capítulo veintinueve: little baby.

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la pequeña bebé de cabellos plateados no dejaba de llorar desde quizá un rato, por ese motivo viktor y yuri debían turnarse para ir con ella y tomarla entre brazos, y darle de comer con una esperanza de detener su llanto, en vano. 

En diversas ocasiones ha sucedido lo mismo, llantos sin razón aparente, dieron por hecho que era algo que cualquier bebé de recién un mes hacía, pero debía haber una razón para ello, aún si habían intentado con todo para poder encontrar una manera para hacerla calmar, eran inexpertos, nunca en su vida habían tratado con un bebé anteriormente, tenían inseguridades como padres primerizos, necesitaban consejos y palabras de aliento que solían buscar en la madre de yuri y algunos amigos cercanos con quienes tenían confianza, era algo que preferían reservarlo para quienes saben no dirán palabra alguna, por seguridad de su hija y tranquilidad de la pareja. 

— yo iré esta vez.  — yuri tomó el brazo de viktor con una sonrisa adormilada, las ojeras en sus ojos eran evidencia propia de lo que es un padre sin poder descansar. 

— creo que es mejor traerla con nosotros, será más sencillo atenderla.

la estadía en el hotel se había vuelto algo incómodo para ambos, no por no disfrutar la compañía de la familia katsuki, por el simple miedo de no dejarles descansar gracias a los constantes llantos de la pequeña. Por esa misma razón, consideraban buscar un pequeño departamento u hotel donde quedarse los meses que pasarían en la pequeña ciudad.

El sol salió sin aviso alguno acompañado del canto de los pájaros al iniciar un nuevo día, aunque para viktor y yuri, la noche había sido larga y difícil, con pañales y biberones en mano, tenían una idea de lo que era no dormir gracias a un nuevo integrante de la familia, pero no consideraron la diferencia que existía entre saberlo y vivirlo. Viktor salió de la habitación en dirección a la cocina por una taza de café, el aroma cálido de café recién hecho había captado su atención. Dió los buenos días a su futura suegra con una sonrisa forzada en sus labios, estaba viviendo lo que era ser padre en carne propia. 

— buenos días, viktor, supongo que llevas despierto gran parte de la noche. — la castaña tomó dos tazas entre sí, dispuesta a servir una para el peliplata, quien con ojeras debajo de sus ojos, se sentó en la barra de la cocina. 

— gracias. — tomó la taza de café entre sus manos, tomando un trago del mismo, la cafeína era su única salvación en momentos como lo era ese. — perdón por los llantos de anoche, estoy seguro de que fueron escuchados. — dijo. Estaba en lo cierto, las paredes en una casa japonesa eran angostas y delgadas, las de un hotel eran más firmes por propia intimidad, había una diferencia entre la habitación donde se encontraban ellos y la parte de huéspedes, pero no quitaba el hecho de que podría ser molesto para los padres de yuri y su hermana.

— no tienes nada de qué disculparte, nadie tiene por qué. Es bueno que sean tan tolerantes y tranquilos sin queja alguna o arrepentimiento de tenerla en su vida, mis amigas solían quejarse todo el tiempo de sus hijos, por lo que estoy orgullosa de ustedes. — una sonrisa se mostró en sus labios, seguido de sentarse frente a el. — hoy habrá katsudon especial para ustedes. 

— muchas gracias por todo, suegra. 

 Las horas habían pasado, dando por iniciada la noche una vez más. Yuri entró a su habitación junto con su pequeña después de pasar la tarde entre pláticas con su familia y una cena de celebración por el nacimiento de sarah, había sido un día ocupado ante los preparativos de su boda, evento que se acercaba cada día que pasaba. 

— parece que alguien está cansada de llorar. — suspiró el azabache. — puedo decir lo mismo, sarah. 

— es una pequeña niña llorona. — viktor besó la mejilla de su hija con una sonrisa mostrándose en sus labios. Recargó su cabeza sobre el hombro de yuri, observando a su pequeña, quien se mantenía tan en calma con tan sólo un poco de leche. Poco tiempo después, pudo darse cuenta de cómo sus dos peliplatas preferidos habían quedado rendidos ante el sueño. Con una sonrisa en sus labios recostó a viktor sobre la cama y dejó a sarah sobre su cuna, regresando con su pareja. 

¡Hicimos Historia! Yuri!!! On Ice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora