capítulo dieciocho: apuesta.

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  — ¡papi, cántame una canción!

— ¿que canción quieres que te cante cariño? — viktor se sentó en el borde de la cama de su pequeña, acariciando y apartando de su rostro sus sedosos cabellos plateados. 

— ¡mejor una historia!  ¿cómo se conocieron tu y papá yuri?

  (...)

Después llegó tu hermanito y...— Sonreía y le daba un beso en la frente—  Buenas noches... 

(...)

Esa tarde yuri pasaba el día al lado de su mejor amigo de toda la vida: pichit. Hace mucho no podían tener un momento para pasar el día juntos, habían muchas cosas importantes que necesitaban contarse mutuamente. Viktor por su parte, pasaba su tiempo libre acompañado de nuestro querido yuuri y otabek, en la pista de patinaje, lugar donde la pareja se encontraba mayor parte del día ensayando coreografías o pasando el rato juntos en el lugar. 

— beka. — le llamó yuri, llamando la atención del mismo quien se encontraba ocupado abrochando las agujetas de sus patines. 

— dime. — contestó sin dejar de observar los movimientos de viktor, quien se encontraba patinando desde hace ya unas horas en el lugar, desde la noticia de su hija, viktor había descubierto un nuevo tipo de amor, uno cálido e intenso, como una primera cita a ciegas, sin necesidad de tenerla en frente, la amaba con su alma. No necesitaba ver sus ojos y observar su sonrisa para poder estar seguro del amor que sentía por su hija. Un amor necesitado de protección y ternura, uno inocente y verdadero, que nunca terminaría aún con el pasar de los años. 

— hace años no falla en ninguna de sus coreografías y con ningún salto, ¿te parece si hacemos una apuesta?

— ¿qué tipo de apuesta?

— si logro que falle el salto, vendrás a cenar con mi abuelo, si no lo hace, yo me encargaré del aseo en casa durante una semana o dos. — ambos compartían una pequeña casa de renta realmente cerca de la pista de patinaje, amaban entrenar y pasar las mañanas en el lugar, era una rutina que habían desarrollado como estilo de vida desde incluso antes de estar juntos. decidieron vivir juntos por diversos motivos y factores, en primer lugar por que era cómodo y divertido, fuera de la soledad en la que se encontraban desde ya hace un tiempo, dependiendo de uno mismo. 

— sabes que terminaré ayudando con las tareas de casa, sobre tu abuelo...— no es que a otabek le moleste y tenga algo en contra del abuelo de su pareja, no es más que el miedo y nervios que le causaba la presencia del señor, quien parecía lo fulminaba con la mirada desde primer instante. Era un ambiente incómodo, cosa que nunca comprendió del todo. Quizá era el primer humano que lograba hacerle sentir pequeño y sentirse apenado de realizar cualquier acción.

— acepto tu propuesta, no sé que tengas en mente, pero acepto. — se recargó contra la pared del lugar, expectante de cuál era el plan del rubio. — una sonrisa pícara se mostró en los labios del rubio, bajando el volumen de la música del reproductor, aclarando su garganta para inclinarse ante la barda de la pista. 

— ¡viktor, estoy esperando un bebé! — gritó en voz alta, afortunadamente eran los únicos presentes en el lugar además de algunos trabajadores que se encontraban en las salas de entrenamiento lejos de donde se encontraban ellos. Viktor dirigió su vista hacia donde se encontraba yuuri, tropezando y perdiendo el ritmo del giro que estaba por realizar, impactando su rostro contra el duro hielo sin previo aviso. Por un momento, había entendido muchas cosas. La coreografía de los eventos posteriores de yuuri habían sido muy sencillos. Sin saltos realmente peligrosos, tampoco había consumido alcohol. 

¡Hicimos Historia! Yuri!!! On Ice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora