capítulo uno : comienzo.

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Anteriormente, papi era un gran fan de mi papá. Me alegra que hayan logrado encontrarse el uno al otro, estoy realmente orgullosa de las personas que son y en quiénes se convirtieron.

Si de Yuri Katsuki hablamos podemos confirmar que en su pasado no tenía la figura perfecta debido a su desorden alimenticio, tampoco la dieta alimenticia ideal que podríamos esperar. Un alma en solitario y débil en pensamiento sin rumbo alguno el cuál tomar, dejándose llevar por el inexacto rumbo de la vida que se ha de llevar.

emocionalmente, se encontraba en pedazos.

producto de errores originarios de su pasado que le arrastraron hacia las penumbras más desoladoras de su ser, donde la luz no pasa, en sí existía el pensamiento de que en esa vida era él luchando sin nadie a su lado, completamente sólo, sin darse el tiempo de observar a su al rededor y admirar a las luces que tiene en su vida, aquellos que siempre estuvieron a su lado sin dejarlo atrás.

Encontrando consuelo en un platillo redondo con comida caliente y un par de condimentos, viendo el mismo como el lugar ideal donde descargar sus lágrimas, sin percatarse del daño que podía causarle.

¿Cómo reaccionarías si encuentras a tu ídolo de la infancia, tu modelo seguir, tu inspiración, desnudo frente a ti? 

para yuri katsuki, podría esperar todo, absolutamente todo, menos algo como esto. Su calma se vió perturbada en su totalidad, ¿había de casualidad alguna reacción preparada, además de mantenerse de pie atónito ante la situación? pellizcarse a sí mismo quizá, pero es que era tan ideal que de un sueño imposible era que se tratase. Porque para él, viktor nikiforov, el hombre que se encontró de pie desnudo frente a él con una sonrisa encantadora era su mundo, no, su universo entero, un alma radiante de cosas preciosas; el sol de yuri katsuki.

aceptó toda propuesta que se fue puesta, aún si las dudas y miedo carcomían su corazón por completo. Sí, miedo, miedo de decepcionar a alguien como lo era él y no poder demostrar lo que quizá habitaba en su interior, oculto, muy debajo de esa inseguridad cubierta de desconfianza hacia sí mismo. La finalidad de viktor era esa, apartar de sí la desconfianza que absorbía el potencial tan hermoso que ocultaba el japonés, lograr llevar la luz hacia el rincón más oscuro y frío del alma en yuri.


Y así lo hizo, ambos cumpliendo la promesa que se les fue hecha el uno al otro, trabajando en sí mismos como persona y dando lo mejor que tenían por mostrar, descubriendo facetas nunca antes vistas que contenían sus corazones esperando a ser mostradas sin timidez alguna.

Después de seis meses de un arduo y exhaustivo entrenamiento puesto por viktor, el tan esperado evento por el cuál emprendieron su meta se acercó, consigo los nervios: el grand pix final.

Evento que en su pasado fue el originario de la depresión donde sucumbió yuri al verse trastornado por sucesos traumaticos en su vida con anterioridad. Los nervios podían florecer en su piel con sólo recordar dicho evento y lo cerca que se encontraba de llegar, ¿podría ganar el oro y demostrar que todo lo que viktor sacrificó por él no fue en vano?

por su parte, yuri katsuki era objeto de mira en el mundo, entre cada amante del patinaje artístico; ¿estaba siendo egoísta? llevarse a la leyenda viviente y tenerlo para sí mismo, ¿era injusto? preguntas que el azabache solía hacerse a sí mismo a seguido, sin saber qué pensar ante ello.

no quería que viktor se fuese de su lado, pero tampoco quería que aquella figura tan increíble se fuese, ¿qué podría hacer entonces? ¿sacrificar el calor que los abrazos de viktor le causaban en las noches más heladas por el hielo crujir en los patines de viktor?


— yuri, préstame atención, ¿en qué tanto piensas? — viktor acercó su cabeza a la contraria, en un intento de establecer el contacto visual con yuri, mismo hundido entre sus propios pensamientos. 

— hum, ¿qué sucede? lo siento. 

— tenemos que entrenar mañana por la mañana, después de que el sol salga. —sugirió entre un susurro, lo suficientemente alto para ser escuchado por su compañero de cuarto, yuri—, ahora mismo deberíamos dormir ya, si no duermes tus horas tendrás ojeras el próximo día, eso no es atractivo. 

— en eso tienes razón, iré a dormir. —dejó caer el peso de su cuerpo sobre la cama de la habitación de hotel en la que ambos estaban hospedados. Viktor se acercó a su lado, sentándose en el borde de la cama, entre las suaves sábanas blancas de la cama. 

— entonces yo te acompañaré. —susurró para sí mismo, recostando su cabeza en la cama que se supone, sería de yuri. Ahora pertenecía a ambos, al menos por esa noche. La sangre recorrió las mejillas cálidas de yuri, causando un sonrojo discreto en su rostro, quizá esa era la finalidad inicial de viktor, poder admirar las expresiones de su amado discípulo cuando manifestaba esas actitudes tan dulces al estar cerca de él. A los pocos minutos, la luz de la pequeña lámpara fue apagada por el peliplata, para poder descansar con su amado yuri.

(...)

— katsuki yuri. —la dulce y ronca voz de viktor captó la atención de yuri, dirigiendo su mirada hacia él. 

— ¿qué sucede? —preguntó con una sonrisa perdida en su rostro, peinando discretamente sus cabellos, mismos que estaban hechos un caos. 

— tú, ¿dormiste bien?

— lo hice, ¿tú dormiste bien? 

— estás mintiendo. —susurró acercando su rostro al ajeno, mirando sus ojos atentamente con duda, firme de su propia suposición puesta ante yuri—, tienes ojeras, ¿estuviste despierto anoche?

— no es nada, creo que las ojeras se han vuelto parte de mi outfit. —bromeó colocando en sí su calzado, entre una pequeña risa discreta. 

el silencio en la habitación regresó, dejando solamente el sonido de los pájaros que reposaban entre las ramas de los grandes árboles del exterior ante el sol salir, consigo el ruido urbano comenzando su día. los labios del japonés observó, permitiéndose por un instante poder apreciar el rostro de su acompañante, quizá podría interpretarse como juzgar con la mirada, pero lo que sucedía realmente dentro de sus pensamientos, era la belleza de yuri. la curiosidad por saber qué era lo que él pensaba, conocer más de él y su interior. escenas que para cualquiera sería nada más que algo natural, para viktor, observar a un yuri recién levantado de la cama, con los rayos de luz asomándose entre la ventana, iluminando gratamente el cabello y rostro del mismo, era algo tan hermoso como los exquisitos placeres de la vida. ¿qué se podría decir? por su parte, yuri perdido entre sus pensamientos como suele hacerlo, inundada de duda no cabe mencionar, sintiéndose juzgado ante la constante mirada del contrario sobre él.

— ¿s...sucede algo?

— realmente no dormiste nada anoche. —afirmó con confusión, colocando una mano sobre su barbilla pensativo—, ¿tan molesto soy?

— ¡no es eso, no eres para nada molesto, viktor! 

— yuri, sé que estarás bien y todo saldrá bien. no hay razón alguna para sentir miedo ante algo que aún no sucede, ¿no piensas que es mejor idea centrarse en qué vamos a desayunar, en descansar y entrenar, antes de hundirte entre el pavor de cosas que aún no suceden? Como tu entrenador, yo confío en tí. Si no ganas una medalla de oro, ¿entonces que voy a besar, yuri?

— lo lamento, estás en lo correcto. Prometo que no te voy a decepcionar. 

— no sé qué hacer contigo, yuri. ¡tartamudeas cada que hablamos! 

¿Cuándo podré demostrarte lo mucho que te amo?

—lo lamento. 

— ¡deja de disculparte!

papá siempre dió lo mejor de sí para poder motivar gratamente a papi, para que pudiera confiar en sí mismo, que pueda superarse día tras día, me gustaría algún día ser tan grande como papá, es un hombre tan correcto, me hubiese encantado que lo conocieras bien.

¡Hicimos Historia! Yuri!!! On Ice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora