Narra harry:
Harry: ¿Qué es la Orden del...? —pregunto.
Moody: ¡Aquí no, muchacho! —gruñe—. ¡Espera a que estemos dentro!
Moody me arrebata el trozo de pergamino y le prendió fuego con la punta de la varita. Mientras las llamas devoran el mensaje, que cae flotando al suelo, vuelvo a mirar las casas que hay a mi alrededor. Están delante del número 11; miró a la izquierda y veo el número 10; a la derecha, sin embargo, esta el número 13.
Harry: Pero ¿dónde está...?
Lupin: Piensa en lo que acabas de memorizar —me recuerda con serenidad.
Lo pienso, y llego a las palabras «número 12 de Grimmauld Place», una maltrecha puerta sale de la nada entre los números 11 y 13, y de inmedian aparecen unas sucias paredes y unas mugrientas ventanas. Es como si, de pronto, se este inflado una casa más, empujando a las que tiene a ambos lados y apartándolas de su camino. Me quedo mirándola, boquiabierto. El equipo de música del número once sigue sonando. Por lo visto, los muggles que hay dentro no han notado nada.
Moody: Vamos, deprisa —gruñe, empujandome por la espalda.
Subo los desgastados escalones de piedra sin apartar los ojos de la puerta que acaba de materializarse. La pintura negra está estropeada y arañada, y la aldaba de plata tiene forma de serpiente retorcida. No hay cerradura ni buzón.
Lupin saca su varita y da un golpe con ella en la puerta. Escucho unos fuertes ruidos
metálicos y algo que suena como una cadena. La puerta se abre con un chirrido.Lupin: Entra, Harry, rápido —me susurra—, pero no te alejes demasiado y no toques
nada.Cruzo el umbral y se sumerge en la casi total oscuridad del vestíbulo. Huele a humedad, a polvo y a algo podrido y dulzón; la casa tiene toda la pinta de ser un edificio abandonado. Miro hacia atrás y veo a los otros, que van en fila detrás de mi; Lupin y Tonks llevan mi baúl y la jaula de Hedwig. Moody esta de pie en el último escalón soltando las bolas de luz que el apagador ha robado de las farolas: vuelven volando a sus bombillas y la plaza se ilumina, momentáneamente, con una luz naranja; entonces Moody entra renqueando en la casa y cierra la puerta, y la oscuridad del vestíbulo vuelve a ser total.
Moody: Por aquí...
Me da unos golpecitos en la cabeza con la varita; esta vez siento que algo caliente me gotea por la espalda y comprendo que el encantamiento desilusionador ha terminado.
Moody: Ahora quédense todos quietos mientras pongo un poco de luz aquí dentro —susurra.
Los murmullos de los demás me produce una extraña aprensión; es como si acabamo de entrar en la casa de alguien que esta a punto de morir. Oyen un débil silbido, y entonces unas anticuadas lámparas de gas se encienden en las paredes y proyectan una luz, débil y parpadeante, sobre el despegado papel pintado y sobre la raída alfombra de un
largo y lúgubre vestíbulo, de cuyo techo cuelga una lámpara de cristal cubierta de telarañas y en cuyas paredes lucen retratos ennegrecidos por el tiempo que están torcidos. Oigo algo que corretea detrás del zócalo. Tanto la lámpara como el candelabro, que hay encima de una desvencijada mesa, tiene forma de serpiente.Se escuchan unos rápidos pasos y la madre de Ron, la señora Weasley, entra por una puerta
que hay al fondo del vestíbulo. Corre a recibirlos con una sonrisa radiante, aunque me fijó en que está mucho más pálida y delgada que la última vez que la he visto.Sra. Weasley: ¡Oh, Harry, cuánto me alegro de verte! —susurra, y me estruja con un fuerte abrazo; luego se separa un poco de mí y me examina con ojo crítico—. Estás paliducho; necesitas engordar un poco, pero me temo que tendrás que esperar hasta la hora de la cena. —Luego, dirigiéndose al grupo de magos que tengo detrás, la señora Weasley vuelve a susurrar con tono apremiante—: Acaba de llegar. La reunión ya ha comenzado.
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Siempre a tu lado (Harry Potter y tu)
FanfictionLa vida de una Salvatore no es para nada fácil sobre todo con un pasado familiar que siempre te atormentara, más que nada en el ámbito de que muchos van a buscar la manera de querer matarte, y sin embargo el tener un lugar tan protegido como es Hog...