vagando por las calles de Nueva York. Hasta que algo totalmente inesperado sucede... Una señora de la alta sociedad, adinerada y sofisticada, la recoge de la calle llevándola a vivir consigo, dándole una vida...