Los «sangre sucia» y la voz misteriosa

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Narra enamorada 😍❤️:

Durante los días siguientes, Harry pasó bastante tiempo esquivando a Gilderoy Lockhart cada vez que lo ve acercarse por un corredor. Pero más difícil aún es evitar a Colin Creevey, que parece saberse de memoria el horario de Harry. Nada le hace tan feliz como preguntar «¿Va todo bien, Harry?» seis o siete veces al día, y oír «Hola, Colin» en respuesta, a pesar de que la voz de Harry en tales ocasiones sonaba irritada.

___ y Harry no hablan del beso, cada vez que se ven un sonrojo parece en ellos, Harry quiere decirle a ___ sus sentimientos que tiene hacia ella, pero no tiene la valentía por qué tiene miedo que lo rechace y que su amistad se valla al caño.

Hedwig segué enfadada con Harry a causa del desastroso viaje en coche, y la varita de Ron, que todavía no funciona correctamente, se supera a sí misma el viernes por la mañana al escaparse de la mano de Ron en la clase de Encantamientos y dispara contra el profesor Flitwick, que era viejo y bajito, y golpea directamente entre los ojos, produciéndo un gran divieso verde y doloroso en el lugar del impacto. Así que, entre unas cosas y otras, Harry se alegra muchísimo cuando llega el fin de semana, porque Ron, Hermione, ___ y él han planeado hacer una visita a Hagrid el sábado por la mañana.

Narra Harry:

Siento como empiezan a moverme el hombro; empiezo a abrir los ojos y me encuentro con Wood.

Harry: ¿Qué pasa? —preguntó aturdido.

Wood: ¡Entrenamiento de quidditch! —responde—. ¡Vamos!

Miró por la ventana, entornando los ojos. Una neblina flota en el cielo de color rojizo y dorado. Una vez despierto, me preguntó cómo he podido dormir con semejante alboroto de pájaros.

Harry: Oliver —lo observó con voz ronca—, si todavía está amaneciendo...

Wood: Exacto—responde entusiasmo—. Forma parte de nuestro nuevo programa de entrenamiento. Venga, toma tu escoba y andando —dice con decisión—. Ningún equipo ha empezado a entrenar todavía. Este año vamos a ser los primeros en empezar...

Bostezo y un poco tembloroso, saltó de la cama e intentó buscar mi túnica de quidditch.

Wood: ¡Así me gusta! —dice—. Nos veremos en el campo dentro de quince minutos.

Encima de la túnica roja del equipo de Gryffindor me pongo la capa para no pasar frío, garabateó a Ron una nota en la que le explico adónde he ido y bajó a la sala común por la escalera de caracol, con la Nimbus 2.000 sobre el hombro. Al llegar al retrato por el que se salía, oigo detrás de mí unos pasos y veo que Colin Creevey baja las escaleras corriendo, con la cámara que cuelga del cuello, que se balancea como loca, y llevaba algo en la mano.

Colín: ¡Oí que alguien pronunciaba tu nombre en las escaleras, Harry! ¡Mira lo que tengo aquí! La he revelado y te la quería enseñar...

Desconcertado, miró la fotografía que Colin sostenía delante de su nariz.

Un Lockhart móvil en blanco y negro tira de un brazo que reconozco como el mío. Me complació ver que en la fotografía él aparecía ofreciendo resistencia y rehusando entrar en la foto. Al mirarlo, Lockhart suelta el brazo, jadeando, y se desploma contra el margen blanco de la fotografía con gesto teatral.

Colín: ¿Me la firmas? —me pide con fervor.

Harry: No —digo rotundamente, miro en torno para comprobar que realmente no hay nadie en la sala—. Lo siento, Colin, pero tengo prisa.
Tengo entrenamiento de quidditch.

Siempre a tu lado (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora