capítulo sesenta y cuatro: sorpresas.

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— ¿estás nervioso?—preguntó viktor con una sonrisa en su rostro, apoyando sus brazos sobre los hombros del rubio, quien estaba demasiado distraído observándose a sí mismo en el espejo.

—¿por qué lo preguntas?

—es normal sentir nervios a este punto—afirmó sin duda—, todo va a estar bien.

—aquí el único que está nervioso eres tu—susurró en un suspiro—, yo estoy tranquilo.

— ¡ah! tus manos están temblaaando—gritó sarah al tomar las manos de yurio, quien con un rostro de vergüenza chasqueó sus dientes.

—¡no es verdad! es solo que...hace frío.

—estamos en otoño.

—¡cállate!

—¿cuánto tiempo tienes planeando esto? de verdad, no dejes que el miedo te rompa el momento—viktor le abrazó abruptamente por la espalda—, ¡no worries! 

—suéltame, vas a maltratar mi chaleco—murmuró con molestia—, no quiero que se arruine, con las horas que perdí gracias a ti eligiendo esto—un silencio incómodo se formó entre los tres, viktor y yuri se dedicaron una mirada de reojo para tomar la mano de sarah y guiarla hacia la salida.

— yo y sarah nos adelantamos, te espero acá, viktor.

—¿hay algo que necesites decirme?—preguntó viktor con una sonrisa en su rostro, yurio volteó a verle con una expresión de sorpresa—, hay algo que quieres decirme, ¿cierto?

— yo...ah, en verdad eres una molestia—se dio la vuelta para observarse una vez más en el espejo, el traje azul con blanco que había elegido viktor para el era sensacional. A decir verdad, pensó que tendría que usar uno blanco, pero al ver colgado ese traje en un perchero del lugar, fue el que más captó su atención de todos.

no podía formular de forma adecuada las palabras que quería decirle, de algún modo no podía porque tenía demasiados sentimientos encontrados dentro de sí, además de la vergüenza que causó la rojez en sus mejillas y orejas, no era propio de él, pero sentía necesidad de ser honesto por una vez antes de tener una actitud de defensa todo el tiempo

—gracias por casarte con yuri.

—¿a qué te refieres?—preguntó confundido.

—si jamás hubieras decidido ir como bobo detrás de yuri, yo nunca habría tomado la decisión de seguirlos y concursar con él, jamás me habría superado de tal forma o tomado esa fuente de inspiración que me llevó a ganar mi primera medalla de oro, tampoco tomaría a yuri como un rival formidable que me impulsara inconscientemente a superarme, no tendría suficiente voluntad como para reconocer que puedo sentir amor y eso no me hace vulnerable, no sabía nada sobre bebés o relaciones, entonces quizá habría dejado ir a otabek al no reconocer lo que siento e ignorar sus sentimientos y los míos, no tendría idea de cómo cambiar un pañal o si es normal que los bebés lloren de la nada—hizo una pausa mientras dirigió su mirada hacia el suelo, estaba tan avergonzado en esos momentos, tanto que no quería ver la expresión de viktor—, las tardes donde nosotros comemos en su casa, las cenas de navidad e incluso los cumpleaños de los niños, sin ustedes dos creo que jamás habría obtenido todo lo que tengo ahora, no puedo imaginar donde estaría en estos momentos.

—yuuri—viktor tomó su hombro con una cálida sonrisa en sus labios—, todo lo que has logrado hasta ahora ha sido gracias a tus propios esfuerzos, nosotros no hemos hecho nada, quizá ha sido una gran ayuda para orientarte, pero en realidad todo lo que tienes y has logrado es fruto de tu propio esfuerzo, si pasó de esta forma será porque debió suceder de esta forma, así que no tienes por qué agradecer nada, es lo contrario, me ha alegrado observarte avanzar tanto para llegar a esto—lo envolvió en un cálido abrazo mientras acarició los mechones de cabello que tenía sueltos. Esas palabras habían significado más para él de lo que yuuri alguna vez podrá imaginar.

¡Hicimos Historia! Yuri!!! On Ice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora