capítulo cincuenta y uno: ma lumière.

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— es momento de ver el mundo arder. —el azabache, quien se encontraba frente al gran televisor en la sala de su hogar junto con su pequeña hija, puso la transmisión en vivo de tan esperado evento después de semanas de espera, sentía emoción, más que otras veces. Estar fuera del hielo otra temporada llegaba a causarle una sensación abrumadora, pero observar a su esposo y dos amigos sobre el hielo era una idea que le causaba emociones de euforia, como si de un padre orgulloso se tratase.

— bienvenidos a todos nuestros espectadores que nos observan desde la comodidad de su casas o quizá en algún lugar junto con familiares, hoy damos por presentado el grand pix del año, mismo que como sabemos fue omitido después de largos procesos gracias al reciente accidente que hubo por parte de uno de los que clasificaron, quien afortunadamente se encuentra en perfectas condiciones ahora.

una vez el evento se dio por comenzado, sin rodeo alguno y después de la publicidad y momento de práctica final, comenzaron con jean, quien había criticado en particular el accidente de yuri, misma cosa que causó una notoria molestia en viktor, quien no hizo gran cosa más que ignorar por completo las provocaciones tan ocurrentes por parte del estadounidense. ¿él era consciente de que su humor era desagradable? al parecer no lo era.
El humor ruso y su gente es muy distinto a la cultura canadiense, misma que suele ser más liberal, algo que debía comprender era que su humor no sería aceptado todo el tiempo.

— de alguna manera este tipo siempre es el primero en concursar, es tan desagradable -yuuri, quien con enojo se cruzó de brazos expectante a la presentación de jean, chasqueó sus dientes con molestia-, y pensar que hasta hace unos días nos emparejaban.

— tu mejor que nadie sabe que no hay manera de que algo así suceda, yurio —viktor se acercó al de menor estatura, señalando el brillante anillo de oro que se encontraba en su dedo— estás comprometido con otabek, deberías ignorar sus provocaciones.

— te digo lo mismo respecto sus comentarios sobre yuri, me percaté del rostro de asco que le diste mientras era entrevistado -comentó en burla—, ni siquiera viktor nikiforov, quien suele ignorar a cualquier persona que no muestre interés en él, no lo soporta.

— ya, creo que tenemos que admitir tiene un humor muy...¿extranjero? no se me ocurre otra cosa para describirlo -viktor observó la presentación con atención, colocando un dedo sobre su mentón—, lo está haciendo bastante bien, aunque no tuvo suficiente rotación en su salto anterior, creo que eso le puso nervioso, está perdiendo por completo el ritmo de sus pasos.

— ¿qué reacción esperas de alguien a quien le es imposible verse a sí mismo en el espejo y reflexionar sus errores? personas como él no saben qué hacer ante un error -la presentación de jean había finalizado, dando así el comienzo de la presentación de otabek, mismo que ya se encontraba entrando al hielo en esos momentos. Yuuri palmeó el hombro de viktor antes de dirigirse a las gradas para observar a su esposo y animarlo—, deberías dejar de darle vueltas a lo de esta mañana y a yuri, te aseguro que el está en casa comiendo algo y observando el programa, con esperanzas de que todo salga bien, no de que cumplas sus expectativas.

— ¿cómo sabes que estoy pensando en eso? —preguntó con confusión, misma reacción que provocó en yuuri un suspiro, viktor nikiforov no tenía remedio alguno.

— por que tienes más frente que cerebro, por eso —se dirigió a la salida de la sala donde se encontraban, antes de darse la vuelta para de reojo percatarse de viktor, quien con su expresión de confusión se encontró una vez más en su propia mente—, y por favor, que viktor nikiforov regrese pronto. No eres el viktor que conozco y a quien admiré desde que comencé el patinaje artístico, que al que conozco jamás se dejaría consumir por sus propios miedos. Sé que ignorar esos pensamientos es imposible y siempre existirán, pero aprende a tener control sobre ellos antes de que ellos tengan control sobre ti, por que si lo hacen, vas a sucumbir en un estado emocional poco conveniente en tu vida amorosa y artística —el semblante de viktor cambió por completo, mostrándose así una expresión de sorpresa, por que esas eran las palabras que necesitaba oír una vez más y en el momento indicado. ¿cómo era posible que yuuri le conociera de esa forma? ¿tan evidente era? no necesitaba emitir palabra alguna para recibir las respuestas que su corazón pedía y su mente necesitaba procesar desde una labia ajena. Y es que ambos yuri sabían qué decir para causar razonamiento en sí, aún si ni ellos mismos se dan cuenta de qué tan correctas fueron sus palabras—, hazlo por aquellos que te aman y aquellos que te amaron. —la gota que rebalsó la copa de cristal.

hazlo por aquellos que te aman y aquellos que te amaron.

— tienes razón -le regaló una sonrisa, despeinado los finos y rubios cabellos de la cabellera de yuuri, quien con una mueca en su rostro respondió ante tal acción— gracias, yurio.

— no me hagas salvar tu maldita carrera una tercera vez, ¿me oíste? —salió de la habitación, no pasaron demasiados segundos antes de que viktor fuese capaz de escuchar las quejas de yuuri, quien se había perdido gran parte de la presentación de su prometido y con molestia reaccionó. Una sonrisa se mostró en los labios del peliplata, antes de que un encargado pasara a su lado.

— mucha suerte, viktor nikiforov, aunque no la necesitas. —y se fue, dejando a viktor con una mueca en su rostro. Había creado una imagen de sí mismo para mostrar a los demás como si de un muñeco en exhibición se tratase, una figura perfecta sin defecto alguno que con tocar el hielo hace magia, quien por su cuenta era autosuficiente sin problema alguno.

Durante toda su vida no tuvo inconveniente con esa imagen por que él la construyó a su propio riesgo y por su cuenta con sus propias manos, un ser viviente de las expectativas ajenas, de los aplausos y de las veces que su nombre se mostraba en los periódicos locales, con algo nuevo con qué deleitar al público a diario.

él era consciente de que no podría continuar demasiado tiempo de la misma forma, viviendo de los aplausos y deslumbrando a diario, porque tarde o temprano esos aplausos cesarán y la excitación de cada espectador se esfumara como la polilla de un cigarrillo.

pero jamás nadie se percató ni mostró interés alguno en querer conocer a quien se encontraba oculto detrás de esa imagen falsa, quien lloraba por las noches, cargando con un alma incapaz de ser feliz y experimentar lo que es estar vivo, por que había perdido el sazón de la vida y su vela se había apagado ante el intenso frío que existía en su interior, un frío hostil y solitario acompañado de una tempestad que le causaba un vacío interno, pero es que ni el mismo podía darse cuenta de cuán solo se encontraba, pensando que todo estaba bien cuando por dentro moría a la luz del día, ahogado en la soledad donde la vida lo había sumergido crudamente.

la vida lo había ahogado y hecho sucumbir ante aquel océano espeso donde se encontraba, incapaz de observar la luz solar por que sus motivos debilitaron su corazón y le era imposible mover un solo dedo.

había tocado tan fondo que logró tocar la mano de un alma que al igual que el, desolada y perdida en un espeso mar de tempestad había sucumbido ante el temor existente en su corazón, y por primera vez en tantos años fue capaz de abrir sus ojos, y entre las espesas y negras pestañas que cubrían lo admiró con asombro. katsuki yuri llegó a su vida, siendo capaz de con su luz hacer florecer hasta el más estrecho y frío rincón de su alma, misma que en penumbras se encontraba, capaz de hacer llegar la luz hasta en la esquina más pequeña.

hasta que ambas almas logrando conectar entre sí fueron capaces de regresar a la cima, alejarse y arrancar de su piel las marcas que cubrían sus desnudas almas.

por que sin el otro ninguno hubiese sido capaz de alcanzar la luz.

— viktor, es tu turno. —yakov tomó el abrigo que cubría el cuerpo del ruso, dejando en descubierto el llamativo y elegante traje que adornaba su figura, un adonis impresionante. Entró al hielo para recibir al público entre aplausos, pero esta vez esos aplausos no se sentían vacíos y sin sentido alguno, esta vez tenía un por qué, una razón.

por que ahora sé para quién estoy patinando.

observame, yuri.

y no me pierdas de vista.

¡Hicimos Historia! Yuri!!! On Ice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora