Capitulo 2

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(James Wilson en multimedia)

Luego de acomodarnos en el fondo de la clase, una mujer joven entra al salón. Debe tener unos treinta años. Es alta y rubia, y lleva una coleta de pelo. 

- Buen día chicos - dice - soy Andrea, su nueva preceptora. 

Los preceptores aquí son adultos responsables del curso. Ante cualquier situación o complicación en la que nos veamos envueltos, ella estará ahí para despejarnos las dudas y ayudarnos. 

- Me pueden decir Andre si les parece, no soy una persona de formalidades - expresa mientras empieza a repartir unos papeles. - Por cierto, aquí les traigo sus horarios. Por favor, léanlos y estén al tanto de sus clases, no quiero quejas de parte de los profesores, ya casi son adultos. 

Tomo el mío y agradezco a Andrea. Estos primeros días me costará bastante acostumbrarme a decirle por un diminutivo. 

Empiezo a leer el papel al mismo tiempo que Cris, quien se sienta a mi lado este año. 

Hoy tenemos historia. Con James "malote" Wilson. Pero eso es luego del recreo de las 9:30, por suerte. Además de que no soy experta en historia, y que me gusta poco y nada leer, debo estudiar esta materia con un viejo aburrido. 

Qué desperdicio. 

- Mierda - espeto. Cristal me mira extrañada. - Tenemos biología las dos primeras horas.

Otra materia con la que no me llevo bien. Nunca me interesó estudiar al ecosistema, así como los sucesos del pasado. Aburrido. Hasta ahora, sólo me llevo bien con matemática. 

Andrea se retira del salón deseándonos un buen comienzo de clases y esperamos a la profesora de biología: la señora López. Una vez que entra, vemos que lleva un maletín pequeño, el pelo corto y muchísimas arrugas en su cara. Su cuerpo es grande y lleva cara de pocos amigos. He escuchado que es una profesora fatal, con mucho carácter. 

- Qué asco López - escucho a mi izquierda. Me volteo y veo a Mason esperando verla pasar por la puerta -, nunca nos toca una profesora que esté buena.

- ¿No puedes conquistar a una de nosotras y esperas a una cuarentona que esté buena? Estás loco - digo riendo.

- Soñar es gratis - dice Cris. Mason se ríe un poco y voltea.

Entra López al aula y la saludamos.

Fin de la conversación. Nos han dicho que con López en el curso no se puede ni hablar, a menos que quieras realizar un trabajo de investigación de setenta y ocho páginas sobre las bacterias como lo han hecho amigos míos que ya han egresado. 

Deseo, por primera vez en toda mi vida, que las horas de biología sean eternas. No serán interesantes los temas que estudiamos, pero al menos no tenemos que leer cientos de páginas como en historia. 

Reloj, ve despacio, ¿sí?

~~~~~~~~~~~~~

- Y como ya vieron el año pasado, la célula procariot.... - López no termina de hablar que suena el timbre del recreo. Bufa de manera muy leve y termina su discurso -, hasta el lunes que viene, jóvenes. No se olviden de leer el primer capítulo. 

Guardo mi libro de biología en mi mochila y salgo acompañada de Cristal al baño. 

- Quiero tener vacaciones ya y todavía no termina el primer día - dice Cris acomodándose la vincha mientras se mira en el espejo del baño.

- ¿Tú, vacaciones? - pregunto - Si eres la niña prodigio.

- ¡Cállate! - espeta - Solamente estudio, nunca dije que me gustara venir aquí.

- Antes lo decías - aclaro. 

- Antes era una niña.

Mientras me saco una foto con el celular en el espejo, ella me comenta que habrá una fiesta este fin de semana.

- ¡Incluso irán los que están buenos de los otros colegios! - dice emocionada.

- Cris... - empiezo - ya sabes que las fiestas no son lo mío. Me aburro y siempre termino yéndome pronto. 

Ella se cruza de brazos.

- Por lo menos está vez... Por favor - pide juntando sus palmas en señal de súplica.

- Lo voy a pensar - digo mirándola. 

Ella festeja dando palmaditas. 

Decido prestar atención a mi reflejo. 

Dios mío.

No puedo creer que mi pelo sea tan desastroso. Está todo despeinado. Sí, el pelo lacio se despeina muchísimo. Y eso que no está teñido como hacen las otras chicas de mi curso. Mi color negro sigue siendo natural. 

Decido pasarme los dedos por el cabello para intentar acomodar este desastre de la mañana. Al menos así quedaré un poco más decente. 

Escucho que suena el timbre para regresar a clases y maldigo. Historia es la materia en que peor me va, y más todavía si es con un viejo como el que tendremos. Esos hombres son las personas menos pacientes del planeta. Y las más exigentes, también.

Cristal y yo empezamos a subir las escaleras en camino al salón. Todos los alumnos hacen lo mismo.

- Estoy un poco intrigada - dice Cris - ¿será muy amargado el viejo este? 

- Sí - respondo - si es un viejo, claro que será un amargado. 

- ¿Dices que será como la señora López? 

- O incluso peor - respondo - los hombres son mucho más exigentes que las mujeres. Al menos eso creo yo. 

Luego de entrar al salón nuevamente, me acomodo en el asiento y saco mi carpeta de historia. Me quedo  unos segundos mirando a la directora que estaba en la puerta. Simplemente estaba allí hablando con alguien que estaba fuera, que no podía distinguir.

Unos segundos después, entra al salón sola. 

- Buen día jóvenes - dice la directora - les voy a presentar a su nuevo profesor de historia en este último año, el señor James Wilson.

Un apuesto hombre de 35 años entra al aula. Castaño, alto, con barba y muy elegante nos saluda con una sonrisa impecable. 

Por poco se me cae la mandíbula al piso.

Saludamos al profesor y la directora se retira.

Mierda. Esta buenísimo.

Miro a Cristal y ella está como si nada, como si fuese un anciano. No le interesa su aspecto.

Yo, en cambio, no dejo de mirarlo. ¿Cómo es posible que semejante hombre venga a dar clases a nuestro instituto? Esto no está pasando. Alexa, despiértate. 

- Hola chicos - dice con una voz muy masculina, tan grave que hace que me estremezca - ya saben quien soy, pero necesito que me traten con respeto. El profesor Wilson seré para ustedes a partir de hoy. Les explicaré en qué consistirá el año escolar en mi materia.

Luego de que dice eso enciendo la grabadora de mi celular, para saber qué dirá ya que estoy perdida en su voz y en sus ojos.

Qué año me espera, Jesús.

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