Capitulo 6 3/3

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  —¿No te cae bien, verdad? —los hombros de Suse se hundieron. 

Shit! Lo último que quería era echar a perder su fiesta de cumpleaños. 

—Tú eres mi mejor amiga —le dije, y traté de hablarle con la mayor confianza que me fue posible—. Y Dimo es estupendo. Los hot pants sonsexies y te vas a ver súper. 

Con una sonrisa de lado, Suse volvió a meter el regalo en el papel. 

  —Ok —movió la cabeza y sus rizos volaron de nuevo—. Ven, pasémosla bien. 

Sí, eso era lo que yo quería. Estaba decidida por completo a pasarla estupendo, y la noche se prestaba como hecha justo para eso. 

Suse había invitado a media clase, a la banda de Dimo y un par de amigos de afuera, así que conformábamos un grupo bastante nutrido. 

Prendieron la fogata. Las astillas de madera comenzaron a encenderse una tras otras, crujiendo y crepitando. Chispas doradas salían disparadas porel oscuro ambiente, y por el Elba los barcos seguían su rumbo. Poco después, las olas comenzaron a golpear la arenosa orilla. 

Asamos carnes, salchichas y papas en rodajas y, en cierto momento la banda de Dimo, alias Dr. No, se juntó en torno a él. El baterista y guitarrista harían el examen de selectividad el próximo verano; las dos Hermanas Enfermas estaban en el 11 b, que era una clase paralela a la nuestra. Suse le habían dado clases de repaso de matemáticas a una de ellas, Dörte, una rubia flaca con incontables piercings, y fue por ello que mi amiga entró en contacto con la banda. Su música era una salvaje mezcla de los grupos Ärzte (Médicos) y Revolverhelde (Héroes del revólver). 

Al grupo le gustaba la música a todo volumen, galácticamente alta, como diría Suse, y sus acordes ahora resonaban en medio de la noche. Con su contrabajo en las rodillas, Dimo rasgueó las cuerdas y, al cantar, se echó a la nuca su oscuro cabello: Exploto, vuelo hecho pedazos cuando contigo recorro el mundo... 

Cuando las Hermanas Enfermas entraron (Yo exploto, yo exploto, yo exploto...) Suse, moviendo los brazos al aire, parecía realmente un cohete antes de despegar. Sebastián me tomó del brazo, me susurró algo al oído, que no entendí; el padre de Suse, con las manos entrelazadas y apoyado en un árbol a medio caer, tenía en el rostro una expresión perdida, y durante un corto y demencial momento tuve una sensación de déjà vu

Luego de ocho piezas y un aplauso ensordecedor, el Dr. No y las Hermanas Enfermas concluyeron su show a cielo abierto, y poco después bailamos acompañados al ritmo de la música de la instalación. Dimo puso hip hoptechno y rock, una mezcolanza bastante buena. Hasta un par de viejas canciones de heavy metal de los setenta salieron a relucir. Al igual que Suse, yo también me había quitado los zapatos. Nos volvimos paranoicas con Black Sabbath, nos arrodillamos una frente a la otra y cuando Dimo, como pequeño remate para la fiesta, lanzó por los altavoces la canción de la serie animada Heidi, ni Suse ni yo pudimos aguantarnos.

  —¡Heidi! —gritó Suse entre bulliciosas risas—. ¡Heidi tu mundo son los montones! ¡Sombreados pinos, verdes prados bañados de sol! ¡Heidi, Heidi,mereces la felicidad!   

Mi amiga me tomó de las manos y me hizo dar vueltas hasta que el fuego, los faroles y las luces de los barcos que pasaban se unieron en un acelerado satélite que daba vueltas en torno a mi cabeza. Lanzamos gritos y, cuando tomadas del brazo caímos en la arena, Suse me besó en la boca y me dijo que iba a morir de dicha.  

Con el robillo del ojo percibí que Sebastián nos fotografiaba. Junto a él estaba Dimo, riendo, y esta vez parecía estar contento sencillamente porque Suse estaba pasándola bien. Casi me resultó simpático en ese momento.

Lucian (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora