Miré a Sebastián.
—¿Escribir?
—Sí.
—¿Lo has intentado?
Sebastián se echó un bocado de taco. La canción seguía.
Can you read my mind
The good old days, the honest man
The restless heart, the Promised Land...
—Cambio de tema —interrumpió Sebastián.
Me empujé los tacos hacia adentro, como Sebastián.
—Ok. ¿De qué quieres hablar?
Sebastián me sonrió con picardía.
—Sobre el queso que te ha quedado junto la boca, o del mejor modo de alejarlo.
—¿Dónde?
Fruncí el ceño y moví las comisuras de los labios.
—¿A la derecha o a la izquierda?
Sebastián tomó mi barbilla con su mano, y movió ligeramente mi cara hacia la izquierda, hasta un punto en que nuestras miradas todavía se encontraban.
I got a green light
I got a liltle fight
l'm gonna turn this thing around
l'm gonna turn this thing around
Sebastián sonrió, pero sus ojos resplandecieron. En su mirada se mezclaban angustias y deseos. Luego se inclinó hacia adelante hasta que su boca estuvo justo frente a la mía. Olía a tacos y a sí mismo, ese olor tan familiar de Sebastián, por el que lo reconocería entre miles.
Mi mano estaba sobre su pecho. Sentía cómo latía su corazón, con fuerza y velocidad. Con la punta de los dedos lo mantuve a distancia.
Can you read my mind...
—No vayas a estropearlo todo —susurré—. Por favor, no lo vayas a estropear. Dame un poquito más de tiempo.
Sebastián apretó los labios. Experimenté su desilusión como si se pudiera tocar, y también sentí mi propia tristeza, que era más profunda de lo que hubiera querido.
La boca de Sebastián se abrió, más antes de que dijera algo se escuchó la puerta.
—Tu celular... ¡Ah, perdón!
Janne estaba en el cuarto. Se nos quedó mirando a ambos. Nos separamos, y quería subrayar tercamente que mi arresto domiciliario no significaba que no pudiera recibir visitas, cuando me di cuenta de que el rostro de Janne resplandecía. Se veía completamente aliviada. Oprimí la tecla de stop y la música cesó de golpe.
—Lo siento —expresó Janne apresuradamente—. ¡Qué tonta he sido al entrar de repente! Hola, Sebastián. Sonó tu celular, Rebecca. Es el padre de Sebastián. ¿Quieres hablar con él?
Le quité el teléfono de la mano. No me cabía en la cabeza que Janne hubiera contestado mi teléfono y que, encima, hiciera como si fuese lo más natural del mundo.
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Lucian (TERMINADA)
Teen FictionUna joven se enamora de un hombre que parece ser un vagabundo, y están unidos por algo: él es su ángel guardián, pero no recuerda nada porque padece amnesia. Lo único que sabe es que cada sueño que Lucian tiene sobre Rebecca, se hace realidad...