En Flourish y Blotts.

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Narradora Gryffindora 🦁:

La vida en La Madriguera no se parece en nada a la de Privet Drive y a Virginia. Los Dursley lo quieren todo limpio y ordenado; la casa de los Weasley esta llena de sorpresas y cosas asombrosas. Harry se lleva un buen susto la primera vez que se miró en el espejo que hay sobre la chimenea de la cocina, y el espejo le grita: «¡Vaya pinta! ¡Métete bien la camisa!» El espíritu del ático aúlla y golpea las tuberías cada vez que le parece que reina demasiada tranquilidad en la casa. Y las explosiones en el cuarto de Fred y George se consideran completamente normales. Lo que Harry encontraba más raro en casa de Ron, sin embargo, no era el espejo parlante ni el espíritu que hacía ruidos, sino el hecho de que allí, al parecer, todos le querían.

La señora Weasley se preocupaba por el estado de sus calcetines e intentaba hacerle comer cuatro raciones en cada comida. Al señor Weasley le gustaba que Harry se sentara a su lado en la mesa para someterlo a un interrogatorio sobre la vida con los muggles, y le preguntaba cómo funcionaban cosas tales como los enchufes o el servicio de correos.

Sr. Weasley: ¡Fascinante! —dice, cuando Harry le explica cómo se usa el teléfono—. Son ingeniosas de verdad, las cosas que inventan los muggles para apañárselas sin magia.

Narra ____:

Una mañana soleada, llevábamos más o menos una semana en La Madriguera, Harry y yo los escuchamos hablar sobre Hogwarts. Cuando Ron, Harry y yo bajamos a desayunar, encontramos al señor y la señora Weasley sentados con Ginny a la mesa de la cocina. Al ver a Harry, Ginny da sin querer un golpe al cuenco de las gachas y éste se cae al suelo con gran estrépito. Ginny suele tirar las cosas cada vez que Harry entra en la habitación donde ella esta. Se mete debajo de la mesa para recoger el cuenco y se levanta con la cara tan colorada y brillante como un tomate. Haciendo como que no lo ha visto, Harry se sienta y yo a su lado y tomo la tostada que me pasaba la señora Weasley.

Sr. Weasley: Han llegado cartas del colegio —dice entregándonos a Harry, a Ron y a mi claro, tres sobres idénticos de pergamino amarillento, con la dirección escrita en tinta verde—. Dumbledore ya sabe que están aquí, Harry y ____; a ése no se le escapa una. También han llegado cartas para vosotros dos —añade, al ver entrar tranquilamente a Fred y George, todavía en pijama.

Hay unos minutos de silencio mientras leemos las cartas. Indicaciones de que aborde el tren a Hogwarts el 1 de septiembre, como de costumbre, en la estación de Kings Cross. Se adjuntaba una lista de los libros de texto que necesito para el curso siguiente:

Los estudiantes de segundo curso necesitan:

—El libro reglamentario de hechizos (clase 2), Miranda Goshawk.
—Recreo con la «banshee», Gilderoy Lockhart.
—Una vuelta con los espíritus malignos, Gilderoy Lockhart.
—Vacaciones con las brujas, Gilderoy Lockhart.
—Recorridos con los trols, Gilderoy Lockhart.
—Viajes con los vampiros, Gilderoy Lockhart.
—Paseos con los hombres lobo, Gilderoy Lockhart.
—Un año con el Yeti, Gilderoy Lockhart.

Después de leer la lista, Fred le hecha un vistazo a la de Harry

Fred: ¡También a ti te han mandado todos los libros de Lockhart! —exclama—. El nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras debe de ser un fan suyo; apuesto a que es una bruja.

George: Todos estos libros no resultarán baratos —observa, mirando de reojo a sus padres—. De hecho, los libros de Lockhart son muy caros...

Sra. Weasley: Bueno, ya nos apañaremos —repuso la señora Weasley aunque parecía preocupada—. Espero que a Ginny le puedan servir muchas de vuestras cosas.

Siempre a tu lado (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora