Capítulo 83: Hard realities

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Semanas enteras pasaban y yo no podía pasar siquera un segundo sin dejar de pensar en ella.
Todo se había acabado, todo se había ido ya al carajo. Me evitaba, en todos los sentidos, no quería tener ningún tipo de contacto conmigo, tal como me lo dijo.
Y eso dolía.
Ella y Mark habían roto ya. Por lo que Brian me contó ella le dijo todo lo que había pasado entre nosotros, él la perdonó, pero ella no podía con la culpa.
Todos los días la veía... pero no podía acercarme, ni tocarla y mucho menos habarle. Esto era morir lento.
De todos los problemas en que me había metido... éste se llevaba el premio, éste era el más grande. Un maestro... el profesor Harris de la materia de valores nos descubrió a mí y a otros tres más drogándonos detras de las instituciones de la escuela, en las áreas donde está prohibido ir.
Mierda.
De inmediato mandaron a llamar a papá. Pensé que no iría, él nunca iba cuando me metía en algún problema y el director lo llamaba. Pero ésta vez no corrí con tanta suerte.
El ceño fruncido de mi padre, al igual que sus labios denotaban furia y enojo. Yo en realidad estaba tranquilo, relajado, ¿qué podía ser peor que estar sin Avril?
Además de que me encontraron drogandome, el viejo aprovechó para mostrarle mi expediente con la cantidad de materias reprobadas, además de faltas y reportes que tenía, y notaba como mi padre trataba de mantener la calma apretando la mandíbula. En algún momento explotaría. Pero entonces vislumbre decepción... lo observo con detenimiento, yo no... jamás había notado decepción en su rostro y ahora me empezaba a sentir demasiado culpable.

-Como usted sabe, o debería saber, -seguía hablando el director- consumir drogas dentro de esta institución merece la expulsión y Sr. Egan, sé que usted ha colaborado mucho a mantener éste instituto, pero no puedo hacer una excepción de esta magnitud, ya he dejado pasar muchísimas faltas del joven Egan y esta vez... lo lamento. Espero que lo comprenda.

Oh Coño... esto era serio.

Mi padre lo miraba con atención mientras asentía con la cabeza en un modo comprensivo.

-Lo entiendo Richard.

Miro a mi papá con sorpresa, ¿en verdad permitiría que yo dejara de estudiar?

-Buscaré sus documentos y... ya sabré cómo hacerselos llegar.

-Perfecto. Muchas gracias por... su tiempo.

Fue lo último que dijo papá antes de salir de la oficina tomándome del antebrazo.

-Papá, ¿eso qué significa?

-¿Qué no es obvio? ¿A caso no escuchaste? Estás expulsado hijo, enhorabuena.

Mi padre me dirigía hasta mi aula, el profesor de literatura daba su clase cuando lo interrumpimos.

-Recoge tus cosas. -Me ordenó en voz baja. -Profesor, disculpe la interrupción.

-Nada de eso... -contestó el profesor muy cordialmente y todas las miradas estaban puestas en nosotros. -No hay cuidado.
Entro y tomo mis cosas. Todos me miran, menos Avril, ella solo se mantiene ahí, garabateando algo en su cuaderno. Tomo mi mochila y salgo. No sin antes hacer una seña de paz y amor con los dedos a mis compañeros de clase. Mi padre agradece al profesor y salimos de ahí, ahora me dirijo a mi casillero. Y saco todo lo que tengo, fotos, papeles, libros, libretas, bolígrafos, lociones, desdorante, cepillo de dientes... productos de higiene. Mi padre me mira achinando los ojos y yo solo le dedico una falsa sonrisa. Lo acepto, era raro que tuviera todo eso ahí, pero era por si acaso.
En el camino al estacionamiento no me dedica ni una sola palabra y yo tampoco a él. Había estacionado su auto frente al mío, así que ambos nos dirigimos a la misma dirección, su chófer esperaba de pie frente al lado de éste.

-Tus llaves. -Pide firme extendiendo su mano hacia mí.

Castigado. Genial.

Ruedo los ojos y entrego las llaves. Él se las da al chófer, ordenándole que lleve el auto hasta la casa. Él obedece, le da las otras llaves a mi padre y sube en mi auto.
Subo en el asiento del copiloto y mi padre pone en marcha el auto. Un silencio que me taladra los oídos se hace en el interior. Él solo mira al frente, con esa misma mirada que no dice nada.
Es difícil descifrar el estado de ánimo de papá. El hombre era toda una caja de jodidas sorpresas.
Al llegar a casa subo a mi habitación antes de hacer alguna otra cosa. Él me sigue.
Entra conmigo, con calma. Me tiro en la cama y tomo la guitarra que está a un lado. Él se sienta en una orilla de la cama.

Somebody To Love [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora