Capitulo 36

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La mañana me recibe con más dudas que nunca. 

Siempre me pasó que, al despertar, me cuestione ciertas partes de mi vida. Desde hace tiempo, mamá era lo primero que pasaba por mi cabeza. Mamá y por qué se había ido, mamá y por qué no me pude despedir.

Incluso ya no lloraba cuando pensaba en ella. Creo que mi cuerpo estaba cansado de estar mal, de verse débil. No sé si superé la muerte, pero no es de extrañar que ya no sé a quién echarle la culpa de su partida.

Esta mañana es domingo. 

Hay un sol resplandeciente y pocas nubes. No escucho pájaros, como suele pasar en casa. Aquí estamos muy alto, los pájaros no reciben a las personas que duermen tan alto.

La duda existencial de mi mañana es James. 

Claro que anoche estuvimos juntos, y ahora me encuentro acostada en su cómoda cama. No me imaginé terminar así mi sábado. Ni tampoco empezar mi domingo. No creo haber estado con James. Duermo en su cama, sí. Pero no nos acostamos. Solamente me tocó un rato, nos besamos y me fui a dormir, no sin antes pedir algo para cenar. 

Pero ahora que descubrí el placer que causa en mi y todas esas sensaciones que jamás había sentido, puedo decir que estoy más confundida. 

No tengo idea de qué es lo que quiere James. 

 Siempre se mostró dulce y cariñoso conmigo, haciéndome sentir única e inigualable. Haciéndome sentir viva. Esta noche me sentí más viva que nunca. Pero al mismo tiempo ha sido indiferente muchas otras veces. Me ha ignorado sin razón, me ha dejado de hablar, incluso se apartaba si me cruzaba por algún pasillo fuera de clases. 

Mientras miro el techo sin motivo, James empieza a moverse. 

No me abrazó en ningún momento de la noche. Y lo sé porque no me pude dormir.

- Buen día, linda - dice, dándose la vuelta y mirándome - ¿cómo estás?

- Hola James, bien - me levanto de la cama y empiezo a bajar por las escaleras -. Algo cansada, no dormí bien.

Agarro mis zapatillas y me las pongo. Luego busco mi celular, en el recibidor. 

- ¿Tienes un cargador? Mi celular no tiene batería, se apagó - pregunto. Él me indica dónde puedo encontrar uno desde arriba -. Gracias.

- ¿Así de temprano te sueles despertar siempre, eh? - pregunta, bajando las escaleras con una remera en la mano. Tengo la suerte de haber dormido con esos abdominales, pero ni me tocaron.

Asiento con la cabeza. Busco algo más que sólo mi vestido de fiesta para llevar puesto. 

- Llévate mi abrigo - dice, señalando un perchero - lo uso cada tanto. 

Agradezco que me lo haya dado. 

- ¿Qué pasa esa cara? - pregunta. Mientras tanto, se hace un café. Me ofrece, pero no lo acepto. 

- Nada, nada. Estoy en duda con muchas cosas. 

Él deja la taza a un costado. Todavía no prendió la máquina. 

- ¿Qué te pasa? - pregunta, nuevamente. Para mi buena suerte, luego de la pregunta llega el pitido de mi celular, por lo que me excuso y voy a revisarlo.

- Mierda, es Cristal - digo - dice que en una hora estará aquí con Mason. 

- Bueno, luego desayunarás entonces. Recién son las nueve y media. 

Dejo mi celular donde estaba y vuelvo a la cocina, donde James prende la máquina de café y me mira. 

- Pues... qué me pasa, entonces - empiezo -. Nada, que no sé qué somos. 

- ¿Otra vez, Alexa? ¿Es en serio? Me tienes cansado - contesta. Saca su taza de la máquina y le añade azúcar. 

- No sé si soy tu alumna, tu prostituta, tu amiga o tu pareja.

- ¿Qué? ¿Mi pareja? Vamos Alexandra, no estoy para noviecitos de jardín de niños. Ya soy un adulto, y creo que tu también - bebe un sorbo del café y hace una mueca. Noto que está más caliente de lo que supuso -. Bueno mira, si tú quieres empezar con eso de los títulos, allá tú. Yo iré a desayunar. Llévate mi chaqueta y arréglate para bajar. Ya me hartaste. 

James empieza a caminar hacia la mesa del comedor y agarra el menú del hotel con servicio a la habitación. 

- James, esto no es cualquier cosa - digo, sentándome enfrente suyo - estamos hablando de que no sé qué quieres de mi. ¿Me amas? 

Él levanta la vista y deja la taza en la mesa, a la cual le estaba dando otro sorbo. Luego sonríe un poco. Se cruza de brazos y me mira. 

- A ver si ponemos las cosas en claro - empieza - tú no has querido tener relaciones conmigo, yo sí. Tú no dejas que nos veamos en público, yo sí. Tú te vienes a la biblioteca sin necesidad de besarnos, yo sí... 

- O sea que sólo te doy placer - interrumpo.

- No, déjame terminar - espeta -. Yo te aprecio muchísimo, pero no son así las cosas, Alexandra. Eres mi alumna, ¿entiendes?

Las lágrimas empiezan a salirse de mis ojos, pero trago saliva para no hacerlo tan notorio. 

- Ajam... - digo. Vuelvo a tragar saliva para que las lágrimas se metan en mi cuerpo y que la voz no se me quiebre. 

- Bueno, entonces nos seguiremos viendo como antes, y si sale algo, bien. Pero no creo que sea así, eres mi alumna - repite, y luego vuelve a bajar la vista. 

Me siento en la silla que está en diagonal a su cuerpo, esperando el llamado de mis amigos. 

Jamás pensé que me iba a decir esto. Que yo soy solamente una niña con la que sale, que me aprecia mucho pero que no podemos ser novios. Que no puede estar conmigo porque soy su alumna. 

- ¿Y si renuncias a tu empleo en mi secundario? - susurro. Al instante me tapo la boca, intentando borrar esas palabras de la mente de James. Yo no dije nada. Él me mira, con los ojos bien abiertos. 

Se levanta de su asiento, se pone la remera que había dejado en la barra de la cocina hace unos minutos y me mira. 

- No, es mi empleo - espeta. 

- Pero me dijiste que tienes mucho dinero - exclamo - mira todo esto, James. 

Él me mira, intentando clavarme dagas en los ojos. 

- Dije que no, y es no. Punto. 

Al instante me llega un mensaje de Cristal, diciendo que está abajo con Mason. Me retiro de la habitación sin decir palabra, y me llevo su chaqueta.

Él no se despidió de mí, ni yo de él. 

Sólo me marché. 



N/A

Hola hermosuras! Espero que estén super bien!

Vengo actualizando seguido gracias a todo su apoyo. Sus comentarios me alegran muchísimo! Espero que cada vez seamos más personitas! 

Mil veces más, gracias por su apoyo! Los adoro! 

- Zoe

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