capítulo sesenta y uno: cuando todo florece.

723 100 12
                                    


— vas a brillar, yurio, créeme que sí, ¿verdad que sí, sarah? 

— luces como un príncipe —contestó la pequeña de cabellos plateados, quien con una piruleta en su mano se dedicó a admirar sentada en un banco de madera a su tío, quien acompañado de yuri, estaba en busca de un precioso traje para su evento. 

— sólo por que sarah lo dice llevaré este, no porque tu lo pienses, maldito cerdo —la pequeña recién mencionada abrió su boca en una expresión de sorpresa y después con sus pequeñas manitas ocultó su boca, observando con impresión al rubio que acababa de decir una mala palabra en frente suyo, vio de reojo a yuri, quien con una mueca de disgusto y una mano en su cintura le dedicó una mirada—, perdón, perdón, "yuri". 

— no digas malas palabras frente a sarah, ¡no puedo imaginar como será cuando está sola contigo! 

— el problema no soy yo, cuando estoy a solas con ella soy el mejor tío del mundo, el problema eres tu, cada que te veo tengo la necesidad satisfactoria de insultarte —contestó en carcajadas. 

— ¡yurio se ve realmente apuesto con ese traje! —señaló viktor con una sonrisa acercándose a ambos, recibiendo a sarah apoderarse de su pierna izquierda para colgar de ella. Quien poco después empezó a correr por toda la tienda, pasando entre los grandes y pomposos vestidos de novia y los elegantes trajes azul marino, blanco y blanco. Yuri al observarla una vez más iniciar su travesura del día, suspiró con una sonrisa en su rostro.

— viktor...—yuri le dedicó una mirada a su esposo en señal de que detuviese al pequeño tornado andante antes de que terminara por romper uno de los lujosos jarrones de porcelana en decoración del lugar, o molestar a un trabajador. 

— yo me encargo, yo me encargo —con facilidad, se acercó a su hija para cargarla de cabeza en sus brazos, besando sus mejillas y haciendo cosquillas en su barriga. 

— no es por nada, pero los mimas demasiado, a ella y yuu —susurró yuuri observándose en el espejo de cuerpo completo, demasiado concentrado en intentar colocarse el apretado chaleco que iba a juego con su traje—, joder, esto no cierra. 

— lo vas a romper, yo lo hago —viktor dejó a sarah en el suelo para poder encargarse de los botones del chaleco con calma, mientras yuri con sarah en brazos solo pudo pensar; "realmente lucen como un padre e hijo". La relación entre ambos se había hecho cada vez más cercana, en cierto modo, yuuri empezó a sentirse cómodo ante la ayuda de viktor con cosas como esa, era la primera persona que llegaba a su mente cuando necesitaba ayuda o consejos, con yuri era en necesitar consejos o recomendaciones, porque de algún modo, el azabache era bueno escuchando y aconsejando, viktor era buena compañía, sabía atar agujetas a la perfección, atar corbatas y elegir buenos trajes para momentos como ese. 

¿no era como una relación entre padres e hijo? sí, quizá, pero nuestro rubio evitaba pensar en eso para no avergonzarse de más. 

— oí, viktor, yuu está demasiado cerca de mi pequeño pirozshki, ¿qué con eso? 

— él dice que es muy lindo y se siente cómodo a su lado —contestó con una sonrisa en su rostro—, no lo amenaces, recién puede caminar sin tropezarse con sus piecitos —agregó con una risa, acomodando la corbata correctamente en el cuello contrario. 

— seis medallas de oro. 

— oh, créeme que podrá, no lo subestimes —subió la corbata antes de dedicarle una mirada con esa sonrisa sarcástica que solía dar en esas situaciones, pero que para yuuri, era todo menos amenazante. 

cuatro años y medio habían pasado desde entonces, mismos donde habían sucedido miles de cosas, tanto buenas como malas, desde momentos bellos como lo es los primeros pasos de sarah hasta las primeras palabras de yuu, quien jamás dejó de ser el pequeño cariñoso y tímido de siempre. 

¡Hicimos Historia! Yuri!!! On Ice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora