capítulo dieciséis: lo que realmente pasó.

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— ah, tu estómago está creciendo, ya no es plano.

— lo sé, me siento menos delgado aún si el cambio físico no es sorprendente, no saldré de casa una vez crezca.

— ¿tampoco para ir a japón para visitar a mis ahora suegros? oh, deberíamos viajar pronto, estoy seguro de que estarán felices de verte. — un rostro expresando preocupación se mostró en el azabache, mirando a su pareja con angustia. — ¿sucede algo?

— viktor, ¿cómo carajos les explicaré esto? — viktor permaneció en silencio, pensativo.

— hm, podríamos explicarles lo que sucede, si no lo comprenden del todo, podríamos comunicarnos con nuestro médico, así les explica. No tienes que sentirte avergonzado de esto, no eres al único del mundo a quien sucede, nuestra relación no es ningún secreto, cabe mencionar.

las tardes junto con mis abuelos son realmente divertidas, de nena, ella siempre estaba feliz de recibirte con dulces y regalos.

— ojalá logren comprenderlo, hace ya un tiempo no voy a visitarlos, tampoco les he llamado frecuentemente, creo que debería llamarlos, deben estar preocupados.

— ¿deberíamos comprar boletos para dentro de una semana? no me gustaría que viajes en avión cuando el embarazo esté más avanzado, creo sería más peligroso, una vez nazca tampoco me gustaría llevarlo en avión siendo tan pequeño. Deberíamos decidir si queremos que nazca en japón o aquí. — viktor empezó a susurrar diversas ideas que cruzaban por su mente, recargando su cabeza sobre el hombro de yuri.

— me gustaría que nazca aquí, es más seguro al tener a nuestro médico acá, tendrá que acostumbrarse al frío también.

— es verdad, entonces nacerá aquí. Me gustaría viajar a japón con tus padres pronto, tienen derecho de saber lo que ocurre en la vida de su hijo.

— no te lo negaré. ¿qué tal si vamos a tomar un helado? yuuri y otabek me habían dicho que podíamos ir a visitarlos hoy.

— suena perfecto.

— ah, abrázame. — murmuró el azabache contra los labios de su prometido, acariciando sus mejillas.

— quién podría resistirse a esa mirada, hum. — viktor besó sus labios con sumo tacto y cariño, entregándole un abrazo, mismo que fue correspondido rápidamente por el azabache aferrándose a su cuerpo.

Ambos decidieron salir de las cómodas y angostas paredes de su hogar para caminar por las frías calles de la ciudad siendo iluminada por la multitud de gente en los lugares que pasan de camino. Una vez terminaron de visitar distintos lugares, fueron a las pistas de entrenamiento donde normalmente y diario se encontraba yuuri practicando para futuros eventos, acompañado de otabek, quien había decidido permanecer en el país para quedarse al lado de yuuri, había encontrado su motivación principal.

— ah, tanto tiempo, yurio. —viktor se recargó del borde de la pista, levantando su brazo mientras agitaba el mismo, intentando captar la atención del menor.

— ah, vaya, decidieron salir. — yuuri se acercó hasta donde se encontraba la pareja, recargándose en el borde. — pensé que te quedarías en casa el resto de los meses sin hacer nada productivo más que esperar a que tu cría nazca.

— pronto tendrás suficientes razones para llamarlo cerdito. 

— ¡oh! es cierto. — una sonrisa burlona permaneció en el rostro del rubio. — ¿y? yuri no participará este año, ¿cierto? ¿vienes a practicar mientras él te observa desde lejos?

— él sugirió venir, aunque cierto es no le dejaré patinar. — le dió una de sus típicas sonrisas, mientras yuri se sentaba en una de los bancos detrás de ellos, suspirando.

— ¿estás cansado? podemos regresar si así lo quieres, hemos caminado mucho en tiendas hoy.

— no lo estoy, no te preocupes. No vamos a irnos si acabamos de llegar, debes ensayar, sé lo mucho que disfrutas patinar para liberar el estrés.

— bien, sólo ensayaré un rato, ¿sí? — recibió una sonrisa de parte del azabache, abrochando sus patines y adentrándose en la pista de patinaje junto con yuuri. Ensayando coreografías antiguas, repasando saltos que hace tiempo no pulía a la perfección, siendo uno mismo con el hielo una vez más. Quizá yuri logró superar su marca personal muchas veces a lo largo de su carrera, pero, no dejaba de sorprenderlo a diario. Para yuri, pensar y repasar en su mente el poder formar una familia con el amor de su vida, era algo de ensueño. Ninguno de los dos tenía arrepentimiento alguno de las decisiones que tomaron al conocerse, tanto viktor de volverse su entrenador tanto yuri de permanecer en el mundo del patinaje artístico, una de las mejores decisiones que jamás pudo haber tomado, no abandonar lo que deseaba. Era el impulso de su vida, la emoción de su alma y la razón para continuar adelante, mientras se tuviesen el uno al otro, sentían que nada más importaba, podían afrontar cualquier cosa que se interponga en el camino, por que es vida y amor.

No pasó más de una hora y media, cuando viktor decidió terminar el ensayo, acercándose a yuri para poder besarlo una vez más. 

— ¿estabas pensando en mí? — susurró el azabache contra sus labios, sin dejar de sonreírle en ningún momento.

— ah, te diste cuenta. 

— qué puto asco, yo me largo de aquí. — exclamó con un rostro de asco en su rostro, antes de ser alcanzado por la mano de otabek.

¡tío beka!

— tú no vas a ninguna parte. 

el moreno jaló a su pareja, atrayendo su delgado cuerpo hacia el suyo, dándole un beso en los labios al momento. Viktor sólo pudo sonreír y aplaudir en modo de burla hacia la pareja.


¡Hicimos Historia! Yuri!!! On Ice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora