capítulo trece: pequeño.

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— yuri, hoy tenemos consulta temprano, no querrás perdértela, es importante.

— frijol. — fue lo único que salió de sus palabras, ocultando su cabeza entre las colchas de la cama. Era demasiado temprano, al menos para él. Viktor acostumbraba a estar de pie temprano y preparar café en lo que se sienta con makkachin a ver las noticias matutinas, contestar correos y revisar su agenda.

— ah, ya no es tan frijol, tiene 12 semanas recién cumplidas, en unos meses no podrás llamarle frijol.

— ah, no te burles, no podré salir de compras y tampoco podré utilizar mi ropa, la gente me mirará como si de un payaso se tratase.

— para mí siempre serás lindo tal y como estás, sabes. — respondió con una radiante sonrisa en su rostro, colocando al canino encima del cuerpo del azabache.

Una larga charla acompañada de quejas por parte de yuri al no querer alejarse de las cálidas colchas de la cama, se concluyó. Finalmente, viktor le había convencido de cambiarse para poder tomar la consulta antes de que se hiciera más tarde de lo que ya era en esos momentos. Quizá se debía a que el embarazo requería mucha energía y lograba dejarlo sin fuerza alguna y con ganas de estar en cama todo el día, quizá era demasiado perezoso para levantarse.

O una mezcla de ambas cosas.

— buenos días, me alegra que hayan decidido continuar con su embarazo, haremos una ecografía para comprobar que todo vaya bien. — el médico que había sido asignado como quien les atendería hasta el momento de lactancia de yuri, levantó la camisa del azabache, colocando un poco del frío gel en su vientre y parte de su barriga, un pequeño pero no invisible bulto estaba presente en su vientre bajo, viktor fue el primero en percatarse de lo mismo hace días. — oh, vaya que ha crecido, su tamaño es adecuado para sus semanas, eso es una noticia excelente.

— lo es. — una sonrisa se formó en el rostro de yuri, se había adaptado y encariñado a la idea de tener un bebé, ambos se encontraban expectantes de recibir a un bebé sano y listo para recibir cariño.

— tengo una pregunta, ¿cuándo se sabrá el género del bebé? — preguntó viktor, mismo que se encontraba al lado de su pareja, sosteniendo su mano y observando a la pantalla que reflejaba el pequeño cuerpecito que a simple vista no parecía más que algo negro en el centro de la ecografía.

— el género se decide unas semanas antes, debido a la formación de unos cromosomas que lo definen, al inicio todos somos "mujer" por así decirlo, hasta que se decide el género, por eso los hombres tenemos pezones, son pechos no desarrollados, el clítoris es como un miembro no desarrollado de igual forma, ese es un dato curioso. El género de su bebé ya está definido, en esta etapa se está formando recién su órgano reproductor, quizá hasta la semana veinte sea seguro conocer el género.

— perfecto. 

La consulta pasó con sencillez, nada realmente fuera de lo común. Preguntas, advertencias, recomendaciones y pequeñas fotos de su bebé, además de dudas que no dejaban descansar adecuadamente a yuri, la paternidad primeriza es más difícil de la que muchos la logran pintar en diversos lienzos.

— al parecer todo marcha de forma apropiada con su bebé, no parece que se haya presentado problema alguno, ¿tienen alguna duda? — preguntó, incorporándose en el escritorio de su consultorio, cruzando sus manos como lo hace habitualmente.

— usted dijo que es un embarazo de alto riesgo, ¿qué tan riesgoso es?

— creo haberlo aclarado antes, al ser una anatomía distinta, órganos diferentes pero incorporados en una formación anomalía, es posible que puedan surgir diversos cambios presentables que son normales, como lo es un parto prematuro, sufrimiento fetal, cambios hormonales que pueden resultar realmente diversos, pero todo tendría que salir bien si las consultas son constantes, llevas una dieta, sueño correcta y por supuesto, tomas las vitaminas que te he recetado.

Ambos regresaron a casa después de agradecer al médico, siendo una noche de películas para ambos, acompañadas de golosinas, las náuseas en el azabache habían disminuído potencialmente, mismo que era un alivio para ambos, no era nada agradable vomitar o escuchar a tu amado tener náuseas todo el día.

— viktor, muero de hambre.

— yuri, recién cenamos hace media hora.

— lo sé, pero tengo hambre de nuevo. — susurró jugando con sus lentes, mirándole con un pequeño puchero.

— bien, ¿de qué tienes hambre entonces?

— de tu amor.

Era una sosegada noche pacífica, siendo una vez más ellos dos junto con makkachin al lado, la casa se encontraba en completa oscuridad de no ser por la luz del gran televisor frente a ellos, un sereno silencio de no ser por las voces y música provenientes de la película que veían, ambos terminaron completamente dormidos frente el televisor, hasta que viktor despertó, algunas horas después, una vez la película había finalizado desde hace un tiempo y el televisor se encontraba apagado de forma automática debido a la inactividad. El peliplata se levantó del sofá, cargando a yuri en sus brazos al estilo nupcial mientras el canino reposaba sobre el pecho de yuri. Viktor podría jurar por sus medallas de oro que esos dos seres hacen su vida mejor de mil formas.



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