capítulo quince: el tío yuuri.

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  — yuri, saldré unas horas, ¿estarás bien sólo? — viktor tomó las llaves del coche, colocando su abrigo en su hombro. Tenía prisa por llegar al lugar de compromiso y, por supuesto le preocupaba su pareja.

— por supuesto que estaré bien. 

— cualquier cosa, llámame.

— sí, viktor. 

— y come algo saludable, patatas y chocolate no es saludable. — le regañó saliendo del hogar que compartían, guiñandole un ojo. 

Había pasado ya un rato de la salida de viktor, yuri por su lado no había hecho gran cosa. Había preparado su comida favorita para sentarse a ver películas en el sofá, mientras pasaba el rato en su celular al mismo tiempo.

(...)

— no soporto esto, necesito salir, beber, nadar, algo. — murmuró en una queja hacia sí mismo, suspirando con pesadez. Le era permitido hacer ejercicio, más sin embargo aquellas que lleguen a ser peligrosas o muy pesadas le eran prohibidas, incluyendo el patinaje, sus mareos podrían causar que llegue a caer repentinamente y eso resultaría realmente peligroso. Caminatas leves, sentadillas, calentamiento, eso le era permitido, pero era aburrido para el. 

Se vió interrumpido por sus pensamientos al momento de escuchar la puerta sonar repetidas veces, más que eso, alguien pateando la puerta. 

"¿quién toca casas ajenas de esa forma?" se preguntó a sí mismo, antes de abrir la puerta principal con notoria confusión en su expresión. Su vista se nubló por completo sin previo aviso, impidiéndole a sí mismo lograr ver quién era la persona que se encontraba detrás de la puerta principal. Su mente se quedó en blanco, su mundo empezó a dar vueltas repentinamente, su equilibrio le traicionó. Unas veloces y frías manos le atraparon evitando una caída que posiblemente termine con lastimarle, era la tercera vez que le sucedía esa semana, pasaba más cuando se levantaba de golpe de algún lugar, este siendo el caso. 

Cuando logró regresar en sí, estaba en el sofá de su hogar, recibiendo pequeños golpecitos en sus mejillas provenientes de una cabellera rubia diciendo su nombre repetidas veces, pudo deducir que se trataba de yuuri.

— tu puta madre cerdo, estaba asustado. — le regañó, suspirando con tranquilidad una vez logró percatarse del azabache volviendo en sí.

— lo lamento, me pasa a seguido y cuando menos me lo espero. — susurró, tallando sus ojos y acomodando sus lentes, unos segundos más tarde le regaló una sonrisa.  — ¿a qué viniste?

— ah, cierto. Yo y beka fuimos a distintas tiendas para comprarle cositas a su bebé o lo que sea que sea ahora mismo, sé que son unos viejetes sin sentido del gusto, entonces decidí que como su padrino tengo la responsabilidad de salvarlo de usar conjuntos anticuados. — le entregó cinco bolsas distintas, cada una con el logo de su respectiva marca en el medio. El conjunto era una pequeña camisa de color negra con una imagen de tigre de medio. Unas mallas del mismo color con estampado de las características manchas del mismo animal, unas botas realmente pequeñas con "roar" en letras grandes por medio. Un gorrito de recién nacido con rayas negras y amarillas, como lo es los colores característicos de un tigre, acompañado con pequeños peluches del mismo animal del que va la temática de ropa.

— ay, muchísimas gracias, yurio, definitivamente será lo primero que usará una vez nazca, se verá increíble con esto, es muy tierno.

— y...ya, de nada. — murmuró en voz baja, dirigiendo su mirada hacia otro lugar de la casa, evitando cualquier contacto visual con el azabache, esto para evitar que el mayor se percatara del rubor en sus mejillas. La puerta se abrió de forma repentina, siendo lo primero en escucharse quejas del peliplata debido al intenso frío que había afuera. — ah, hola viejo. 

— bienvenido, cielo.

 — ¡Hola cariño! no sabía que habíamos adoptado un gato. 

El tono de burla en la voz de viktor era evidente, provocando en el rubio una expresión de enojo considerable, siempre llegaba a cagarla. 

— cállate, maldito frente ancha. En lugar de hacer tus bromas ridículas deberías agradecerme, darme tus putas medallas y cuidar más a tu esposo o lo que sea que es yuri.

— ¿qué pasó, cielo? 

— nada, solamente perdí el sentido un momento.

— es mentira, me abrió la puerta y desde un inicio tenía rostro de confusión, le dije algunas cosas y no contestó, entonces de la nada se desmayó y casi cae al suelo de no ser por que yo le atrapé.

—¡yuri! Te dije que me llamaras para cualquier cosa! ¿qué pasaría si hubiera ido peor?

  — ah...¡mira lo que nos regaló Yurio! —  le extendió las bolsas frente a él, con una sonrisa.

— ¡qué hermoso, muchas gracias! pero, no es justo, ¡se supone que yo sería el primero en comprarle sus cositas!

  — ¡muy tarde! ¡yo gane! — yuuri se puso de pie, señalándole con burla ante por fin, otra derrota en su contra.

  — ¡Yuri! — viktor sacudió a su pareja con un puchero, estos dos eran todo un caos.

La tarde pasó con calma, otabek fue a requisito de yuuri, entonces la pareja decidió quedarse a cenar por cortesía de los futuros padres, entre risas y copas de vino (incluyendo una copa de jugo de uva para yuri) pasó con calma, sin faltar las discusiones irrazonables entre yuri y viktor, que daba un toque al asunto. 

¡Hicimos Historia! Yuri!!! On Ice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora