Una mañana nublada, con el sol oculto entre las nubes grises que adornaban todo el cielo, por momentos se lograba observar los pequeños y cálidos rayos de sol que venían de maravilla con el clima frío, el azabache despertó de su sueño, el cual no fue más que imágenes del nacimiento de su pequeño, el cual según el, seguía sin encontrarse. Y es que, ¿cómo podía permanecer en una cómoda y amplia cama como si nada estuviese pasando cuando su pequeño estaba perdido en quién sabe dónde? Con unas amplias ojeras, una mueca de dolor ante lo que pasaba, que le generaba una actitud funesta; posó sus pies en el frío piso blanco y limpio de la habitación que compartía con su esposo, antes de darse cuenta de que su esposo no estaba en la cama, pero la calidez de su lado seguía presente, la cama estaba destendida de manera exigua, dirigiéndose al baño para cepillar sus dientes y arreglar un poco sus cabellos, con la intención de preparar lo que sería el desayuno para su pequeña y su bebé, la cuál se le hacía extraño que no llorara como todos los días por su biberón. Después de algunas noches en las cuales plañía sin cesar, plañía el hecho de no cuidar adecuadamente a su bebé, esta noche logró y pudo descansar la noche completa, el cual fue un logro para sí mismo.
Un olor a desayuno recién hecho invadió sus fosas nasales, por su mente pasó que quizás su madre había entrado para hacerles el desayuno, para su sorpresa, no fue así.
— ¡Buenos días, Yuri! —fue lo que escuchó salir de los labios de su esposo, el cuál cargaba en sus brazos a History, mientras Sarah corría por toda la sala con el control remoto de la TV y sus muñecas siendo jaladas por su mano derecha de sus cabellos sedosos de colores, regalos de navidad, lo mismo con la mayoría de los niños, pobres juguetes, Toy Story no fue lección. Sentía que todos se veían más emocionados y el era un alma estancada en tristeza y remordimientos desde hace cuatro días.
— Pensé que habías salido a trabajar en la madrugada, creo que Yurio te había llamado, ¿no es así? —preguntó el azabache antes de inclinarse a besar los labios de su pareja, la cabeza de su bebé recién nacida y, perseguido a Sarah para besar su mejilla, la cual estaba por decirle algo, que al instante cayó cuando Viktor le dirigió una mirada de negación. Yuri sin percatarse de esto caminó hasta la cocina para servirse una taza de café, una pequeña porción de leche deslactosada y como endulzante una cuchara de miel natural.
— Oh bueno, sí, en un principio iba a ser de esa manera pero al final no fue así. —contestó el peliplata mientras le daba el biberón a la pequeña, la cual movía sus manitas de manera apurada al igual que sus pies. Yuri simplemente hizo una mueca de comprensión antes de encaminarse con su taza de café nuevamente a su habitación, Viktor esmeró una pequeña sonrisa antes de que Yuri, dispuesto a recostarse en su cama nuevamente encontrara a un pequeño azabache entre las sábanas, el cual estaba dormido abrazado de una almohada. Yuri escupió su café , despertando al antes mencionado, el cual se sobresaltó y volteó a verle.
— ¡VIKTOR! —gritó Yuri antes de romper en llanto y tomar las mejillas de su Yuu, mirándolo para asegurarse de si estaba soñando, o no.
— La llamada que recibí ayer en la noche, acababan de encontrar a la mujer que tenía a nuestro bebé, logramos quitárselo y ahora está con nosotros. Ya llamé y solicité un descanso de una semana para ambos, informé a la escuela de Yuu también que había sido encontrado y que nos tomaríamos una semana para poder estar juntos más tiempo. Estaba dormido a tu lado, ¿acaso no te diste cuenta? —las lágrimas que caían por los ojos de Yuri se hicieron aún más intensas, atrajo a su hijo en brazos antes de empezar a llorar con más fuerza que anteriormente, sollozando un "lo siento, mi niño" repetidas veces, la melancolía fue contagiada, Yuu empezó a llorar también, con sus pequeñas manitas abrazó a su padre, ocultándose en su pecho mientras repetía un "lamento alejarme de ti, no era mi intensión".
— Dios mío...no sabes lo feliz que estoy ahora mismo, enserio lamento haberte descuidado, mi niño, mi príncipe, lo siento muchísimo. —murmuró entre un suspiro, separándose un poco para así poder acariciar su cabello y limpiar las lágrimas propias. — ¿estás bien? ¿cómo te trató esa mujer mi amor? ¿no pasaste frío, no es así?
— No mami. Sólo que esa mujer cocina muy mal, sabía muy mal. —sollozó sin soltarse de él, no pasó mucho tiempo cuando Viktor y sus dos pequeñas se unieron al abrazo.
— Te cocinaré cosas ricas, ¿vale? dime qué quieres comer hoy, en la noche iremos a cenar a esa hamburguesería que tanto te encanta donde hay una alberca de pelotas. —susurró con dulzura Yuri mientras acariciaba sus cabellos y lo acurrucaba en sus brazos, con el calor de las sábanas.
— ¿Enserio? —el pequeño le observó mientras su padre le limpiaba las lágrimas con delicadeza, antes de asentir con una sonrisa de calma, sintió como su corazón volvió a latir con tranquilidad, su alma aligerarse, su mente callarse y la tranquilidad invadir su ser, un alivio profundo, un amor eterno, así se sentía Yuri.
— Sí. Ya escuchaste lo que dijo papá, esta semana será tuya, no precisamente solo para mimarte, para tu salud mental y emocional, te llevaremos a un doctor para que pueda verificar que tú estás bien, ¿si?
— Está bien, te amo mucho mami. Tenía miedo, ahora que te tengo aquí siento más calma y seguridad, te extrañé mucho, tu roarsaurio te ama mucho. —fue lo que dijo antes de colgarse de él, y despues de unos minutos ser llevado por Yuri a la cocina, donde desayunarían katsudon. No es lo más ligero del mundo, pero es la comida favorita de los pequeños azabaches de la casa.
Pasaron algunos minutos, casi hora y media, cuando Yuu se puso a jugar con Sarah en el patio, siendo vigilados por sus padres, los cuales estaban recostados en la hamaca del patio, disfrutando del sol que estaba resplandeciente, querían aprovechar las pocas ocasiones en las que las nubes se alejaban y, el sol brillaba otorgando a la familia calidez, ya que apesar de ello, hacía un frío seco de 18 grados, ni muy caliente ni muy frío; el clima perfecto.
— ¿Hiciste todo esto sin decírmelo? —preguntó Yuri, con un vaso de limonada mineral en su mano.
— Sí. Bueno, algo así. Quería sorprenderte cuando vieras a Yuu durmiendo a tu lado, aunque no te diste cuenta al parecer. —admitió Viktor con una pequeña risa, en lo que acariciaba su cabello.
— Gracias por traerlo de vuelta, no habría soportado un día más sin él, me imagino lo estresado que también estabas. —susurró Yuri, besando los labios de su esposo delicadamente.
— Era una sorpresa, tu reacción fue muy divertida para ser honesto.
— También tengo una sorpresa para tí, Viktor.
— ¿Ah, si? ¿cuál es?
Yuri sacó del bolsillo de su pantalón una hoja con muchas dobleces, una vez deshizo todas estas, le mostró la hoja, la cual mostraba un grande positivo escrito en mayúsculas, abajo una fotografía.
— Yuri...tú... —el azabache le sonrió burlón, antes de rascar su nuca y ser jalado por sus pequeños a la pequeña piscina inflable del patio, sacó toda su ropa dejando solo la interior antes de saltar a la pequeña alberca, dejando al peliplata mudo, sin palabras, en completo shock, sosteniendo la hoja en sus manos.
Yuri empezó a reír a carcajadas, en lo que Yuu le jalaba a tomar la pelota de playa para jugar.
"Bienvenido a casa, Yuu" fueron las palabras que gritó su hermana mientras salpicaba agua con sus manos, con emoción.
(...)
¿ustedes tienen una idea de qué decía la hoja que Yuri le dió a Viktor? ;)
Nos leemos, ciao.
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¡Hicimos Historia! Yuri!!! On Ice.
Fanfictiondespués del Grand Pix Final, yuuri y viktor decidieron formalizar su relación en privado, entre sus planes a futuro y el proceso de aprender a amarse el uno al otro, no contaron con la inesperada noticia que recibirían, y cambiaría su vida por compl...