capítulo diecisiete: ¡es mi princesa!

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Viktor fue el primero en despertar una mañana fría y con nubes decorando el cielo, como es habitualmente en la vida de esta pareja, con la diferencia de que ese día en especial, viktor se encontraba con nervios y emoción debido a que en la consulta que tomarían esa mañana, podrían saber el género de su tan querido bebé. No era un factor realmente importante cuando de amar a un hijo se trata o de qué color comprar su ropa y decorar su próxima habitación, pero, viktor tenía planes en mente por comprar y elaborar una vez su hijo naciera.

— yuri, despierta. — se colocó encima del cuerpo de su pareja, quien seguía dormido entre las sábanas de la cama que compartían. 

— hm, ¿qué sucede? — adormilado, abrió sus ojos para mirar de reojo al peliplata, con confusión. 

— hoy tenemos consulta, además nos dirán su genero. 

— viktor, eso es en tres semanas más.

— no es verdad, estoy contando tu embarazo en una aplicación educativa de embarazo, cada que se cumple una semana más me aparece un recado de cosas que suceden en el desarrollo del bebé, el médico nos dijo que en la semana veinte podríamos saber, hoy cumples veinte semanas. 

— oh, es verdad. — se sentó en la cama, buscando sus lentes entre las revueltas sábanas de la cama. — lo siento, lo olvidé un momento, tengo mi cabeza en otro lado.

(...)

— ¡llegaron mis pacientes preferidos! adelante.

Su médico podía percatarse del esfuerzo e interés que daban ambos por su expectante bebé, el particular entusiasmo de viktor era algo que causaba gracia para él, ya que normalmente no observaba tal ilusión en sus pacientes y acompañantes, sabía quiénes eran, ¿cómo no encariñarse de sus pacientes? las dos leyendas actuales del patinaje eran sus pacientes.

El médico no pasó a rodeos previos, colocando gel sobre el vientre ahora no plano de yuri. Viktor intentaba tomar alguna forma de su bebé en la pantalla, sin lograrlo. No era especialista, no tenía conocimiento alguno sobre la rama de la obstetricia. Sólo pudo aferrarse a la mano de su pareja, observando las distintivas manitas del bebé y su columna vertebral.

— tal parece, es una niña. — murmuró para sí mismo, siendo escuchado por la impaciente pareja. — sí, es una saludable niña. — una gran sonrisa se hizo presente en los labios de viktor, acompañado con unas pequeñas lágrimas de emoción de sí.

— ah, no tienes por qué llorar. — susurró el azabache entre risas, claramente intentando retener las lágrimas que empezaron a salir sin aviso alguno. En ese momento, ambos realmente comprendieron que tendrían un bebé, que serían padres, incluso si anteriormente ya eran conscientes de ello.

 — has seguido las indicaciones que te he dicho, según yo sigues cumpliendo el consumo de las vitaminas que te he recetado, por lo que todo está bien. Los latidos del bebé son fuertes y sanos, sus huesos y cuerpo se ven en buen estado también, afortunadamente todo marcha de maravilla.

Una pequeña charla y dudas restantes después, ambos regresaron a casa con una gran sonrisa en sus rostros, les era difícil retener la evidente emoción que sentían ambos, acompañado de mil sentimientos y emociones encontradas. Era una sensación que ninguno había experimentado alguna vez en sus años de vida, pero que en definitiva era hermosa. 

— ah, tendremos una princesa, será sana y preciosa. ¿crees que tendrá mis ojos? me encantaría que tuviese tu cabello, se vería preciosa, aunque de la forma en que sea, será preciosa por el simple hecho de ser ella. 

papá me amó desde que supo de mi existencia, siempre lo hizo.

— también estoy feliz, tendremos una niña en casa muy pronto. — exclamó el azabache, acariciando su pequeño y abultado vientre. — ¿deberíamos ir con yurio? se veía emocionado cuando le dijimos que pronto tendríamos el género del bebé.

— claro, no lo muestra demasiado, pero sé que está realmente entusiasmado, aunque, tienes que admitir estos meses ha estado muy expresivo y honesto, más de lo que era anteriormente.

— tienes razón. ¿otabek tendrá algo que ver en ello?

— lo tiene, él ha logrado ablandar el congelado y orgulloso corazón de nuestro querido yurio. — suspiró con calma, tomando su bufanda y abrigo para salir, buscando las llaves de la casa.

(...)

— ¡hola! 

— gané. te dije que vendrían tarde o temprano después de su consulta. — yuuri se cruzó de brazos, golpeando levemente el hombro de otabek.

— bueno, no estaba a discusión, en mi defensa los conoces bien. 

— como sea, después puedes darme mi premio. — le guiñó el ojo, el moreno sólo sonrió con una sonrisa en sus labios. — ¿y? ¿les dieron de nuevo un papel con sugerencias raras y les dió un sermón por las vitaminas?

— así es, pero ya sabemos el género del bebé. — yuuri les miró con sorpresa, sin perder de vista a viktor.

— ¿qué es? ¡dimelo ya, calvo! 

—  te lo diré sólo si me dejas ver tu sonrisa. — el peliplata sonrió de una forma burlona, recibiendo una patada de parte de yuuri. 

— cuando le digan, si es el género que él deseaba va a sonreír incluso si no quiere hacerlo, el me dijo que necesitaba saberlo cuanto antes para poder comprarle mil prendas hermosas. — un notable sonrojo debido a la vergüenza se hizo presente en el rostro de yuuri, dándole un golpe en el hombro al moreno.

— es mujer. — yuri dejó los rodeos del extraño juego que habían formado, sin quitar las manos de su pequeño vientre. Yuuri volteó a verlo rápidamente, sorprendido por completo antes de dirigir su mirada a otabek, quién suspiraba en un intento de retener la risa que amenazaba con salir de su garganta. Pudo observar en los ojos del rubio, la notable ilusión que le causó la noticia. 

— esa niña tendrá el mejor estilo del mundo, lo digo yo, así será. — afirmó yuuri, apoyando su mano en su mentón. — no tiene que ser hombre para portar estilo de jaguares, todo lo contrario, portará belleza en su personalidad y estilo, una belleza inigualable, ya lo verás, calvo. — avisó sin duda alguna. — tendré dieciocho, pero seré mejor que tú con esa nena. 

El día transcurrió con notable competición de parte de yuuri e indirectamente de viktor por quién le daría un estilo mejor  a la tan anhelada y esperada bebé, quien sin nacer ni llegar al mundo, tenía a las tres grandes leyendas del patinaje artístico y a los finalistas exóticos del mismo a sus pies.


¡Hicimos Historia! Yuri!!! On Ice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora