Capitulo 57

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Mi mente le da vueltas a la palabra "visitas" todo el tiempo.

Desde que entro a bañarme hasta que termino de maquillarme intento descifrar quién vendrá a cenar con nosotros.

Dudo que sea alguien de la familia, ya que hace tiempo no hemos estado en contacto con los tíos o con los abuelos. Tampoco creo que sean clientes de papá del trabajo, ya que sino no estaríamos Carola y yo invitadas a la cena.

Lo más probable es que sean compañeros de su trabajo. Pero aún así no entiendo por qué se encuentra tan nervioso por la comida. En esos casos, papá siempre pide comida de algún restaurante.

La última vez que lo vi cocinar fue en una cena, cuando mamá todavía no estaba embarazada de Andrés.

Recuerdo que era verano. Estábamos los cuatro reunidos en el jardín, acomodando las últimas cosas en la mesa. Era el mediodía, y con Carola nos zambullimos a la pileta. Papá mientras cocinaba bailaba, mamá pasaba música y cantaba.

Recuerdo ver a mamá cantar a todo pulmón. Sonreía cada vez que lo hacía, como si de eso se tratase la vida. Sus ojos brillaban a cada palabra que pronunciaba, e incluso a veces se levantaba de la silla y bailaba con papá.

Éramos una familia feliz.

El golpe de nudillos en la puerta interrumpen mis pensamientos.

- Pasa - respondo, volviéndome al espejo. Miro a través de él que es Car quien entra a la habitación. Luego vuelvo la vista a mi vestido, para ver que me quede bien.

Carola está vestida muy bien. La última vez que la vi tan arreglada fue para su fiesta de fin de año, a la que asistió toda mi familia.

- Papá dijo que vayamos bajando - me dice - Así esperamos a las visitas en la sala.

Asiento con la cabeza y veo que mi hermana sale. Agarro mi celular y le mando un mensaje a James diciendo que luego le contaré todo lo que pase esta noche. Después de eso, lo apago y salgo.

Desde las escaleras veo a papá algo nervioso y a Carola sentada en el sillón, algo aburrida.

- Hola hija - me recibe papá. Se nota que está ansioso de recibir a quien sea que venga. Me abraza temblando y luego me suelta bruscamente.

Vernos aquí, a los tres reunidos, me entristece.

Se siente como si la sala estuviese vacía sin mamá. Sin aquellos regaños de cómo se puso papá la corbata, o de mi maquillaje algo cargado. Sin Carola preguntándole sobre la comida, ya que ahora no tiene a nadie a quien preguntar.

- Ya casi llega - dice papá, chequeando su celular.

- ¿Quién? - pregunta Carola, levantándose del sillón y acomodando su vestido. Yo permanezco al lado de papá, pero no llego a leer el nombre de la persona con quien habla.

- Ya verán - responde. Guarda su teléfono en un bolsillo y se pasa las manos por los pantalones, como queriendo quitarse el sudor. Luego de eso, se acerca al espejo del recibidor y corrobora que su peinado siga siendo el mismo que eligió hace un rato.

Le lanzo una mirada a Carola, y ella comprende al instante.

¿Desde cuándo se supone que papá se arregla tanto para una cena en casa?

Miro por la ventana, como esperando a que la noche me de alguna señal de quién vendrá. De todas formas, tengo mis sospechas.

El tiempo se hace eterno esperando al desconocido. Papá ya se ha relajado, Carola se volvió a sentar en el sillón y yo me apoyé en una pared para no cansarme. Me miro los zapatos un rato, pensando en volver a mi habitación y hacer parecer a Carola hija única. Estoy algo cansada de esperar.

De repente, suena el timbre. Me sobresalto un poco. Carola se levanta de golpe del sillón y se acomoda el vestido lo más rápido que puede. Papá lanza una mirada rápida a la puerta, y luego a nosotras. Sus nervios volvieron.

Respira profundamente y voltea a la puerta. Carola se para a mi lado y ambas esperamos a que papá abra. No se por qué, pero también estoy algo nerviosa.

Como si todo hubiese pasado en cámara lenta, papá abre la puerta.

Fuera de la casa hay una mujer parada.

Carola y yo nos queremos mirar, pero no debemos hacerlo. A veces creo que nos comunicamos con los pensamientos. Y vaya que ahora mis pensamientos están mezclados.

¿Quién es esa mujer?

- Hola... - dice papá nervioso, saludando a la señora - pasa, pasa.

Ella le devuelve el saludo y entra a la casa pidiendo permiso. Esbozo una pequeña sonrisa, casi invisible. Se nota que es una mujer respetuosa.

- Bueno, chicas... - prosigue. Está muy nervioso, tanto que cierra la puerta un poco más fuerte de lo habitual. Mira a la mujer y luego nos clava la mirada a nosotras. - Ella es Ana.

- Hola chicas, es un gusto conocerlas - dice Ana y extiende su mano para estrecharla con ambas.

Ana es una mujer bonita, de eso no hay dudas. Su pelo es castaño y rizado, su piel es morena y tiene una sonrisa muy bonita. Al estrechar su mano puedo notar que su piel es suave, como si se cuidara con cremas. Lleva puesto un mono de varios colores, pero no resulta llamativo. Noto que lleva puestos tacones, por lo que se acerca a la altura de papá.

- El gusto es nuestro - dice Carola.

En medio de la sala, reina el silencio por un par de segundos. Ana sonríe, papá mira nervioso y Carola y yo no queremos hablar. En parte porque era lo menos esperado conocer a esta mujer, y por otro lado porque no sabemos qué decir.

- Bueno - dice papá - Pasemos al comedor, así se conocen bien.

Ana agradece y comienza a caminar. Detrás suyo sigo yo, pero volteo la cabeza para ver que Carola le hace un gesto de duda. Él no dice nada y sigue caminando.

Los tres pares de tacones recorren la sala hasta llegar al comedor, donde papá dejó todo listo para que cuatro personas se sienten a cenar.

Una vez allí, cada uno se dirige a un lugar y nos acomodamos. Papá empieza a servir la cena mientras permanecemos en silencio.

- ¿Tú eres Carola, no? - pregunta la invitada mirando a mi hermana. Ella asiente con la cabeza mientras papá le sirve comida. Ana sonríe y me mira. - Entonces tú, Alexandra.

Asiento con la cabeza, tal y como lo hizo mi hermana y sonrío. Ella me devuelve una sonrisa y cuando papá le sirve todo, agradece nuevamente.

Una vez los cuatro en la mesa, empezamos a comer. Veo que Carola come apurada, y eso siempre lo hace cuando está nerviosa. Nerviosa por saber algo. Lo hacía cuando le estaban por entregar la nota de un examen, por ejemplo. Y ahora lo hace porque quiere saber qué hace esta mujer aquí.

Papá deja sus cubiertos al costado del plato, interrumpiendo la cena.

- Bueno chicas - empieza - Traje a Ana aquí por un motivo especial.

Carola y yo dejamos de comer. Nos miramos lentamente, y apartamos los cubiertos. Ana sonríe y nos mira. Luego, toma la mano de papá y la acaricia.

- Ana y yo estamos saliendo.

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