capítulo cuarenta y cuatro: milagros.

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las cosas no marchaban a merced de viktor y yuri. 

la madrugada de esa noche, viktor fue despertado de su sueño por el molesto sonido de su celular, siendo llamado desde el hospital. Al ver el número remitente sólo pudo pensar en contratiempos y problemas, causando en su pecho una desagradable sensación de recelo.

decidió no despertar a sarah y con la poca tranquilidad que cargaba en sí ponerla en su asiento dentro del coche para dirigirse al hospital, su pequeña no contaba con el mejor humor cuando era despertada de su sueño, especialmente de noche, aparentemente habían problemas con el bebé. 

Llegó al hospital en dirección a la habitación donde su esposo se quedaría, observando así a dos enfermeras y el médico a cargo de hace unas horas.

— oh, nikiforov —la enfermera de cabellos negros y tez pálida captó la atención de viktor, quien con rigor sólo pudo preguntar lo que sucedía—, es muy posible que el bebé no pase de esta noche, quizá deberíamos provocar el parto prematuro —no estaba preparado para eso. No se sentía emocionalmente preparado para ver a su hijo tan pequeño e indefenso, no lo quería. 

— ¿por qué? ¿qué sucede? —preguntó. Las lágrimas en sus ojos amenazaban con salir en cualquier momento mientras sentía sus entrañas estrujarse. 

— los latidos son cada vez más fuertes y hay signos de sufrimiento fetal de nuevo —contestó con sus ojos puestos en la ecografía—, hace unos minutos dormimos a su esposo para evitar que su propio estrés puede agraviar aún más el estado del feto, pero siendo realistas, creo que deberían prepararse para ello. 

esa enfermera no sabía nada, los milagros son acontecimientos que surgen desde el fuerte deseo en el alma de alguien, eso es lo que siempre dices, papá. La negatividad sólo afectaría todo aún más, no lo entiendo.

pero muchas veces ni la mayor esperanza puede evitar que las cosas sucedan, y cuando lo hacen, no hay que lamentarnos ni arrodillarnos a merced de nuestros propios demonios, sarah. Las cosas siempre sucederán por una razón, muchas veces esa razón no podemos comprenderla, quizá por que no somos seres capaces de visualizar el otro lado de la vida.

Las palabras dichas por yuri en sus conversaciones posteriores invadieron la mente de viktor, quien con un pesado suspiro tomó asiento en el lugar al lado de la camilla. ¿qué sucedería ahora? no podía comprender el por qué sucedía eso, cuando las cosas marchaban tan bien algo lograba interponerse y derrumbar emoción alguna, esperanza e ilusión que solían motivar a la pareja. 

y una vez más, yuuri se encontraba en el hospital, por que poco le importó las horas de sueño que podría perder, poco importaba si su presencia en el lugar pudiese no ayudar en nada, al menos podía ser un apoyo emocional para viktor, quien a pensamientos del rubio, sabe que se encontraría vulnerable ante la situación. No necesitó ser llamado por viktor, quien evidentemente no le llamaría a tales horas, pero fue por esa razón que pidió ser llamado en cualquier cosa, al declararse como familiar y acompañante del azabache. 

— viktor —yuuri llamó la atención de viktor, quien con sorpresa se cuestionó el porqué de su presencia—, me llamó una enfermera y pensé en venir a apoyarte un poco, cuando estás pasando por un momento difícil de tu vida a solas sueles sufrir más de lo que demuestras. 

— pasé veinte años de mi vida lidiando con mis propios demonios y con cada una de las complicaciones que aparecían por mi cuenta, nadie nunca lo notó y quizá a nadie le importó jamás —contestó—, aunque saber que no necesito pedir ayuda para contar con alguien me hace sentir bien, es un contraste positivo para mi yo de hace unos años.

¡Hicimos Historia! Yuri!!! On Ice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora