#75. - Zanahoria de flores & corazones.

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  Fue en ese preciso momento, dónde la policía se hizo presente, unos minutos despúes de la llamada. 

Los Nikiforov recibieron una llamada, ambos teléfonos sonaron al mismo tiempo. Viktor, estaba sentado en la alcoba del segundo piso de su casa, simplemente acariciando a Makkachin, quién tan sólo tenía pronosticado unas semanas oh meses más de vida, puesto que ya era muy adulto. El canino reposaba aparentemente cansado en el regazo del peliplata, mientras éste sólo acariciaba su pelaje algo raspado, miró al canino, sonriendo algo dolido. 

— Por favor Makkacchin, no te vayas aún. Quédate conmigo hasta que encontremos a Yuu de nuevo, pero te lo ruego, no me dejes. — fue lo único que salió de los labios del peliplata, recibiendo tan sólo una mirada de Makkachin. 

Para Yuu, Makkachin era un genial amigo, una almohada, una camita para dormirse acurrucado contra él desde que tenía tan sólo unos cuantos meses de nacido. Lo mismo era con Sarah, para la familia Nikiforov, el canino era un miembro realmente importante.

Ah, pero para eso están los sucesores, ¿no? Makkachin tuvo un pequeño lío amoroso con una canina de su misma raza, los cachorros están de meses apenas. Pero, siempre están dormiditos en la habitación de Hiroko, la madre de Yuri. Dos perritos, idénticos a Makkachin. 

Curiosamente, los nombres que recibieron fueron "Makka" para la hembra y "Chin" para el machito. Curioso, ¿no?

Momentos después, Viktor empezó a sentir como su teléfono empezó a sonar, lo tomó bastante extrañado, preguntándose quién podría llamar a tales horas de la madrugada. Él se encontraba despierto, por que no podía descansar, no podía dejar de pensar en Yuu, en cómo está, si está bien, si ha comido algo, está calientito, está por lo menos tranquilo; Todas esas cosas pasaban por su mente, no podía dejar de pensar en el hecho de que su hijo, su preciado y pequeño hijo estaba perdido, desaparecido, no sabía dónde estaba. 

"Ten fe en que lo encontraremos". 

Viktor tomó su cabeza entre sus brazos, ocultando la mirada, soltó una risa algo nerviosa, mordiendo sus labios. 

  — Entonces, si debo de tener fe...por favor, que ésta maldita tortura se termine, no puedo...no puedo soportar un día más, no soy tan fuerte, no. — musitó lagrimeando un poco en silencio, después al leer el número que le marcaba, contestó inmediatamente. — ¿oficial? ¿qué pasó? ¿encontraron alguna pista? —dejó cautelosamente a Makkachin en la cómoda alfombra en el piso, éste inmediatamente se acomodó dónde mismo cerrando sus ojos nuevamente. Al escuchar el llanto de su bebé recién nacida, para no despertar a Yuri el cuál había podido conciliar el sueño por completo, corrió a paso rápido a la habitación de la bebé, cargándola en su brazo derecho mientras escuchaba al oficial por teléfono. Dejó salir el aliento retenido ante las noticias que le presentaba el oficial por lo que, a paso rápido corrió hasta la sala, tomando su abrigo. A pesar de ser mediados de octubre, como todos sabemos, Rusia es muy frío al estar tan cerca del Polo Norte, desde muy pronto el frío empieza a notarse bastante. ¡Especialmente a las 2:00 de la madrugada, santo dios!

Sintió caer sudor frío de su frente, sus manos temblaban. Besó la pequeña cabecita de su hija, abrazándola con fuerza tratando de buscar un poco de ayuda en la calidez que portaba el pequeño cuerpo de la menor. Colgó una vez le fue dicha la dirección donde se encontraba, suspiró tratando de calmarse, recostó a su hija cuidadosamente en la cama que compartía con su pareja, la cuál despertó a los segundos de sentir movimiento a su al rededor.

  — Ahm...Cariño, ¿todo va bien? ¿qué hora es? Prepararé tu almuerzo enseguida. — musitó el azabache notoriamente adormilado, el mayor sonrió bobamente y acaricio las mejillas redonditas de su pareja.  

  — Todo va bien, Otabeck está borracho y quedó barado a unos minutos de aquí. Lo llevaré a salvo a su casa, cierta gata embarazada que tiene como pareja le dará un buen sermón al tan sólo abrir la puerta. — inventó una excusa, soltando una risa. Trataba de mostrar la mayor calma posible, Yuri soltó una risa, después acurrucó a la bebé en sus brazos. — me das los detalles mañana temprano. — sonrió, de verdad, Viktor sentía una suave calidez en su cuerpo al ver que su amor había podido olvidar y distraerse un poco durante unos momentos, probablemente no recordaba que hace dos días, su hijo se perdió.

— Eso haré, sigue descansando mi vida. — susurró algo ronco, besó los labios de su pareja, saboreando su sabor mañanero. — no tardaré. 

— Tu desayuno.

— ¿qué?

— ¿quieres la zanahoria en forma de corazones oh flores? 

El peliplata sonrió, ocultando sus lágrimas.

— Ambas, y los onigiris con atún y salmón, bebé. — el azabache sonrió, volviendo a dormir. En eso Viktor salió muy apresurado de la casa, cerró toda la casa, activando una alarma que llegaría a su telefono si se activa la alarma de intruso en su hogar. SI iba a dejar a Yuri sólo con sus dos princesas, verificaría que estuvieran bien. 

Arrancó el auto, acelerando al tope. A los minutos, llegó al lugar. 

¡Hicimos Historia! Yuri!!! On Ice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora