Capitulo 5 2/2

1.5K 23 0
                                    

—¿Sabía lo que tienes grabado en el dije? —mi amiga escupió el mechón de cabellos que mordisqueaba todo el tiempo. 

Tras lo ocurrido en el metro ya no pude callar el asunto; tenía que hablar de lo que me sucedía. Necesitaba a alguien que me dijera que no estaba volviéndome loca, y para eso contaba con mi mejor amiga. Suse me escuchó, pero sus cejas claras se juntaban más cada vez que descubría más acerca de mis extraños encuentros. 

—¿De dónde podría conocer la inscripción? 

Me encogí de hombros. Yo misma me había hecho esa pregunta cómo mil veces durante los últimos días. 

—¿Y cómo es que se aparece de la nada y te espía? ¿Se roba la comida en nuestro comedor? ¿No encuentras esto totalmente demencial? 

—Sé que es de locura —me quejaba. 

Previniendo la reacción, evité decirle a Suse que yo había pagado la comida del joven. 

—Pero lo que experimento cuando él se encuentra presente es aún más desquiciado. 

—¿Y qué experimentas? —Suse me miró como si yo estuviera a punto de leer las cartas del tarot. 

Hundí la cabeza entre las manos. 

—Parece una completa chifladura —señale—, pero siento en mí una extraña tranquilidad. Como existir completamente. Hace rato, en el metro, fue así. No lo había visto, pero sentí que estaba allí. ¡Maldita sea! 

Me detuve y miré a Suse, quien había inclinado la cabeza y se mordía el labio superior todo el tiempo. 

—¿Qué aspecto tiene Becky? 

—¿Qué quieres decir? —titubeé—. Galáctico. Ese fue mi primer pensamiento, aunque me molesta tenerlo. Él... él tiene cabellos negros y espesos —mascullé—. Es bastante flaco, pero bien proporcionado. 

Noté que me había animado; que me entusiasmaba hablar de él; que me habría gustado describirlo hasta en el más pequeño detalle. 

—Su rostro es pequeño, pómulos salidos y sombras profundas bajo los ojos. Pero no parece que esté cansado, sino algo así como agotado y al mismo tiempo débil, intranquilo como si huyera de algo. Él... 

—Él estaba en la piscina, Becky —Suse interrumpió mi perorata. 

Se pegó en la frente con la palma de la mano. 

—Estaba en los trampolines. El quinto estaba cerrado, pero se las había arreglado para trepar hasta él. El caso es que estaba sentado sobre la tabla y mirando hacia abajo; más bien, a ti. Fue exactamente en el momento que salía del agua. Iba a decírtelo, pero te lanzaste como una potencia como un delfín dopado —Suse meneó la cabeza. 

De pronto parecía muy perturbada. 

—¡Mierda, Becky! Era precisamente el momento. El tipo te miró y tú saliste disparada. 

Me quedé mirando la mesa de caracterizaciones de Suse, llena de cacerolas y tubos. En la pared, con tachuelas, había fijado fotos digitales de sus trabajos: heridas reventadas, ampollas de quemados y máscaras de horror. Yo misma me había prestado de modelo para algunas de esas creaciones. 

—Becky, tienes que hablar con Janne —me pidió Suse encarecidamente—. Hay algo que no cuadra. Hay algo que está completamente mal. No sé si me entiendas. Lo que quizás está ocurriendo es que estás totalmente loca por él. 

Sentí como me estremecía por completo. ¿Sería enamoramiento? No, enamorada desde luego que no estaba. ¿Sería amor? ¿Amor a primera vista? No creía en el amor a primera vista. Lo que el amor obraba era algo por completo distinto. Lo veía cada día con Spatz y Janne, y también, antes, entre papá y Janne. En un principio incluso yo lo viví, con Sebastián. Eran muchos detalles que conformaban un todo, y esto no podía experimentarlo por alguien completamente extraño. ¿O sí? 

Lucian (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora